miércoles, 13 de enero de 2016

ORÍGENES DEL SENTIDO APOTROPÁICO EN EL LABRYS Y EL LINGOTE PIEL DE BUEY (Capítulo 110 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo")


ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, que contiene los más de ciento cincuenta artículos que hasta ahora hemos editado en "Tartessos y lo invisible en el arte". PARA LLEGAR HACER CLIK sobre:
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La presente entrada se desarrolla en un texto escrito en negro y se acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en rojo y cuya finalidad es razonar las ideas). Ambos podrán leerse completos; pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Asidero o pieza de un objeto en bronce que representa un hombre cargando un lingote "piel de buey". Se trata de un fragmento hallado en Chipre, publicado por los profesores Karageorghis y Papasavvas en (2001). Se puede fechar entorno al 1200 a.C. y se relaciona con otras figuras del mismo metal encontradas en Enkomi, que representan dioses del lingote u oferentes -que también portan a hombros esos "Keftius" (talentos con forma del cuero)-. En el artículo que damos ahora comienzo volveremos a tratar acerca de estas piezas de cobre, usadas en Creta (y luego en Chipre) para comercializar aquel metal; pesándolo o tasándolo por su diseño conforme una equivalencia en cabezas de ganado o en pieles -bienes en los que principalmente valuaban las riquezas por entonces-
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BAJO ESTÓS PÁRRAFOS: Dos fotos superpuestas con vitrinas del Museo Arqueológico de Badajoz. En la primera -a la derecha- vemos hachas "de talón" del Bronce extremeño, halladas en Las Minitas (Almendraejo). Como podemos observar, el estado de una es absolutamente perfecto, sin contener un solo golpe o marca después de unos cuatro mil quinientos años (encontrándose la otra también sin apenas golpe o muescas). Todo lo que indicaría que fueron depositadas o guardadas en algún santuario o en un almacén de fundición (a modo especulativo -tal como realizan los bancos con el oro-). Algo que ratifica el hecho aparecer junto a un molde de fragua, explicando ello por qué apenas tienen muescas. No siendo extraño encontrar este tipo de objetos en buen estado, pues han sido hallados infinidad de depósitos plenos de hachas semejantes, en los que se hace evidente que fueron ofrendadas o escondidas -sin dales uso alguno-. Ello indicaría cómo guardaban esas armas; algunas lanzadas a las aguas y ocultadas el lugares sagrados, con un fin religioso. Pero muchas otras atesoradas por motivos especulativos (no tanto bélicos), sirviendo finalmente para realizar transacciones. Para ser usadas como piezas de trueque, lo que llevaría a concluir que su valor pudo estar perfectamente admitido, medido y regulado durante la Edad de Bronce (bastando con ponerlas en una balanza para acordar su cambio). Un hecho que de seguro dio comienzo a un tipo de comercio en el que utilizarían estas como patrón económico.
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Al lado izquierdo (en la foto compuesta), algunas puntas y raspadores eneolíticos que comúnmente aparecen también sin marcas ni rasguños. Lo que obliga a pensar que su uso pudo ser similar: Votivo, decorativo o bien para intercambio (y que se demuestra en el hecho de estar algunas horadadas, para servir como colgadores).
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A) TIPOLOGÍA DE LINGOTES DE METAL, SU HALLAZGO EN YACIMIENTOS DEL BRONCE:
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Comenzamos el artículo de hoy resumiendo y recogiendo algunas de las ideas más importantes que hemos expuesto acerca del lingote "piel de buey" en nuestra serie "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo". Para el repaso y la exposición de algunas teorías nuevas, vamos a servirnos de un magnífico trabajo de Pablo Gómez Ramos, intitulado: "TIPOLOGÍA DE LINGOTES DE METAL Y SU HALLAZGO EN LOS DEPÓSITOS DEL BRONCE FINAL DE LA PENÍNSULA IBÉRICA" (1) . Autor que ha destacado con brillantez por sus aportaciones en la investigación del significado, simbolismo y el uso de estas piezas metálicas -durante la Edad del Bronce y Primer Hierro-. Pesos fundidos comúnmente en cobre, imitando el cuero de un bovino; a los que algunos denominan "Minas", otros "Talentos" y que generalmente se llaman "Keftius" -en recuerdo al nombre bíblico de Creta, debido a que proceden y fueron distribuidos principalmente en el área minóico chipriota-.
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Empieza Gómez Ramos la monografía citada, refiriendo que el antecedente a esos lingotes son sin duda alguna unas pequeñas hachas de época mucho más antigua, fabricadas todavía en un cobre muy precario y cuyo diseño recuerda perfectamente a una bipenna en miniatura. El tamaño de estas piezas suele ser tan reducido, que obliga a pensar tan solo servían como colgantes, amuletos o adornos. El investigador añade que su uso decorativo lo demuestra el hecho de que muchas estén horadadas, para servir de dijes o abalorios; pendiéndolos de cueros o cuerdas (para asirlas al cuerpo u ofrecerlas como voto sagrado) (2) . Siendo evidente para Gómez Ramos que esas pequeñas bifaces no pudieron tratarse de objetos de uso, ni menos de armas o herramientas; en su opinión, tan solo hemos de contemplar la hipótesis de que fueran utilizadas como ofrendas o adornos (de prestigio o en ceremonias). Aunque apunta el referido investigador que sobre todo debieron ser usadas para cambiarlas por otros útiles o mercancías.
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Ante tan acertadas palabras, tan solo querríamos añadir que estos "adornos votivos", que sin duda alguna debieron servir en el calcolítico y en el Bronce más antiguo, como "piezas de trueque". A mi juicio, descenderían directamente de las hachas y piezas eneolíticas pulidas, también con forma de bippena y fabricadas con esmero -casi a modo de joyas en piedra-, durante los milenios IV y III a.C.. Siendo esas bifaces pulimentadas, coincidentes y coetáneas a la dispersión del Vaso Campaniforme (desde la Península Ibérica) y con la difusión del Megalitismo más activo (cuyas raíces primeras también se asientan en las costas atlánticas peninsulares). Principalmente durante los milenios IV y III a.C., momento en que aculturarían nuestras tierras los buscadores de metales preciosos y ámbar (llegados probablemente de Oriente Medio y Egipto). Gentes procedentes de Sumer y del Nilo, que se refugiarían en litorales como el de Almería o el Atlántico y que seguramente cada verano realizaban expediciones marinas hacia tierras del Norte (ricas en oro, plata y ámbar). Difundiendo así por las costas de la Europa Atlántica unas construcciones ciclópeas, un tipo de piedras pulimentadas y un vaso en forma de campana invertida. Colonización y búsqueda de metales o gemas, que se potenciaría enormemente desde los siglos en que hallaron la aleación de cobre con estaño y que marcó una nueva etapa en la Historia (la de El Bronce). Metal cuyo descubrimiento a juicio de Schulten pudo realizarse hacia el 2700 a.C., por expedicionarios mediterráneos llegados a la zona de Cornualles -debido a que existen allí minas en las que el mineral cúpreo nace ya mezclado naturalmente con la casiterita- (3) .
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ARRIBA: Algunas de estas piezas calcolíticas con forma de bifaz; siguiendo los modelos que recoge Gomez Peña (4) . El diseño de estas pequeñas placas (semejantes a hachas o a pieles) es igual al de los grandes lingotes que posteriormente se usaron en Creta; enormes bloques de cobre fundido, de igual forma y que pesaban aproximadamente unos 16 kilos ; en los que se comercializaba y distribuía este metal. Su uso fue muy común principalmente en el periodo Minóico Palacial (a mediados del segundo milenio a.C.); aunque en Chipre se comenzaron a utilizar fundamentalmente desde el siglo XII a.C.. Momento en que Creta es invadida por los dorios y los primeros "hombres del Hierro"; debido a lo que gran parte de los minóicos se refugian en la contigua isla de Chipre. Bajo la protección de los fenicios y de las gentes del litoral de Oriente Medio; a quienes mucho pudo interesar la presencia de los huidos, para conocer y compartir sus rutas de los metales (junto a sus fórmulas de navegación).
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ABAJO: Precioso cinturón ritual o de prestigio, quizás procedente de Etiopía y que exhibe el Museo Sorolla. Esta pieza, que elegantemente permanece tal como la dejó el maestro (junto a unos libros y en su obrador). Nos puede mostrar el modo en que durante la Edad de Bronce se lucirían los bloques de ámbar, las gemas, los metales y las pequeñas piezas líticas (pulidas como joyas). Engarzadas en coronas y broches de cuero, que se rematarían con elegantes piedras y metales preciosos; aunque el paso del tiempo tan solo nos ha dejado ver las piezas de metal y las gemas que aquellas prendas de prestigio o liturgia contenían. Oro, plata y ámbar que los buscadores mediterráneos comenzarían a encontrar abundantemente en nuestra Península (sobre todo el la costa atlántica); lo que les llevaría durante el III milenio a.C. a avanzar en sus expediciones por el litoral Cantábrico, pasando a las Islas Británicas (después de haber llegado hasta la desembocadura del Rin o las costas de Jutlandia, tan ricas en ámbar).
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Por lo demás, no hemos de olvidar que durante estos siglos (en los que en nuestras tierras se desarrollaba el Megalitismo y el Vaso Campaniforme) en Egipto estaba naciendo la Era de las Pirámides o en Mesopotamia el Periodo de Elam y Ur. Civilizaciones de una enorme grandeza, que precisaban de lujos y joyas, debiendo abastecerse de metales y gemas; para lo que hubo de existir una verdadera profesión de expedicionario, quienes lograrían alcanzar los lugares más remotos. Rutas y procedencia de riquezas que -evidentemente- se mantendrían en el más absoluto secreto (al menos en Estados como el Faraónico o el summerio, fuertemente jerarquizados). Pese a ello, no nos debe caber la menor duda de que ya que en el IV y III milenio a.C. podrían alcanzar nuestras costas por mar, gentes procedentes del Eúfrates (vía Oriente Medio) o navegantes al mando del faraón y del rey de Creta. Cuyas culturas fueron capaces de crear infraestructuras semi-estatales y construcciones de una enorme complejidad; bajo una Sociedad gobernada por castas sacerdotales doctas en el estudio de los astros. Todo lo que les permitiría orientarse perfectamente y explicaría la multitud de menhires alzados en estos tiempos por las zonas próximas al litoral, en la atlántica Europa. Debido a que a través del estudio de sombras en esos monolitos, lograrían guiarse y conocer el camino de retorno en sus rutas del ámbar y de los metales preciosos.
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Pero regresando al trabajo que analizábamos, aquellas pequeñas piezas con forma de hacha doble y halladas principalmente en Francia (mencionadas por Gómez Ramos); serían en mi opinión la réplica de lo que antes fueron las miniaturas de bipenna en piedra pulimentada. Pequeñas hachitas que pueblan los enterramientos, o los lugares santos megalíticos y que en ocasiones parecen joyas, gracias a la depurada técnica que desarrollaron (para limarlas limpiamente). Piezas perfectamente pulimentadas (5) , imitando a una bifaz; cuyo aspecto en ocasiones es el de una escultura y cuyo tamaño no suele superar los diez centímetros. Algo que nos lleva a pensar que debieron ser no solo votivas, sino elementos de prestigio y hasta enseres que simbolizaron poder y realeza; todo o que se explica porque carecen de un solo golpe, marca o muesca.
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De tal modo y aunque algunas fueran usadas a modo de joyas (engarzadas en coronas, corazas, cinturones o correajes); las menos perfectas también parecen haberse utilizado como "piezas de trueque". Siendo precisamente su aspecto precioso lo que concedería el estatus de "moneda" (objetos para cambio) a estas bipennas minúsculas -pétreas y perfectamente pulimentadas-. Algo que las relacionaría con los adornos y abalorios que distribuyeron los fenicios por todo el Mediterráneo, en momentos previos al uso de la moneda. Una etapa en la que sabemos cómo los púnicos comerciaban; cambiando no solo mercancías, sino principalmente trocando con dijes y cuentas de collar fabricados por ellos (de hueso y pasta vítrea) (6) .
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Por su parte, Gómez Ramos señala que algunas hachas de la edad del Bronce hemos de considerarlas lingotes, a la vez que los torques de barra con los que fabricaban las joyas, pudieron también usarse con un valor ponderal (de peso o de cambio). Aunque no está muy claro si aquellas ramas de metal trenzadas, lo fueran. Siendo indudable que eran lingotes ciertas piezas aparecidas en Sain Denis y Sur de Francia, con forma romboidal, intentando imitar las hachas. Pese a ello, para el autor los más claros ponderales serían las llamadas "tortas de fundición", que consisten en un "plasta" fundida sacada del crisol (con forma aplastada -a modo de galleta-). Añadiendo para terminar su exposición, que tales "tortas" de fundición no son exclusivos del Bronce, sino eran comunes a todas las épocas y casi todas las culturas (desde el Hierro a la Edad Media y Moderna y desde El Rin hasta Italia o de la Península Ibérica a Mesopotamia) (7) . Ante lo que me veo en la obligación de expresar que tales "tortas" -a mi juicio- quizás no son verdaderos lingotes, sino simplemente metal preparado para laborarse. Aunque comúnmente, en los mismos lugares y épocas, aquellas conservan pesos correlativos y semejantes. Lo que tan solo indica que para hacer esas galletas, su amalgama metálica se medía en un crisol "patrón", con el fin de ir así valuando su peso y tasación. Quizás para venderse; pero por el aspecto que estas "tortas" guardan, más bien parecen metal reciclado y guardado para fundirlo en nuevas piezas. Es decir: Que si fueron lingotes, lo serían tan solo para intercambio de metal entre orfebres y profesionales (no para el comercio común).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Depósito de fundición hallado en Driebes (Guadalajara) perteneciente a la Iberia Carpetana y fechado entre los siglos IV al III a.C.. Sus tortas mayores tienen un peso que oscila entre los 448 y los 455 gramos. Ello indicaría que equivaldrían al ponderal antiguamente llamada Mina (similar a nuestro Medio-Kilo, o a la Libra inglesa). En nuestros estudios sobre metrología ya hemos visto como -a mi juicio- el Siklo más estandarizado desde el Bronce Bajo en la Península Ibérica, era el que procedía del Shaty egipcio y que derivaba hacia varios pesos de Siklo: El israelita, el palestino y el fenicio. Por la Biblia sabemos que tres Siklos Filisteos (palestinos) valían 2 Shekel judíos y en mis diferentes trabajos sobre metrología en la Antigüedad, pude deducir que el referido Shekel de Israel se correspondía con 11,34 gramos. Por lo tanto el Siklo Filisteo era algo más de 7,56 gramos. Derivando ambos de unas Minas utilizadas en Egipto y Oriente Medio (llamadas Libras) y que oscilaban comúnmente entre los 435 gramos (la fenicia) y el Medio kilo (que pesaba a babilónica).
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Aunque las verdaderas medidas y pesos hemos de calcularla siempre cubicando sus patrones metrológicos. Debido a ello, las de Israel -procedentes desde su Codo- debieron ser casi exactas a las de Egipto en tiempos de Akhenatón (que hemos de suponer el de Moisés). Momento en el que el Codo Real y Vulgar faraónicos eran iguales a los que se conservaron entre los judíos, como Codo Sagrado y Común (de unos 52,5 y 45 ctms respectivamente). Por cuanto el Shekel de Israel hemos de valuarlo en un "Shaty" egipcio multiplicado por 1,5; admitiendo en este caso que aquella medida milenaria faraónica fuera muy cercana al posterior Siklo Filisteo. Por lo demás, los púnicos utilizaban un Siklo Fenicio cuyo cambio con el israelita y el filisteo es inmediato y que a mi juicio pesaría aprox. 7,35 gramos. Por lo que 70 Shekel judíos (793,8 gramos) equivalían a 105 Siklos Filisteos y 108 Siklos Fenicios. Siendo el Coeficiente de paso entre el Siklo de Fenicia y el de Palestina: 36/45 (8) .
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Por cuanto hemos expresado, si estas "tortas" que vemos en imagen varían entre los 448 y los 455 gramos, hemos de pensar que se ajustan a los valores de los Siklos que hemos manejado. Pues 60 Siklos Fenicios (de 7,35 g.) serían 441 gramos. A su vez, 60 Siklos Palestinos (de 7,56 g.) y 40 Shekel judíos (de 11,34 g.) equivaldrían a 453,6 gramos. Al igual que 60 Shatys egipcios (de casi 7,5 g.) eran prácticamente 450 gramos, lo que se correspondía con la Libra egipcia del Imperio Medio y aproximadamente con lo que pesan estas "tortas" carpetanas del siglo VI al III a.C..
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BAJO ESTÓS PÁRRAFOS: Portada del libro "SYMBOLS OF POWER AT THE TIME OF STONEHENGE" (de Clark-Gowi-Foxon; editado por primera vez en Edimburgo, en 1985) y que recomendamos consultar, para apreciar cómo las hachas en muchos casos se convierten de joyas y en verdaderas obras de arte que sin lugar a dudas fueron símbolo de poder y de religión durante el eneolítico europeo.
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IMAGEN, ABAJO: Vitrina del Museo Arqueológico Nacional donde se recogen diversos vasos y recipientes campaniformes procedentes de Palencia (agradecemos al MAN nos permita divulgar nuestra imagen). Esta linea cerámica en forma de campana invertida, se expande desde la Península Ibérica hacia toda la Ruta del Ámbar, especialmente durante el III milenio a.C.. Es contemporánea del megalitismo más ciclópeo y de monumentos tales como Stonhenge o los distinos túmulos centroeuropeos. Obligando a pensar que en ese tercer milenio a.C. se asentaron y vinieron hasta nuestra tierras, gentes llegadas desde las civilizaciones más avanzadas (Egipto, Babilonia, Anatolia o Creta), quienes siguieron expedicionando hacia el Norte con el fin de hallar gemas y ámbar.
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Buscadores de metales preciosos y de cabuchones, capaces de aventurarse durante los veranos en balsas; llegado hasta Las Islas Británicas y el Norte de Europa. Cruzando por mar desde Oriente Medio o Anatolia, a su paso dejarían enormes construcciones (como las de Malta o Cerdeña); accediendo del Mediterráneo a Portugal a través de nuestras tierras, lugares que tomarían como base de sus expediciones hacia el Atlántico Norte. Debido a su localización y a la enorme cantidad de oro que tenía por entonces la zona alentejana (cuatro o cinco mil años atrás); fue esta parte de Lusitania el nudo entre dos mares, para aquellas antiquísimas civilizaciones. Por ello, en el Sur de Portugal o en la Extremadura española, es donde más proliferan los dólmenes, menhires y cromlechs. Siedo el área de Almería a Cáceres, el lugar en que antes nacen las tumbas de corredor (como la de Almendralejo y las de Antequera, que pueden ya fecharse con la primera aparición del metal -el Calcolítico-).
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IMAGEN, ABAJO: Foto compuesta tomada en dos vitrinas del Museo Arqueológico de Oviedo (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En ellas vemos varias hachas neolíticas, algunas talladas con precisión y en muy buen estado. Hemos querido conservar el cartel que acompaña a estas bipennas, en el el Museo y que nos dice: "La presencia de diversos objetos en contextos ajenos a la de su función instrumental, solo encuentra respuesta en la dimensión simbólica de la que fueron portadores". Refiriéndose a que estas bifaces neolíticas (que podemos fechar anteriores al tercer milenio a.C.) se han hallado en los castros celtas asturianos, que datan de los siglos V al II a.C.. Todo lo que implica que se tenían por objetos venerados y sagrados; seguramente siguiendo una tradición antiquísima. Tradiciones que aún se conservan, pues tales hachas todavía se ven en la cultura popular como apotropáicas. Usándose hasta hoy como amuletos para combatir el mal de ojo. Aunque principalmente se utilizaron para protegerse de las inclemencias del tiempo y en especial de las tormentas. Tanto que se denominaron hasta no hace tanto "piedras del rayo", creyéndose que nacían de la tierra al caer sobre ella el relámpago; siendo ese el motivo por el que las recogían para guarecerse de la tempestad y de los rayos (9) .
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Siguiendo con el trabajo que analizamos de Gómez Ramos, este investigador escribe textualmente acerca de los "keftius": "Sin embargo, el modelo de lingote más difundido, debido a un mayor número de estudios, es el lingote de piel de buey, "ox-hide" en la terminología inglesa. Generalmente de cobre y ampliamente presente en el Egeo, Egipto y zona sirio-palestina". Añadiendo que "no ha sido hallado hasta el momento en Europa Occidental, con la única excepción de Cerdeña y algunos otros restos encontrados en Sicilia, Lipari y sur de Italia" (10) .
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Algo que deja bien claro, como lo más probable es que en nuestras tierras jamás fundieran este tipo de lingotes, en forma de cuero bovino; lo que quizás se deba a que las fechas de dispersión y uso de estos Talentos es muy distinta a la colonización de Iberia. Pues la datación de esas piezas de cobre imitando cueros, está entre los siglos XVI y el XI a.C.. Comenzando cuando los minóicos en su Periodo Palacial empiezan a utilizarlos como lingote (para comerciar y marcar su cobre). Y pese a que seis siglos después cayó la civilización cretense, su relevo fue tomado por los chipriotas. Quienes suceden a los minóicos y les apoyan durante el tiempo en que los "hombres del Hierro" (dorios) invaden y acaban con aquella cultura (entre el XII y el IX a.C.). Como herederos de Minos, estos chipriotas hacen suyo el modelo del Talento en forma de cuero; comercializándolo de nuevo por todo el Egeo y Oriente Medio. Posteriormente lo difunden hacia el Oeste, llevando el Talento de piel taurina hasta Cerdeña o el Sur de Italia; debido a que los cretochipriotas adquirían metales de esas zonas -durante los siglos XII al X a.C.-. Pero al emerger el mundo preheleno y el fenicio (hacia el siglo X), aquella isla de Chipre -hasta entonces refugio de los huidos de Creta- también quedó aislada; debiendo emigrar gran parte sus habitantes hacia las costas de Ugarit y Palestina. Perdiéndose desde entonces el rastro y la marca del lingote cretochipriota (el llamado "Keftiu"), precisamente al iniciarse plenamente la Edad de Hierro.
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Cuanto decimos, puede explicar por qué no se han hallado ese tipo de piezas en Iberia; debido a que los primeros asentamientos de colonos llegados desde Oriente Medio, comienzan a surgir en la etapa antes referida (entre el siglo X y el VIII a.C.). Momento en el que realmente hay constancia arqueológica de la llegada de los Hombres del Hierro al litoral nuestro (de las primeras urbes fundadas por fenicios o griegos). Puertos y atalayas, elevadas por los nuevos visitantes en puestos claves, para el paso hacia el Atlántico o al Levante y para comerciar con el cobre o los metales preciosos de la Península (tan rica en yacimientos). Serán los días del Rodheton y la Ampurias helena en el cabo de los “rodios”; o de la Malaka y Sexi fenicias, junto al Estrecho de Gibraltar. Debido a ello, y no siendo propiamente cretenses (ni cretochipriotas) los primeros colonizadores de nuestras tierras, parece lógico que no aparezcan aquí fundiciones o piezas como las de Cerdeña o el Egeo. Además, su llegada en plena Edad Hierro, hace pensar que aquellos visitantes (fenicios o los helenos) difícilmente pondrían ya esa marca sobre el cobre extraído de Iberia. Pues, aunque eran los herederos de los cretochipriotas (en la ruta de los metales y del comercio hacia Occidente), vinieron cientos de años más tarde.
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Acerca del por qué no se han hallado en nuestro país lingotes piel de buey; diremos para terminar que la colonización ibérica no fue solo tardía, sino que además en el caso de la fenicia, debió ser muy violenta. Pues se ha observado que comúnmente el choque entre los visitantes y las gentes autóctonas terminó con la destrucción de los poblados y las ciudades indígenas (pasando los colonizadores a fundar, sobre sus restos). Habida cuenta que los habitantes peninsulares, todavía en el final del Bronce, apenas habrían recibido invasiones, por lo que no debían admitir fácilmente ser dominados por extraños. Pues la enorme distancia que existía hasta Oriente Medio, a Anatolia o a Egipto; les habría permitido a los indígenas peninsulares vivir lejos de su influencia militar. Aunque al descubrirse el Hierro, que facilitaba la construcción de enormes naves de manera fácil, ya no aparecerían en la Península esos pequeños barcos con visitantes de Creta o Chipre (que buscaban metales, para regresar luego a sus tierras). Llegando tras el nuevo metal, enormes trirremes, cargadas de fenicios y griegos que intentarían establecerse en las costas peninsulares. Por lo que el choque durante estos siglos VIII y VII a.C., debió ser drámatico; porque en la mayoría de los casos, los puertos o urbes peninsulares fueron devastados (especialmente por los nuevos habitantes llegados de tierras púnicas). Todo lo que hemos apuntado explica que más allá de Cerdeña o Italia no se vean ejemplares de esos lingotes piel de buey (fundidos por cretochipriotas en su lugar de origen o en sus colonias). Ya que Iberia no fue colonizada por Cretenses; sino que fueron fenicios o helenos sus primeros conquistadores y llegaron siglos después a la desaparición de estas piezas de cobre.
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IMAGEN, ARRIBA: Torques del Viso de Córdoba, propiedad del Museo Arqueológico Nacional al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen. Esta fechado en los milenios III al II a.C. (durante la etapa campaniforme), habiéndose hallado junto a vasos de este tipo. Como podemos observar, el "collar" va rematado con dos hachitas dobles -claramente-. Unos "Labrys" o bipennas exactas a las que veneraban en Creta en época muy cercana. Algo que nos llevaría a deducir que la datación de este collar puede ser próxima al apogeo de Cnossos (entre los siglos XVIII al XIV a.C.).
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IMAGENES, ARRIBA Y ABAJO: Sobre estas lineas, varias hachas minóicas votivas, de oro, fechadas en Periodo Palacial y pertenecientes al Museo de Heraklion (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Abajo uno e los muchos lingotes fechados entre el siglo XII y X a.C., tipo piel de buey y hallado en las minas de Sierra Ixili (Cerdeña) -propiedad del museo de Cagliari (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen)-.
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Acerca de estas piezas de cobre en forma de “labrys” y de otros lingotes, Gómez Ramos añade que: "Además de su constatación física, en el Mediterráneo Oriental aparecen numerosos ejemplos de lingotes de piel de buey, tortas y barras de metal, figurados en frescos y citados en textos de época egipcia. También figuran en algunas esculturas procedentes, principalmente, de la isla de Chipre. En la Península Ibérica, según M. Bendala (1977), es probable que un lingote de piel de buey esté representado en la estela de Setefilla (Lora del Río, Sevilla). Aunque no es este lugar para precisar el significado de la representación de esta estela debemos señalar sin embargo, que la inexistencia de lingotes de piel de buey en Occidente (con la salvedad anteriormente citada) así como la diferencia de varios siglos entre las producciones finales de estas piezas y la cronología de la estela, son dos importantes hándicaps para aceptar esta interpretación. No obstante, la morfología de los pectorales de El Carambolo e incluso las referencias a los suelos de guijarros que adoptan esta forma y que se documentan en la base de los monumentos turriformes del área ibérica, parecen apuntar hacia una pervivencia de ideas que puede ir más allá de la propia fabricación de estos lingotes".
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Evidentemente no se han descubierto lingotes (propiamente dichos) en la Península Ibérica, aunque hemos de añadir que si aparece profusamente representada el "labrys" (bipenna equematizada) en toda la joyería de la Edad del Bronce occidental. Igualmente, durante la primera Edad del Hierro tenemos repetidos testimonios de esta figura con forma de cuero o de doble hacha, como un símbolo de enorme importancia (religiosa, social y apotropáica). Tanto, que los altares turdetanos (de El Carambolo o Malaka) conservaban ese diseño semejante a la piel del buey, a la vez que aparece representado en distintos suelos de la misma época. Conteniendo esa línea “labryforme” la planta del monumento de Pozo Moro (en Albacete) o ciertas habitaciones de Cancho Roano (en Badajoz), al igual que diferentes tumbas del sur hispano. Aunque tal como escribe Gómez Rámos, donde más claramente se observan esos "lingotes" es en los pectorales del tesoro de El Carambolo y en la marca de alguna frente de toros ibéricos hallados en zonas cercanas al mundo griego (Villajoyosa o Monforte del Cid) (11) . Algo que significa cómo aquel símbolo semejante a la bifaz o al cuero, era una seña de enorme importancia en la Iberia prerromana. Algo debido no solo a influencia de Oriente Medio o del Egeo; pues como sabemos, ya desde la Edad del Bronce la bifaz constituyó una marca de identidad en nuestras tierras (religiosa, social o de poder). Tan arraigada a la civilización occidental, que esta bipenna esquematizada se mantuvo con un semejante carácter e importancia, al menos hasta la Alta Edad Media.
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Pero frente a temprana y continua la aparición de la bifaz sagrada en Occidente; nos enfrentamos a la inexistencia de lingotes Keftius (propiamente) en nuestra zona (España, Portugal o el Atlántico). Un hecho que creemos quizás significaría que los cretenses ni los chipriotas llegaron a tener aquí sus propias bases (yacimientos fundaciones y fundiciones; como colonos, propiamente dicho). De cuanto se deduciría que los visitantes orientales que alcanzaban nuestras tierras durante el Bronce , no se establecieron en ella como conquistadores; sino como comerciantes, misioneros o tras huir desde su zona de origen. Hechos que la lógica justifica, pues en el Tercer y segundo milenio a.C. lo común sería enviar diferentes barcos desde Oriente Medio -islas o costas de Anatolia- hasta los puntos lejanos. Naves que irían y vendrían durante el verano con expedicionarios, logrando algunos llegar hasta tierras del Atlántico. Aunque en aquel remoto tiempo se haría imposible mandar una flota y menos trasportar hasta la Península ejércitos invasores (colonizadores), tal como hicieron los fenicios o los helenos. Pues hemos de suponer que las embarcaciones, antes de El Hierro, serían pequeñas e inseguras -no superarían los veinte metros de eslora, careciendo de gran calado con quilla, sin navegar bien en el Océano (siquiera cruzar el Estrecho)-.
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Este planteamiento es el que hemos de entender en las primeras “colonizaciones” de nuestras tierras, que no serían más que “aculturaciones” de gentes venidas con fines de intercambio, o para escapar de su lugar de origen. Pero nunca unas verdaderas invasiones, tal como sucedió durante la Edad del Hierro; cuando gracias a este nuevo metal era relativamente fácil fabricar barcos de gran tamaño, a la vez que se podían reclutar y armar enormes ejércitos -debido al bajo coste de las herramientas férreas-. Todo ello explicaría las primeras civilizaciones que nacen en la Península, con el megalitismo y el campaniforme a la cabeza; surgidas de migraciones llegadas por mar desde Oriente Medio y expandiéndose por toda Europa (del área atlántica hispano-lusitana a Jutlandia). Y a su vez nos lleva a comprender la eclosión de las primeras culturas nuestras, como Los Millares; nacida hacia el 3500 a.C. -en Almería- seguramente por el contacto con esas gentes venidas desde tierras muy lejanas (Sumer, Egipto, Creta o Anatolia). Tanto como el posterior periodo de El Argar, surgido en pleno Minóico y en paralelo con la civilización cretense. Haciendo decaer El Argar a la anterior cultura (de Los Millares) que debió ser fruto de migraciones sumerias o akadias y que serían expulsadas o subyugadas por los nuevos visitantes (llegados del Egeo).
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De tal manera, los cretenses habrían sustituido en sus expediciones a los anteriores viajeros (venidos de Anatolia o del Tigris y el Eúfrates, al menos desde el 3500 a.C.) promoviendo así El Argar; que comienza en el siglo XXI a.C. y que contiene etapas y rasgos paralelos con las fases de Creta. Tantos, que tras la caída de este imperio minóico, también desaparecería aquella rica cultura del litoral andaluz. Todo lo que se produce desde el siglo X a.C.; con la dispersión de Micenas y la posterior conquista del Egeo por los dorios -la llegada de los hombres de Hierro a Creta-. Momento en el que sin otra explicación posible, va paulatinamente también arruinándose El Argar.
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SOBRE ESTÓS PÁRRAFOS: Lúnula fechada en el III milenio a.C., hallada en Gran Bretaña (en las cercanías de Cornualles) fabricada en oro remachado, en frío. A los lados podemos observar repetido un adorno en forma de bipenna, muy parecido al que tenía el torques del Viso de Córdoba (recogido en imágenes anteriores, donde comprobaremos su paralelo en estética y fechas). Por su parte este tipo de decoraciones con “hachas esquematizadas” es normal en los torques atlánticos del Bronce (hallados en las Islas Británicas, en Galicia, Portugal, Extremadura y etcétera).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Un ejemplo de las influencias entre el mundo mesopotámico y lo que veremos en las Islas Británicas -o en la Península Ibérica- durante los milenios IV al II a.C.. En imagen, dos de los tres bloques tallados en piedra hallados en Tonfolk (Yorkshire, Gran Bretaña), con ojos en su diseño. Son llamados los Tambores de Tonfolk y están hechos en piedra caliza. Se fechan entre el 3000 y el 2000 a.C. y aparecieron en la tumba de un niño, puestos bajo su cabeza y sus caderas. Se desconoce su uso, pero su hallazgo bajo la calavera y las nalgas del niño me hace deducir que no serían tambores sino asientos (simulando cojines de piel). Ello llevaría a pensar que semejarían sillas y quizás simbolizarían tronos, aludiendo a los de un monarca o reyezuelo. Por lo que quizá refieren la silla de la madre, el padre (en la espalda) y la del heredero (la última, que el niño tenía bajo la cabeza). Por lo demás, sabemos que sus dibujos se improvisaron, borrando otros anteriores. Algo que se entendería considerando estos “tambores” como signos de poder de los progenitores y que al morir su niño depositaron en la tumba, tallando antes de enterrarlo, unos nuevos dibujos. Unas figuras añadidas que representan ojos; algo que concordaría con la protección a los menores. Pues -como se supone- esos ídolos que aparecen por toda Europa neolítica, con ojos dibujados eran amuletos apotropaicos. Considerando muchos que procedían de los cultos summerios, en los que era tan común el dios-ojo, que protegía del aojo (especialmente a los menores). Para los interesados en estos “tambores de Tonfolk”, ver detenidamente nuestra cita (12) .
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ARRIBA: Uno de los miles de idolillos con ojos, que profusamente han aparecidos en las zonas de influencia sumería (propiedad del Metropolitan Museum, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Al parecer servían ya desde el V y IV milenio a.C. para proteger contra el mal de ojo y eran especialmente utilizados como amuletos para evitar esa maldición entre los niños. El que vemos arriba fue hallado en el santuario de Tell Brak (en el norte de Siria) y se fecha hacia el 3000 a.C. (un tiempo muy cercano al de los “tambores de Folkton” arriba explicados). Este tipo de esculturas talladas sobre barro o piedra, normalmente servían para colgarse, aunque también fue común representarlas en rollos y piedras circulares. En España y Portugal aparecen también figuras con ojos desde tiempo de Los Millares (del 3500 a.C. en adelante) tallados principalmente en pizarras y con formas muy semejantes a los de Sumer; siendo común verlos moldeados en cuencos de barro de esta cultura almeriense. Igualmente es frecuente encontrar estos ídolos oculados hechos en forma de conos y esculpidos sobre mármol o alabastro (quizás para ser usados como cetros o talismanes, unidos al poder).
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Como hemos visto, la aparición de estas figuras de ojos es seguramente una influencia mesopotámica, llegada desde Siria ya en el 3500 a.C.. Extendiéndose por el litoral atlántico de toda Europa, desde el 3000 al 2000 a.C. y probablemente llevados por expedicionarios que en esos siglos seguían la ruta de ámbar. Así los veremos ya en Almería en el 3500 a.C., en Portugal y el Sur de España desde el 3000, al igual que aparecen en las Islas Británicas o en Dinamarca en las mismas fechas (del siglo XXX al XX a.C.) -les recordamos que es importante la lectura de la cita anterior (12) -.
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IMÁGENES, ARRIBA Y ABAJO: Dos fotografías tomadas en el Museo Arqueológico de Sevilla -al que agradecemos nos permita divulgarlas- . En ambas aparecen idolillos oculados procedentes de yacimientos andaluces. La primera (sobre estas lineas) tres conos con los ojos del dios, hechos sobre mármol o caliza y encontrados en Valencina de la Concepción, Utrera o Morón (del III milenio a.C.). Abajo, uno de esos “dioses ojo” tallado sobre una pizarra, hallado en Valencina de la Concepción también fechado en el III milenio a.C..
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B) EL LABRYS COMO SÍMBOLO APOTROPAICO DE PROTECCIÓN:
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En varios de nuestros artículos -pertenecientes a esta serie denominada "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo"-, hemos referido cuánto pudo simbolizar este diseño similar a una bippena y a una piel de ganado. Aunque resumiremos algunas de las ideas más importantes expuestas, para aquellos que no han podido leer nuestros trabajos sobre el tema. Comenzaremos por decir que entre los cretenses y las culturas de El Bronce, aquel signo del hacha doble fue comparable con lo que la cruz del Ank era para los egipcios, o las alas del cielo en Mesopotamia: Su símbolo más sagrado. Conteniendo un significado mágico, religioso, social y económico que procedía fundamentalmente de motivos como los siguientes: Primero, por ser el diseño del lingote y del hacha, unido al metal que proporcionaba el armamento y las herramientas (necesarios para la guerra, el trabajo y la prosperidad). En segundo lugar, su forma semejante a la piel bovina simbolizaría la riqueza medida en cabezas de ganado, la pecunia, el "pecus", el animal como objeto de comercio y los cueros como mercancía (valores en los que se tasaban los bienes, patrones del comercio). Pero sobre todo su marca contendrá un especial valor como protector; ya que las corazas se hacían de esos dos materiales: Cuero y bronce. Habida cuenta que hasta la etapa romana los guerreros, se guarecían con cascos, muñequeras y espinilleras fabricadas en bronce; defendiendo el torso con corpiños a la medida, bien trabajados en cuero y sobre los que fijaban placas metálicas (para que las puntas enemigas no lo atravesaran).
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De tal manera, historicamente los protectores del soldado fueron fabricados con pieles y cobre, materiales que representaba ese signo del Labrys o del lingote cretense. Aunque hacia el siglo II a.C. se logran crear láminas de acero muy finas y flexibles, con las que se podían fabricar verdaderas armaduras de hierro, montadas con chapas entrelazadas. Por lo demás, la perfección en las fraguas hizo aparecer otras defensas para el cuerpo del guerrero, como las cotas y las mallas tejidas en trenzados férreos. Debido a ello, durante la etapa romana el bronce terminó por convertirse en un metal precioso, usado ya para acuñar monedas o para vaciar esculturas; pero olvidando su utilización bélica (que hasta la aparición del acero laminado fue muy frecuente).
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Siendo así, es compresible que ya en el siglo V a.C., hubiera quedado en el olvido ese signo del cobre o de la piel del ganado, tan famoso en Creta y en Chipre. Pues un nuevo metal había logrado cambiar la Historia. Pese a todo, incluso durante esta última fase de la Edad del Hierro, las corazas seguían haciéndose del mismo modo: Con cuero y bronce. Principalmente usando una piel de cabra cocida y logrando que aquella se apelmazara como la madera; para más tarde darle la forma de un torso humano. Tras ello, los muy ricos o nobles podían permitirse recubrir esas corazas de piel con la verdadera “armadura”, cosiéndole pequeñas placas de cobre o bronce, que se entretejían unas sobre otras a modo de escamas. Algo que a mi juicio no debía hacerse con láminas de hierro, por lo pesado del metal y por evitar el peligroso óxido; pero sobre todo por la falta de maleabilidad de los materiales férreos. Por ello, la piel (de cabra) y la placa (de cobre o bronce) fueron los signos de la protección e incluso de la buena suerte; pues de la fortuna y de la buena armadura dependía que el guerrero sobreviviera a las flechas y a la espada del enemigo.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, armadura romana propiedad del Museo Real de Ontario -Canadá (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Observemos cómo está recubierta con placas de bronce que actuarían como un infalible protector del que la vestía (de ello seguramente el carácter apotropáico que otorgarían a ese metal con el que comúnmente cubrían las corazas). Abajo una armadura filipina del siglo XVIII d.C., realizada con una técnica semejante a la que pudieron usar en la Edad del Bronce: Cosiendo placas de dura madera, o bien de conchas; para evitar que los venablos la atravesaran. Seguramente los triángulos que hemos visto representados en el idolillo de ojos en imagen anterior (figura oculada tallada en una pizarra procedente de Valencina); semejen o simulen este tipo de corazas. Armaduras montadas con piezas de cobre o cosiendo láminas de conchas y maderas; lo que a mi juicio se representaba con aquellas formas geométricas grabadas en “las vestimentas” de los ídolos calcolíticos o del Bronce -agradecemos al Museo del Ejército nos permita divulgar nuestra imagen de la armadura joloana de Filipinas-.
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SOBRE BAJO ESTE PÁRRAFO: Arriba, vemos de nuevo el símbolo del labrys, en los altares de Coria del Rio (tartéssicos y que guardaban la forma de lingote o de cuero); tanto como en los pectorales de El Carambolo. En la imagen bajo estas lineas; un dibujo mío en el que represento el altar tartessio con forma de piel de buey y a sus lados, dos sacerdotes (rey y reina), oficiando mientras lucen las joyas del tesoro de El Carambolo. Ella figura como una Ishtar, con corona, collar y pectoral; junto a un monarca vestido como Baal (dios de la tormenta), que porta los brazaletes, la corona y el pectoral con la forma del lingote -del cuero o de la bifaz-.
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Por cuanto hemos dicho, aquel signo apotropaico llamado comunmente “Labrys”, debió ser tan reverenciado en la Edad del Bronce ibérica (en el Egeo y en Creta), como nuestra cruz en la Europa Cristiana. Siendo este el motivo por el que llegaría al mundo romano peninsular con un valor semejante al que originariamente tuvo; tras haber sido una marca sagrada en Tartessos y un signo que conservaron los iberos y celtíberos con un sentido parecido al inicial. Todo lo que apuntamos se demuestra en los diferentes modelos de esos "labrys" que se han hallado en la Península. Donde -como hemos dicho- no han aparecido piezas de lingotes en cobre, aunque sí vemos por doquier multitud de estas bipennas o diseños "piel de buey", desde la Edad del Bronce hasta época prerromana y romana (e incluso medieval). Figurado como pectorales, en las tumbas iberas, en las armas, en capiteles, en los altares tartessios, en los suelos de los edificios ibéricos, entre las astas de esculturas que representaban toros... . Y un largo etcétera de casos en los que siempre encontramos esa señal semejante al hacha, unida a un sentido apotropáico (simbolizando el metal, la protección y las riquezas). Quizás debido a ello, veremos esos "labrys" en las conteras y en los mangos de armas celtiberas, tanto como en algunos pectorales de reyezuelo, hallados en el norte peninsular. Todo lo que indica que durante la etapa celtibérica, existió una enorme relación entre ese símbolo y el mundo del metal o de la guerra. Tal como muestran múltiples falcatas -del Sur o del Norte- y los puñales vettones, arevacos, turmógidos, carpeanos cántabros y etc (como los de Monte Bernorio). Armas que lucen aquella bifaz en sus empuñaduras o en sus conteras de vaina -seguramente como símbolo protector para la guerra-.
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Regresando a otros casos en los que aparece esa "bipenna" o el lingote "piel de buey" en la planta de edificios sagrados ibéricos. La encontraremos en el pavimento de santuarios como el de Cancho Roano, o en el diseño de altares y sepulturas de la importancia de Pozo Moro y El Carambolo. Ello, a mi juicio puede deberse a una influencia neohitita; relacionándose con el hecho de que en Anatolia y en idioma hitita-luwita el ideograma representando el cuero (o la bifaz), significaba "casa" y "terreno". Algo que se comprendería en el mundo anatólico del segundo milenio a.C. en base a dos conceptos: Primero, porque el patrón de cambio (moneda) en aquella época ya dijimos que fueron estas pieles, las cabezas de ganado y las hachas de bronce. Por lo que el valor de los terrenos o las viviendas, se tasaría en esa medida; que escrita se representaba como un labrys o un lingote. Pero en segundo lugar, porque las casas entre las cultura caucásicas se mantenían siempre alfombradas con curtidos (comúnmente de vaca); midiéndose el interior de cada una de ellas en esa cantidad de pieles y que finalmente servirían para conocer su tamaño. Debido a ello “la piel” terminaría convirtiéndose también en un patrón metrológico, equivaliendo de algún modo a nuestro metro cuadrado (13) .
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Finalmente añadiremos que durante la etapa prerromana peninsular la unión entre este símbolo y el metal debió ser absoluta. Pues como hemos dicho, en la mitad Norte del territorio la vemos reflejada en las espadas y vainas de puñal celtibéricas; al igual que en la zona Sur, la encontraremos en los altares tartessios, que tienen un aspecto muy semejante al de los crisoles de fundición. Cuanto expreso lo podremos observar en las imágenes anteriores, viendo como aquellas mesas rituales turdetanas (o del Bajo Guadalquivir) son muy semejantes a un molde de fundición y en especial a los que se utilizaban durante la Edad del Bronce para fabricar bipennas (ver fotografías sobre bajo estos párrafos). Unión entre el crisol de fragua (el metal) y los dioses de la guerra que también se expresa cuando observamos la representación de esas "bifaces" en las frentes de los toros levantinos. Morlacos que serían venerados por su fuerza, su valentía o su fiereza y que pueblan todo el territorio ibérico; aunque en el caso de los aparecidos en tierras levantinas, contienen un labrys en su frente. Esculturas de bovinos cercanas al siglo V a.C., en su mayoría en piedra caliza y localizadas en el área de influencia grecoibérica -Eche, Villajoyosa etc-. Donde se han encontrado varias piezas que lucen en el centro de la testa aquella marca del labrys; teniendo un surco que semeja el hacha doble, perfectamente tallado sobre la frente.
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Los hallazgos de varios de esos bóvidos con la marca de una bipenna entre los ojos hicieron deducir de los profesores Escacena y Amores que probablemente los "galápagos" o joyas centrales de El Carambolo, fueran para un uso similar. Llegando a afirmar Escacena y Amores que los colgantes de este tesoro tartessio se hicieron para colocarlos sobre la testuz de los toros sagrados, antes de su sacrificio (14) . Una teoría que es la imperante actualmente acerca de esas joyas -tenidas anteriormente como pectorales-; tanto que en el Museo Arqueológico Nacional podemos observar la vitrina de exposición del tesoro, explicando cómo se colocarían de esa manera (en la frente de los bóvidos). Pese a ello y no siendo esta la hipótesis "mas sencilla", personalmente no podríamos aceptarla; pues en lo que refiere a esos "galápagos" de El Carambolo, no concede una explicación del todo comprensible ni verosímil. Ello porque ambas joyas contienen tal pureza de oro (son tan blandas), que con el más leve golpe se destrozarían. Un hecho que bien quedó demostrado en el momento de su hallazgo, cuando uno de los albañiles que sacó de la tierra el tesoro y dobló uno de estos galápagos (simplemente haciendo fuerza, al tomarlo entre ambas manos). Comprendiendo entonces que no era de bronce -tal como discutían quienes lo encontraron-. Por lo demás, el valor del oro en aquel tiempo era infinitamente más alto que actualmente; ello unido a la labor de orfebrería que contienen, nos obliga a deducir que no podían ser piezas para enjaezar un animal (capaz de destrozarla tan solo con su cabeceo).
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Por lo anteriormente expuesto, consideramos que esos “galápagos” serían "ephods" sacerdotales, o “cardiofilax” reales; en una “moda” importada de Anatolia, del Egeo o de Oriente Medio. Debido a que el pectoral era común en toda la vestimenta del clero y de monarcas en la época (especialmente entre los semitas de Asia Menor). Aunque no cabe la menor duda de que tal como afirman los profesores Escacena y Amores; seguramente colocaban piezas como estas (en forma de bipennas) sobre la frente de los toros al llevarlos a sacrificio. Pese a lo que creemos que aquellos objetos que colgasen en la testuz del buey, serían fundidos en un metal no tan valioso y hechos con una técnica y forma que soportase perfectamente los movimientos de su cabeza.
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IMAGEN SUPERIOR: Reproducción de una fragua, similar a las de la más remota antigüedad. Observemos el parecido entre su crisol ardiendo y los altares de Coria del Rio, con forma de "labrys" (en imágenes anteriores).
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IMAGEN INFERIOR : Dibujo mío de la "ashera" ritual aparecida en el palacio micénico de Lerna; un receptáculo central para oficios, en forma de piel de toro o bipenna. Observemos nuevamente el parecido de ella con un crisol; siendo verdaderamente llamativo que estos altares y mesas de sacrificio que los reyes micénicos tenían en su "megarón", se asemejaran tanto a los de Coria del Rio, El Carambolo o Malaka. Como hemos narrado en artículos anteriores (15) , el caso de la "ashera" de Lerna (que vemos) es especialmente curioso; pues se trataba de un lugar iniciático y maldito -también relacionado con Hércules y con monstruos que el héroe derrota-. Este altar conservaba perfectamente la forma de "labrys"; pareciendo un molde para fabricar estas hachas o bien para fundir lingotes piel de buey (dado el enorme tamaño que tendría).
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IMÁGENES, ARRIBA: Dibujo mío un toro hallado en Monforte del Cid (junto a Elche). Fechado en siglo VI a.C.; serviría para sostener una estela o una columna de un santuario, situado junto a río. Por su parte, en la frente contiene el vano referido, para introducir seguramente una pieza con la forma del lingote o de labrys -allí donde me he permitido colocar el colgante de El Carambolo, para que se observe su efecto-. Hace algunos años, fue hallado otro torito en las inmediaciones de este lugar, que también contenía la misma marca en su frente.
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ABAJO: Una foto compuesta, en cuya parte izquierda hay otro dibujo mío, aunque en este caso con el toro de Alonis (Villajoyosa). Cabeza de bóvido en piedra caliza al que le falta la lengua, las orejas y las astas; mientras también presenta un vano en su testud, con la señal de la bipenna o del lingote. Por ello he dibujado este becerro tal como estaría en su momento, luciendo los cuernos, la lengua y frente con piezas fundidas para este fin en metal precioso (de oro, plata o bronce). A su lado tenemos la efigie de los múltiples toros votivos minóicos en los que el hacha doble aparece comúnmente entre los pitones. Siendo normal durante todo el periodo palacial y postpalacial, la representación del astado que luce esa bipenna entre sus cuernos. Quizás no es la misma figura que vemos en nuestras tierras (donde el torito lleva el labrys justo en la testud); pero sin lugar a dudas su sentido y simbología han tenido que ser muy cercanas.
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IMAGEN SUPERIOR: De nuevo un dibujo mío en el que se expone la teoría imperante sobre el uso de los colgantes o galápagos de El Carambolo (para que los lucieran bueyes, antes de ir a sacrificio). Bastará observar imágenes de los auténticos -no de las copias existentes en museos-; para comprender que se destrozarían al primer golpe (pues son piezas de orfebrería delicadísima, en oro de enorme pureza). Por cuanto hemos de pensar que si colocaban piezas como aquellas sobre la frente de los toros, habrían de fabricarlas con materiales más sencillos y duraderos (serían bipennas fundidas en bronce o plata, con colgadores fuertes para asirlos perfectamente; pero nunca obras tan frágiles como los pectorales de El Carambolo).
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IMAGEN INFERIOR : Detalle del torito de Alonis, al que vemos cómo le faltan las astas, con un punto para colocar una lengua y donde observamos claramente la marca en su frente (con forma de bifaz). No deberíamos desechar la teoría de que aquellas esculturas de piedra caliza y en cuya testuz hay un vano con forma de labrys; pudieron ser utilizadas como expositores de pectorales. Es decir, que mientras el reyezuelo o el sacerdote no portaba aquella joya en su pecho; el cardiofilax fuera depositado en el templo sobre la escultura del toro. Guardándose el mencionado "efod" sobre la cabeza del buey sagrado (colgado entre las astas y en la frente de la escultura). Por cuanto es perfectamente admisible considerar que el toro de Alonis pudo servir para contener el pectoral del reyezuelo de esa ciudad. Quizás a modo de “relicario” donde pudieron también estar los cuernos sagrados y la lengua junto a las orejas (seguramente de metal preciado). Atributos que quizás el monarca o el sumo clérigo de Alonis, lucían frente al pueblo -o cuando hablaban o impartía justicia en público-. No siendo absurdo pensar que mientras el sacerdote o el rey oficiaban, se valieran de aquellos atributos que tomaba del toro sagrado y que pasaban a investir su cuerpo: El labrys (de la frente), las astas (que luciría como mitra o corona) y una lengua y orejas áurea (como símbolo de tener solo él la palabra y el oído).
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Por último, añadiremos una idea que ya expuse, acerca de este punto frontal de los toros (la testuz). Mencionando cómo aquella zona de la frente es la parte "débil" del animal, por dos motivos: Primeramente, porque si nos embiste un morlaco y no podemos quebrarle; el único refugio será "encunarse" o tirarse hacia este punto de la cabeza (de ese modo, el bóvido nos daría un "topetazo", pero nunca una cornada). Tanto es así, que aquella parte central de la frente es el lugar en el que los forçados portugueses se lanzan, para luego asirse a las astas y terminar por vencer a la fiera. Del mismo modo, cuando los toreros entran a matar sin muleta, se han de dejar caer en esta parte (entre las astas), recibiendo tan solo un gran golpe frontal, pero evitando ser empitonados. El segundo motivo que demuestra cómo esta zona de la testuz es el punto débil del astado, lo explicó Belmonte; demostrando que realmente los toros no ven al que se sitúa justo en este ángulo. Debido a que tienen los ojos muy separados y su visión cubre los laterales, pero no el frontal intermedio. Apercibiéndose de este hecho Belmonte, y gracias a su poca estatura, era capaz situarse en el punto exacto en el que el toro le perdía de visión (entre ambos ojos); denominando el diestro a este ardid "cruzarse" -pues le permitía pasar de un lado al otro, sin que el morlaco percibiera que el torero cambiaba de mano o de postura-. Todo ello puede hacernos comprender como la marca que lucían estos toros íberos en la frente quizás nos hable de un símbolo apotropaico (una señal salvadora o un punto de protección).
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Por cuanto vamos viendo, nos es fácil comprender que ese signo del hacha doble (o del lingote) fuera una marca de salvación; al menos entre los pueblos que se dedicaron a la metalurgia y a la ganadería. Especialmente para aquellos que veneraban al toro bravo. Adoración al bos salvaje -que como muchas veces he comentado-, nada tiene que ver con la veneración al bovino manso. Debido a que el ganadero de explotación rinde culto a sus reses porque le faclitan carne y leche. Pero aquellos que elevaban a categoría de dios el toro bravo, conservando la especie sin castrarla (pese a lo peligrosa e indómita que resulta); tan solo pudieron hacerlo porque lo utilizaban en la guerra y para defender sus tierras. Algo que en Creta pudieron realizar con enorme facilidad durante la Edad del Bronce, criando ganado salvaje (en corrales, cerca del litoral), para soltarlos en caso de que algún enemigo desembarcase. De un modo semejante sabemos que hubo de hacerse en tierras de Iberia, donde existen documentos que señalan cómo los reyezuelos guerreaban utilizando este ardid (soltando toros contra el enemigo, principalmente con teas ardiendo atadas en las astas) (16) .
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Este tipo de defensa -utilizando fieras- parece que fue altamente efectiva hasta la aparición del Hierro. Pero el nuevo metal (fácil de obtener y de trabajar) posibilitó armar grandes masas y fabricar un enorme número de barcos; armadas y ejércitos ante el que unos toros nada podían hacer. Así, valiéndose de duras y baratas herramientas férreas (que nada tenían en común con las delicadas y complejas fundiciones de bronce); nace este el momento histórico del Hierro. En el que surgieron los “imperios del Mediterráneo”; comenzando con el fenicio, al que seguiría el heleno, más tarde el cartaginés y que terminó culminando en Roma.
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Una vez comprendidos los conceptos antes explicados, nos será fácil entender por qué el toro, su piel y el hacha doble eran signos de la protección en el Egeo y en la Iberia del Bronce. Tanto como las razones que unían este signo (semejante al lingote o a la bipena), con el mundo mágico y apotropaico. Puesto que el astado y su cuero, eran imprescindibles para la defensa o la guerra; tal como fue la bipenna en la Edad del Bronce (significando todo ello, además la prosperidad y la riqueza; que se lograba gracias al ganado, las herramientas y armas de ese metal). Entendiendo claramente estos principios que sacralizaban la figura del labrys, podemos ya presentar esquemáticamente los motivos que conferían al signo su valor social y religioso:
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1º) COMO ARMA Y ANIMAL DE DEFENSA: La bifaz hegemonizó la Edad del Bronce, por ser las hachas "planas" o "de talón" las armas principales durante más de dos milenios. El toro y sus astas, representaban al dios de la guerra y fue el totem que servía para alejar al enemigo o para cuidar los ganados del ataque de leones y otras fieras (en el caso de Asia Menor).
2º) COMO PRINCIPIO DE PROSPERIDAD Y PROGRESO: El hacha como herramienta fundamental; para talar árboles, construir casas, barcos o tomar madera en el invierno. Por su parte la res como principio de la economía, como animal de tiro o ganado que proporcionaba su carne, su leche, el bienestar y progreso.
3º) COMO SÍMBOLO DE RIQUEZA: El hacha significó la nueva era de El Bronce, donde los metales cambiaron la Historia junto a todo el sistema de valores y de vida. Por su parte, del toro como patrón medida de la riqueza nacerá el conocido valor "cabeza de ganado" (que se representaba como un cuero o como una “A” volteada, letra que si invertimos se convertirá en una cabecita de toro = V).
4º) COMO FIGURA APOTROPÁICA: La veneración al hacha doble con toda seguridad conllevaba el sentimiento de atemorizar a quienes conocían que determinados pueblos rendían culto a un arma (haciendo así huir al enemigo). Por su parte, el cuero -de la cabra o del toro- tal como hemos dicho, era el material en el que se hacían las corazas (de allí su nombre). Armaduras que luego se revestían de placas, pero cuyo principio activo de protección residía en los cueros que la formaban.
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ARRIBA: Estatua ibérica de Cerrillo Blanco (Porcuna; Jaén), fechada hacia el siglo VI a.C. y propiedad del Museo de Obulco (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En su imagen hemos marcado el complejo "uniforme" que luce el guerrero, en el que destaca primero una coraza con su cardiofilax en el pecho. Pectoral que comúnmente sería de cuero, aunque lógicamente podría llevar para recubrirlo una lámina de metal (una “faleria” de bronce, con el fin de que los venablos resbalasen y que las puntas de lanza o espada no lo atravesaran). A ello, le acompaña un complejo entramado de trinchas y refuerzos (especialmente en los hombros) cubriendo el torso de tal manera que lo hacía casi inexpugnable. En los brazos, porta unos brazales, probablemente de cuero (para aligerar peso) y que vemos servirían para ajustar unas mangas -seguramente también de piel-.
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En la parte baja, luce un jubón perfectamente ajustado y flexible, también fabricado en pieles anchas y quizás con refuerzos de metal en las zonas más "vitales". Dicho calzón le cubre la pretina y debía ser altamente seguro (a más de cómodo); está diseñado como una falda (con posibilidad de abrirse, pues hemos de recordar que la monta a caballo era más peligrosa -sin estribos ni silla segura-, por lo que este tipo de jubón podía hacer las funciones de asiento ecuestre-). A la altura de la rodilla, apreciamos como se observa el inicio de una "espinillera" que en este caso posiblemente sería de cuero (recubierta), aunque entre los grandes generales y los reyes solían ser de bronce, con una prótesis de cuero para ajustarlas. Finalmente, sobre la mano podemos apreciar el escudo oval (tipicamente ibérico, aunque semejante al de otros como el hoplita); comúnmente hechos en maderas ligeras (como la del tilo), recubiertos de cuero y en cuyo centro tendría el "umbo". Una pieza discoidea metálica (de bronce) para asegurar que el escudo no se rompiera con un golpe, a la vez que evitaba que allí quedaran ensartados los venablos, o que el filo del enemigo lo traspasara.
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Por lo demás, podemos ver que el "uniforme" de este guerrero turdetano del siglo VI a.C. coincide con las piezas de El Carambolo. Pues los brazaletes y el cardiofilax que observamos en la escultura son dos de las joyas que aparecen en el tesoro (idealizadas en un pectoral y dos brazales). Asimismo, los eslabones que formarían la corona de El Carambolo serían una sublimación del casco del guerrero. Lo antes expresado nos confirmaría una vez más acerca de este ajuar sevillano, que las placas mayores, junto al colgante más grande y los brazaletes; serían piezas de un monarca. Mientras los eslabones menores, el pectoral más pequeño y el collar pertenecerían a una reina o un príncipe. Por lo demás, las diferentes decoraciones en los colgantes y placas, confirman que hay dos "juegos" de joyas en El Carambolo; a mi juicio, uno de hombre y otro para mujer (habida cuenta que guardan la proporción de peso y tamaño existente entre lo femenil y lo masculino).
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ABAJO: Fotografía tomada en el Museo Arqueológico de Alcoy (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En esta podemos ver los restos de un cardiofilax de cuero, cuya fuerza y perfección debió ser tanta, que ha resistido unos dos mil quinientos años bajo tierra. Siendo así, difícil será imaginar con qué técnica y materiales trabajarían las corazas del guerrero iberico, para que piezas de cuero con madera hayan sobrevivido más de veinticinco siglos. Algo que nos enseña como el cuero (bien hervido, batido y curtido) quizás es mucho más eficaz para proteger el torso de los soldados que el pesado metal -que les impediría moverse con ligereza y rapidez-.
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C) EL LABRYS Y EL NACIMIENTO DE LOS METALES: (17)
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Al leer cuanto antes hemos recogido y frente a las imágenes comentadas, no nos puede caber la menor duda de que el cuero fue uno de los mayores tesoros para el soldado en la antigüedad. Casi tan útil como el metal; pues aunque las armas se hicieran de hierro o bronce, todos los herrajes del caballo, los protectores del cuerpo y hasta el calzado para la guerra, debía ir bien construido con pieles y pellejos de animales. A ello se le sumaban otros elementos de ayuda, como la cuerda y el cáñamo; sin las que el arquero no disparaba o el militar era incapaz de poder ser vestido y revestido debidamente. Pues el último factor de protección debió darlo el esparto y los tejidos trenzados (de cáñamo); absolutamente necesarios para fabricar suelas ligeras o parapetos capaces de repeler las flechas del enemigo (en caso de verse bajo la lluvia de venablos).
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Por todo ello, siempre consideramos que el Eneolítico dió comienzo con la expansión de este último material citado: El cáñamo tejido y especialmente del esparto (aunque sea este un concepto muy personal...). Cuyas plantaciones principalmente se dan en el Mediterráneo y que serían imprescindibles para crear el arco de precisión y toda “maquinaria o construcción” eneolítica. Pues sin unas fuertes cuerdas (como las maromas espartinas) hubiera sido imposible levantar los dólmenes, menhires y los Cromlechs; tanto como pulimentar las hachas de esta época. Acabado de las bifaces pétreas que a mi juicio se trabajaban con un sistema de ruedas giratorias, unidas por cuerdas. Puliendo las hachas y objetos líticos en un simple “torno” que se haría rodar con maromas tensadas, de un modo parecido al que fabricarían el fuego (por medio de un arco y una pieza en su centro, que giraba con la propulsión de la cuerda).
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Por lo que expreso, hemos de considerar que el megalitismo -a más de ser difundido por gentes interesadas en buscar ámbar, gemas y metales preciosos- fue obra de quienes dominaron el "arte" de cultivar, hilar y trenzar el esparto. Pueblos que evidentemente fabricarían arcos o lanzaderas de gran alcance y precisión, capaces de levantar rápidas empalizadas con madera; pero también de hacer sacos, ropas y cestas, de enorme utilidad para el comercio y la agricultura. Aunque, solo aquellos que dominaron el arte de tejer grandes maromas, pudieron iniciar la navegación. Ya que los primeros barcos se realizaron con cuadernas atadas y embreadas. Un proceso para construir naves, que -aunque nos parezca inviable- hemos podido ver y estudiar, pues aún se sigue utilizando en zonas de África. Donde se cortan las cuadernas y tras secarlas y darles forma abombada, se unen; cosiendo unas a otras con cuerdas. Una vez atadas esas maderas, se embrean bien con "calafate" (restos de humo tomado de las chimeneas) y posteriormente se deja secar el embreado exterior e interior. Finalmente se bota el barco aunque varándolo a poca profundidad; pues al mojarse la nave, sus maderas ensanchan mientras las cuerdas (que atan las cuadernas) se estrechan; quedando perfectamente cerrado e impermeabilizado el casco.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Fotografía y maqueta de una de las falúas típicas del Duero, con las que antes de la llegada del tren, trasportaban las barricas hasta el Puerto que da nombre a la capital portuguesa. Barcos de poco calado y muy semejantes a los que hay en otros ríos (como en el Nilo), que cualquier taller de carpintería podía fabricar. Pese a su corta eslora y sin ser “marineras”, embarcaciones semejantes permitirían llegar desde Oriente Medio, de Creta o de las proximidades de Egipto, hasta la Península Ibérica (en verano y costeando). Habida cuenta que el Mediterráneo durante los meses de junio a septiembre es un mar que no presenta apenas problemas y que de puede atravesarse de Este a Oeste en una chalupa (siguiendo rutas de cabojate) -la imagen fue tomada en las bodegas Ferreira de Oporto (a quienes agradecemos nos permitan divulgarla)-.
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Otra fotografía de las bodegas Ferreira, Oporto (a quienes agradecemos nos permitan divulgarla). En este caso vemos bueyes cargando los toneles de vino. Observemos cómo entre sus astas llevan los “frontiles”, que consisten en piezas acolchadas que actúan como cojines, con el fin de que el bóvido no sufra con el peso de la carga sobre su cabeza. Esta idea y el uso verdadero del frontil (como un colchón, para que el buey no tenga daños en la testuz) expresa de nuevo que la idea de los profesores Escacena y Amores acerca de los pectorales de El Carambolo, no encaja en verdad con el significado y uso de aquellas joyas. Pues a mi juicio, la aparición de el labrys en la testuz de toros (como el de Alonis o en de Monforte), no es propiamente un “frontil”. Ya que los frontiles son un arreo (no un enjaezamiento) y como decimos, sirven para evitar los daños de la res que carga -por ello se coloca ente las astas, no en la frente-. Por su parte, cuando vemos algún toro con adornos (como sucede con el buey Apis en Egipto), ello sí se corresponde con un enjaezamiento, en el que se cuelgan joyas y prendas del dios bóvido. Tal como sucedería en el caso de los ibéricos; que hemos de suponer rendirían culto a toros bravos y su marca en forma de labrys señalaría el punto débil y principal del morlaco (no tratándose aquella bipenna esculpida en la frente de la res de un frontil; que se usan tan solo para los mansos bueyes, mientras tiran de los carros).
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Con naves construidas por medio de cuerdas (cosidas con maromas, tal como hemos descrito antes de las imágenes) viajaban las gentes de Somalia y de los países vecinos al Mar Rojo; siendo capaces de cruzar miles de millas a vela, sin percance alguno. Cuanto hemos narrado explicaría que en el milenio IV a.C., aún antes de conocerse el bronce, gentes de Oriente Medio pudieron cruzar el Mediterráneo y llegar hasta nuestras tierras. Algo que justifica por qué comienzan a aparecer en tierras de Almería, ídolos de ojos hacia el 3500 a.C.. Figuras y esculturas de Los Millares almerienses, casi iguales a las sumerias (halladas a miles en Siria y de misma datación). Todo lo que dejaría en evidencia que desde Asia Menor llegaban ya visitantes a nuestras tierras al menos desde el V y IV milenio a.C.. Misioneros o expedicionarios, junto a pueblos y gentes huidas, que darían comienzo al megalitismo y al eneolítico.
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Mucho se ha hablado acerca de si esta civilización que construía con piedras ciclópeas fue iniciada por habitantes de Europa, quienes progresivamente avanzaron y la divulgaron, hasta llevarla al Egeo o a Oriente Medio. Algo que se justifica en base a que los megalitos no comenzaron a verse en el Mediterráneo central (Italia o Argelia), hasta mediados del segundo milenio a.C.. Aunque precisamente fue durante esta etapa (III y II milenios a.C.), cuando aquellas construcciones hechas con grandes bloques naturales pasaron a levantarse con piedras de menor tamaño, hasta que se hicieron casi con sillares del peso de un ladrillo (dando a su planta, forma oval o circular). Todo lo que se debió a la proliferación del bronce, que permitía cortar las rocas con iguales formas. Por ello, tanto los tholos egeos de ese segundo milenio a.C., como los enterramientos similares y de misma época (dispersos por el Mediterráneo oriental); tienen sus antecedentes directos en estas construcciones: En cuevas artificiales muy anteriores y del Atlántico. En especial, en las que proliferan en Península Ibérica y en las tumbas de corredor de la cornisa atlántica; siendo los antecesores de aquellos tholos de Micenas, estos cenotafios semejantes, que existen por doquier en Andalucía, Irlanda o en Gran Bretaña. Algo que indicaría como ya en el segundo milenio a.C. la "moda" se creaba en el Occidente lejano, para ser desde allí importada al Egeo micénico o a la Italia pre-etrusca.
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De todo ello y de los motivos que hicieron prevalecer en el Egeo o en Oriente Medio, estilos aparecidos en el Occidente remoto, hay una explicación lógica e histórica. Pues la vía de comunicación entre ambos puntos parece estar claramente descrita en una ruta de los metales que iría desde las islas de Chipre-Creta y Malta a nuestra Iberia. Una ruta marítima que ya se iniciaría en el VI y V milenio para buscar oro, plata o ámbar, pero que tras el descubrimiento de el bronce sería imprescindible para el desarrollo del Mediterráneo. Pues cuando se inventa la aleación que proporcionaba la elasticidad justa al cobre (añadiéndole un 8% de estaño) no solo cambia la Historia, sino todos los estilos y formas de vida. Algunos -como Schulten- creyeron que el bronce se encontró directamente y en estado natural, al hallarlo así compuesto en una mina de Cornualles (que al parecer contiene ya el mineral cúprico aleado con la casiterita). Sea como fuere, su fecha de inicio o hallazgo podemos suponerla hacia el 2700 a.C... Momento que coincide con la explotación de minas atlánticas, como las de Rio Tinto (en Huelva) a manos de lo que se supone emigrantes llegados de Oriente Medio. Pese a ello, unos dos mil años antes ya se había desarrollado una civilización occidental (la megalítica), seguramente originada por expedicionarios que buscaban oro, plata, gemas y ámbar. Una cultura que algunos suponen autóctona, aunque no podemos admitir esa hipótesis por las evidencias que tras las imágenes exponemos.
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IMAGEN, ARRIBA: Sandalias de esparto aparecidas en la Cueva de los Murciélagos (Albuñol, Almería) y que se fechan entre el 5200 y el 4600 a.C. (propiedad del Museo Arqueologico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Podemos considerar esa zona (Almería) y estas fechas, como punto de partida para el inicio de lo que posteriormente sería el megalitismo. Una civilización seguramente importada -o inculcada- por misioneros y expedicionarios llegados desde Oriente Medio (buscando nuevas tierras, metales preciosos, gemas y ámbar). A mi juicio, esta cueva de los Murciélagos sería uno de los primeros santuarios donde enterraron a varios de los que comenzaron aquella cultura de las piedras ciclópeas. Monumentos de gran tamaño, levantados principalmente para orientarse y poder regresar anualmente al punto de partida (sirviéndose de las sombras de los menhires o de las coordenadas que les prestaban los cromlechs).
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IMAGEN, ABAJO: Otro objeto aparecido en la Cueva de los Murciélagos, donde fueron halladas diversas zapatillas, junto a cestas votivas de esparto -como dijimos, se fechan entre el 5200 y el 4600 a.C. y son propiedad del Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen)-. Contenían algunos de estos capacetes, flores de adormidera; lo que nos indica el sentido ritual e iniciático de este enterramiento de Los Murciélagos, en el que aparecieron doce cadáveres de hombre rodeando al de una mujer. Fue tristemente expoliado a principios del siglo XIX, pero un sabio coetáneo sería capaz de recuperar cuanto allí dejaron sus ladrones, e incluso describir en qué forma encontraron todo, aquellos que primero entraron (antes de llevarse una diadema de oro y algunas cosas de valor). Esta persona de enorme calidad humana y humanística fue Manuel de Góngora y Martínez, que en 1868 publicó un libro en el que dedica un extenso capítulo a la mencionada cueva. Obra titulada "Antiguedades prehistóricas de Andalucía (monumentos, inscripciones, armas, utensilios y otros importantes objetos pertenecientes a los tiempos más remotos de su población)". Donde Manuel de Góngora explica el modo en que los mineros tomaron una diadema de oro y algunos utensilios de aquella cueva; la forma en que se encontraron los cadáveres; detallando cuantos pormenores pudo recoger y destacando el hecho de que todos los allí enterrados aparecieran vestidos con trajes de esparto.
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Como hemos dicho, las fechas de inicio de esta civilización de los megalitos podemos obtenerlas en la Cueva de los Murciélagos, considerando que aquellas gentes vestidas de esparto pertenecieran ya a una nueva Era: El eneolítico. Una época donde la cuerda y el cáñamo sería fundamental; tanto para armarse, como para vestirse y fabricar utensilios. Pudiendo gracias al trenzado de fibras construir y crear con cierta facilidad una gran serie objetos o edificaciones (de esparto y barro). Llegándose así a las primeras fabricaciones en serie gracias a los recursos que las cuerdas y esos tejidos proporcionaban; logrando venderlos o intercambiarlos y generando una verdadera industria y una Sociedad. Todo lo que supondría el avance del eneolítico, a lo que se sumaba que el esparto permitiría levantar casas y empalizadas a toda prisa, construir armas de mayor precisión (como los arcos o lanzaderas) y hasta armar barcos y hacer velas. Ello, unido a la capacidad de vestirse sin necesitar abastecerse de pieles de animales y a la posibilidad que de construir objetos y cestas de forma rápida, capaces de trasportar mercancías. Concedió a esta etapa un sentido semejante al momento en que se inventó el plástico (hace apenas unas décadas). No habiendo otra época anterior en la Historia semejante, desde que se descubrió y dispersó la cerámica (entre el 9000 y el 7000 a.C. -conforme áreas-). Por cuanto la difusión y cultura del esparto (o del cáñamo) debió ser de una enorme prosperidad; tanta como para generar el megalitismo en Europa.
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Por lo que anteriormente decimos, este trenzado de fibra sería realmente el material que inició el eneolítico (la piedra pulimentada) y su hallazgo o dispersión generaría a mi juicio la gran civilización de los dólmenes, menhires y cromlechs (desde el V milenio a.C.). Ello explicaría por qué esta cultura de las piedras ciclópeas nace en el Sur de España, donde el esparto es tan común como fácil de cultivar. Aunque en verdad los megalitos se expandieron por la cornisa atlántica; a mi juicio debido a la necesidad de crear "una red de localizadores" (o de puntos para guiarse durante aquella milenaria búsqueda de los metales preciosos y del ámbar). De tal manera, se comprende la profusión de menhires y cromlechs que se extienden desde el Sur de Portugal, Extremadura, Galicia y el Cantábrico; hasta llegar a Francia. Siendo innumerables los que posteriormente encontraremos en las Islas Británicas o en el camino hacia el Rin. Todo lo que a mi entender se debe al intento permanente por extender puntos de referencia: Gnomons y observatorios astronómicos a través de los que podían mirar cada verano las sombras y estudiar las estrellas, para conocer así la ruta a seguir (de ida o de regreso, en aquella vía de los metales y el ámbar).
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Consecuentemente y conforme a esta teoría, parece cierto que el megalitismo nacería y se mantendría gracias a estos exploradores. Gentes que iban y venían desde el Oriente Mediterráneo a Iberia; para llegar luego de nuestras tierras al litoral atlántico, alcanzando Jutlandia o a las Islas Británicas. Pues la evidencia que expresa como esta cultura fue importada y mantenida por expedicionarios (buscadores de oro, plata y ámbar) se encontraría en el motivo de sus monumentos. Siendo la razón de los megalitos actuar como guías o puntos de referencia del viajero, que iba y venía cambiando mercancías. Así, tal como hemos dicho, los menhires actuarían como relojes o gonomons solares para conocer la fecha y orientarse a través de su sombra. Los cromlechs, como observatorios astronómicos donde estudiarían el Cosmos (para orientarse) y formarían a sus guías o sacerdotes -quienes pilotarían o llevarían las naves costeando por el Atlántico-. Finalmente, los dólmenes serían usados como cuevas o sepulcros (quizás con el fin de momificar en su interior los cadáveres, para lo que tan solo haría falta rociar al muerto con sal y ocre; pasando a hacer periodicamente fogatas en la entrada de la tumba de corredor).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Vitrina del Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen), junto a la que hemos recogido una frase del sabio profesor Almagro Basch (18) . En ella este genio de la arqueología ya nos dice que la zapatilla votiva en hueso (que vemos), contiene las mismas características que las lúnulas irlandesas y de los idolillos megalíticos. Fue hallada en un enterramiento megalítico de Almirazaque (Almería), localidad de Cuevas de Almazor, cercana a Los Millares. Sus dibujos son iguales a los del campaniforme y su significado votivo sobre el esparto deja bien claro la sacralización de este material. Un tejido que no solo les permitía vestir y crear instrumentos de manera sencilla; sino también armarse y protegerse, pues los escudos y corazas recubiertas de esparto serían francamente seguros en una época en que no existían los metales. Ello explicaría por qué en la Cueva de los Murciélagos (antes mencionada), algunos de los difuntos allí inhumados tenían un "casco" de este tejido. Por lo demás, otros tipos de cáñamo también concedían una aplicación médica y bélica. Proporcionando la adormidera una droga que permitía parir y "operar" sin dolor, aunque también batallar sin sufrir miedos ni angustias. Siendo mi teoría que los ejércitos antiguos proporcionaban este tipo de drogas a sus soldados antes de entrar en confrontación, todo lo que actuaba como "una poción mágica" normalmente realizada con adormideras (19) .
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BAJO ESTÓS PÁRRAFOS: Diversos ídolos, expuestos en la misma vitrina del Museo Arqueológico Nacional, que la sandalia votiva anterior (agradecemos nuevamente al M.A.N. nos permita divulgar la imagen). Observemos que estas figuras de pizarra semejan personajes con ojos, que van vestidos con tejidos triángulares (probablemente con corazas de esparto). Asimismo, es de destacar que lucen placas que recubren su vestimenta, lo que pudieran ser láminas de armadura (en madera o concha). Algo que quizás nos hable de las corazas de esta época en la que no existían los metales. "Armaduras" que pudieron fabricarse tan solo con un taje de esparto, puesto sobre una funda de piel y recubierto con placas de madera o conchas. De ello la importancia de este tejido, que no solo vemos como votivo en el caso de la sandalia de Almirazaque (arriba), sino también en la Cueva de Albuñol. Enterramiento donde recordaremos que todos sus miembros iban vestidos de esparto y lucían hasta pulseras y cascos de este material (junto a collares con conchas atados en ese cáñamo).
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Para terminar añadiremos, que en la vitrina en imagen, junto a estos ídolos de pizarra vemos otros de misma época, pero de tipo cruciforme. Estas figuras son muy semejantes al “labrys” y se repiten en todo el campaniforme, proliferando en zonas como Huelva y el Sur hispano, donde es común encontrar ese diseño que claramente recuerda a "un humano simplificado". Por ello, creo personalmente que estos idolillos simbolizarían el guerrero; soldado que en muchas otras civilizaciones se esquematiza con esta forma de doble triángulo. Probablemente por recordar su diseño al del hacha, o quizás por semejar la persona con un escudo en sus manos. Sea como fuere es común en el arte geométrico griego, en el cicládico heleno y en otros muchos periodos anteriores a la Edad del Hierro, la figura del guerrero representada como dos triángulos unidos (semejante al Labrys).
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Tal como hemos resumido, de algún modo comprendemos mejor por qué se produce el megalitismo en Europa y de qué modo, tras el descubrimiento del bronce (uno dos mil años después), los estilos comunes al Occidente remoto, avanzaron hacia Oriente Medio al Egeo. Pues tras el hallazgo del cobre aleado con estaño, lo más importante para las culturas asentadas en el Mediterráneo sería buscar minas de aquellos metales. Debido a que sin bronce era imposible ya prosperar o defenderse; siquiera dominar a otros, o mantener la seguridad en un territorio. Siendo así, el hallazgo del mineral cúpreo y de la casiterita se haría primordial desde el 2700 a.C.; momento en que podemos fechar la expansión y conocimiento del nuevo metal (para cuya obtención se hizo imprescindible llegar al Atlántico). Un periodo que precisamente coincide con la eclosión del primer dinástico en el Nilo y con su capital en Saqqara (durante el reino de Djoser y bajo el gran arquitecto Imnhotep). Etapa que a su vez fue el inicio que del primer Minóico (en Creta) y de Elam, o Ur, en Mesopotamia.
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En lo que se refiere a la búsqueda del bronce en la zona Este mediterránea; esta debió ser muy pobre y accidentada, pues apenas existieron allí minas de cobre y menos de casiterita. Habiendo sido el gran yacimiento del tercer milenio a.C. el piélago que tomó nombre de aquel metal cúpreo (Chipre=Cupre); aunque en el segundo milenio ya estarían agotadas sus vetas. Algo semejante sucedería con las minas aparecidas en Kalkis, isla cercana al Ática y que también fue denominada "cobre" (en griego kalco); pero que pronto vio terminadas sus reservas naturales. Todo ello, unido a la prácticamente inexistencia de casiterita en el Mediterráneo, obligó que los egeos y anatolios se aventurasen a buscar esos metales en la Cólquide (el Cáucaso). Mientras otros preferirían ir hacia la antigua ruta del ámbar; gentes acostumbradas a viajar hacia Occidente. Tal como harían los cretenses y chipriotas, junto a las civilizaciones de Oriente Medio; hallando en nuestras tierras y en el Atlántico, el cobre o estaño -imprescindible por entonces para sobrevivir-. Por su parte, los egipcios parece que encontraron algunos de sus yacimientos en el centro de África; aunque se supone que en su mayor parte se abastecieron de cuanto importaban desde el remoto Occidente, las gentes creto-chipriotas y los marineros asentados en el litoral de Asia Menor.
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Siendo así, no es de extrañar que desde el segundo milenio a.C. ciertas modas del extremo Occidente (los dólmenes y grandes sepulcros) fueran llegando al Egeo o a Asia Menor. Tanto que mil años después y en tierras de Micenas o de Magna Grecia, se levantarían megalitos y tumbas de corredor semejantes a los de nuestra Península o a los de Irlanda. Construcciones nacidas en etapas muy posteriores a las originales, ya que los modelos semejantes -del Atlántico o en el Sur de Iberia- se habían hecho decenas de siglos antes. Pues los verdaderos dólmenes proliferaron en la cornisa atlántica, desde el V al III milenio a.C.; siendo precisamente en esta etapa final cuando comienzan a aparecer en el centro del Mediterráneo y en el de Europa. Tal como podremos comprobar el mapa que a continuación recojo, donde observamos cómo el inicio del megalitismo se sitúa en el Algarve, pasando luego a Bretaña y a Irlanda. Apareciendo durante el siguiente milenio (IV a.C.) a Malta, Norte de África, Sur Peninsular (Almería) y extendiéndose por todo el Atlántico (hasta Jutlandia). Tan solo llegando a lugares como Córcega, Cerdeña, Sicilia o Tarento ya a mediados del segundo milenio; en plena Edad del Bronce. Todo lo que indica que entre el V y el IV milenio a.C., la ruta desde Oriente Medio a Iberia e Irlanda, sería la que se observa en el mapa: Malta, Túnez-Argelia, Magreb, Almería-Granada-Cádiz y cornisa atlántica (hasta Irlanda o Dinamarca). Mientras en el III milenio, los buscadores de bronce habrían abierto una nueva vía para llegar hasta los metales de Occidente, siguiendo el Mediterráneo Norte: Desde Grecia a Tarento y de Córcega a Cerdeña (muy rica en metales), continuando finalmente hacia Ibería y el Atlántico. Siendo estos quienes importarán los nuevos estilos dolménicos, hacia sus lugares de origen.
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IMAGEN, ARRIBA: Mapa trazado por mí, en el que recojo la distribución de los megalitos conforme a sus fechas. Observemos que en el quinto milenio aparecen en El Algarve, Bretaña y en el Sur de Irlanda. Posteriormente se extienden por todo el litoral atlántico en la búsqueda del ámbar y metales; llegando hasta Dinamarca en una ruta que describe cómo viajaban los exploradores desde Oriente Medio hasta sus minas en Europa: Malta, Túnez, Argelia, Magreb; Sur Peninsular y el Atlántico. Mientras en el III milenio (ya en la Edad del Bronce) algunos expedicionarios se aventuran a llegar hasta Escandinavia, al Norte de Iranda y Gran Bretaña; avanzando hacia el centro de Europa. Gentes que probablemente ya siguen otra vía, por el Norte del Mediterráneo y de allí la aparición de Megalitos en Córcega, Cerdeña, Sicilia y Tarento. Todo lo que describiría nuevos caminos abiertos con seguridad por los buscadores de bronce -cobre y estaño- (no ya de gemas, oro y plata).
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IMAGEN, ABAJO: Molde "univalvo" para fundir hachas planas en la Edad de Bronce (perteneciente al Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Como podemos ver, guarda una enorme semejanza con los crisoles y las asheras (o altares sagrados) de Micenas y de Tartessos. Pues el centro de aquellas mesas rituales -como las de El Carambolo, Coria del Río, Malaka o Lerna-, simulaban una piel de toro o bien el hacha doble; todo lo que indica claramente su filiación a religiones de la Edad del Bronce y su origen tan unido a Creta y Chipre.
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En la anterior exposición, hemos pretendido resumir miles de años en apenas unas lineas. Algo que creemos pueda servirnos para llegar a comprender qué fue el megalitismo, por qué se produjo y por qué aparece "imitado" en el Mediterráneo (durante su etapa final). Pues sin la explicación anteriormente expuesta, puede hacerse incomprensible los motivos que llevaron a copiar estilos del extremo Occidente, a gentes de civilizaciones tan avanzadas como la de Micenas, la minóica, la hitita y neohitita, o la de Ugarit y Biblos. Pese a todo, parece que aquellos exploradores, pertenecientes a esas grandes culturas; cuando viajan hasta el Occidente remoto buscando metales (en especial cobre y estaño), quedarían impresionados de estas construcciones atlánticas. Dólmenes, Cromlechs, Menhires y tumbas de corredor, que sin lugar a dudas eran la prueba de que había existido una gran cultura, en tierras de lo que era para ellos fue el Fin del Mundo (un lugar frío y despoblado). Civilización que los expedicionarios denominarían "atlántica" y que rememorizarían al retornar a sus lugares de origen (imitando en el Sur de Italia, el Egeo o en Anatolia, sus cuevas artificiales o sus ciclópeos cenotafios). Naciendo así los megalitos de Córcega y Cerdeña, los Tolhois micénicos o las tumbas de corredor en túmulos neohititas, junto a los sepulcros de Biblos... . Construcciones levantadas con iguales formas que habían realizado miles de años antes los habitantes del remoto Occidente y que veremos profusamente "copiadas" por todo el litoral de Oriente Medio (veinte o treinta siglos después).
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Pero regresando a la época de los megalitos, para completar y centrarnos de nuevo en el estudio y significado del Labrys. Hemos de explicar qué sentido y qué avances pudo ofrecer el Eneolitico, para que surgiera tan pronto la posterior civilización del Bronce. Todo lo que se explica a mi juicio desde ese nuevo material difundido: El esparto. Un tejido y cuerdas con las que podían hacer casas y barcos, tanto como elevar y mover los bloques ciclópeos -con los que construían sus monumentos-. Asimismo, con el esparto era posible fabricar capazos (flexibles y resistentes), que no solo permitían transportar mercancías hasta lugares lejanos, sino que además eran verdaderos moldes para la cerámica. Bastando rellenar los laterales de una de esas cestas con arcilla mojada y dejarla secar, para obtener ya un recipiente (incluso de gran capacidad). Método de hacer objetos cerámicos con enorme capacidad interior; puesto que a mano, no eran fáciles de moldear y menos cocerlos en hornos de baja temperatura. Ya que -como es sabido- los recipientes de arcilla, cuanto mayores son, más difícil resulta hornearlos; además, cuando se trata de vasijas de gran tamaño suelen rajarse al secar o al contacto con el fuego.
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Debido a este uso dado a los cestillos de esparto (como moldes para el barro) creemos que nace la cerámica de tipo campaniforme, cuyos dibujos y diseños recuerdan claramente a un capazo o a cuerdas, que recubren el cacharro. Pues tal como podremos observar, esa cerámica con forma de campana invertida, realmente lo que más parece es una cesta flexible. Algo que explicaría por qué el campaniforme nace en el Sur hispano (en tierras cercanas a Almería, tan ricas en esparto) y se expande por toda Europa. Habida cuenta que ese tejido sería una de las mercancías mas preciadas que llevarían los expedicionarios que cada verano arribaban a las costas del Norte. Para intercambiar ámbar, gemas y metales; trocándolas principalmente por cestas, trajes, cuerdas y hasta corazas, fabricadas de este material, cuyo cultivo tan solo es posible en zonas como las del Sur peninsular.
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Además, tras el hallazgo del bronce debieron ser mas periódicas las visitas a las costas del Atlántico de aventureros y buscadores de metal -llegados de Iberia o del Mediterráneo-. Pudiendo haberse establecido en este momento (desde el II milenio a.C.) colonias o colonizadores, con el fin de organizar las minas cúpricas y del estaño atlántico. Misioneros o expedicionarios que aculturasen las zonas occidentales tan ricas en esos metales, apenas existentes en el Mediterráneo. Siendo esta la cultura del hacha doble, la del "labrys" o la de los Hombres del Bronce llegados a Occidente (de la que seguiremos hablando en nuestros siguientes capítulos). Aquellos visitantes de la ruta del ámbar que para comerciar y defenderse ya portaban la bipenna de metal.
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ARRIBA: Foto compuesta. Detalle de uno de los capiteles del Cortijo del ahorcado (Jaén, periodo turdetano, siglo IV a.C.) -propiedad del Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. A su lado (nuestra derecha) dibujo de una tumba cerámica procedente de Retymnos, del Minoico Palacial (1400 a.C.) y expuesta en el Museo de Eritrea -Creta- (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Observemos primero el sepulcro cretense, perteneciente a la Edad del Bronce, que está adornado con un "labrys" entre dos cuernos de la consagración. Por su parte, abajo tiene una cenefa con dobles hachas y "ojos" o círculos concéntricos. En la parte de nuestra izquierda hemos descrito y dibujado esa cenefa, para que comprendamos como la tumba minóica se decora con una banda compuesta por "ojos y hachas dobles". Unos motivos casi iguales a los que contiene el capitel del Cortijo del Ahorcado (mil años posterior); que como podemos ver se adorna con círculos y bipennas -bifaces oculadas-. Signos que han permanecido en la Península desde la Edad del Bronce hasta la romanización.
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ABAJO: Falcata del siglo IV a.C. expuesta en el M.A.N. (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Observemos la señal del labrys en su empuñadura; marca que lucen muchas de las armas celtibéricas.
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SOBRE Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Arriba, dibujo publicado en la revista Vaccea 2007; con un puñal tipo Monte Bernorio, hallado en Necrópolis Las Ruedas (Tumba 28, de Pintia). Vemos como su contera tiene claramente forma de lingote (piel de animal) o de labrys. Abajo, podemos ver uno de los múltiples puñales celtibéricos que contienen este mismo tipo de marca. En este caso se trata de dos vainas halladas en de La Osera y Chamartín de la Sierra (fechados en el siglo IV a.C.). Las punta de la funda de aquellas armas suele ir decorada con esta figura semejante al "labrys", todo lo que indica que se trataba de un símbolo apotropaico, pues la "contera" significaba la protección.

De tal manera, la palabra "Mikene" en griego significaba "contera" y a su vez "seta" -ver (19)- . Esta voz dio nombre a Micenas, a mi juicio debido a que los guerreros confiaban en la protección que les daban las "setas" (que ingerían antes de batallar). Hongos alucinógenos y enteógenos, que les proporcionaban un vigor sobrehumano, permitiéndoles entrar en guerra sin temor y quitando todo dolor en caso de caer heridos. De ello que también "Mikene" signifique "contera o punta de vaina", pues es esta parte la que protege del corte. Lo que explicaría cómo una gran mayoría de los puñales tipo Miraveche y Monte Bernorio, contienen esta decoración, que sin duda es un signo apotropáico (para evitar caer herido o perder en la batalla). Finamente añadiremos, que la similitud del signo con el cuero o la piel, también explica este uso como talismán; pues las protecciones del guerrero ya vimos que se hacían con cuero. Por lo demás, estos puñales también conservan los adornos con formas de esparto, comunes al campaniforme ibérico; tal como podremos ver en los dibujos del artículo de Beatriz Grinó cuyo enlace incluyo en la cita (20) .
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CITAS:
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(1): "TIPOLOGÍA DE LINGOTES DE METAL Y SU HALLAZGO EN LOS DEPÓSITOS DEL BRONCE FINAL DE LA PENÍNSULA IBÉRICA"
PABLO GÓMEZ RAMOS // UAM // Editado por: CuPAUAM. 20. 1993. pp. 73-105
(2): "Según los datos que sobre ellos aportan investigadores extranjeros los primeros lingotes de la Edad del Bronce (Bronce Antiguo) documentados en Francia, Alemania y Suiza son los lingotes hipenneo con forma de hachas dobles (Briard, 1976, 238). Son piezas de cobre, con impurezas frecuentes de arsénico, antimonio, plata o níquel, las cuales confirman su antigüedad. Todos ellos aparecen perforados en el centro con un pequeño orificio, suficiente para el paso de una cuerda, pero demasiado reducido para ser utilizado en el enmangue, lo que los descarta como útiles o instrumentos de trabajo (Dechelette, 1928, tomo II, 404-405)". 
Pag. 74 Op. Cita (1)
(3): TARTESSOS, Adolf Schulten (1921) Ed. Austral; MADRID 1971; pag 23 (mencionado en una cita de esa página y explicado a o largo del primer capítulo).
(4): Interpretación nuestra sobre la Figura 2 del monográfio de Álvaro Gómez Peña: (SPAL 19 ; 21 -Así en Oriente como en Occidente: El Origen Oriental de los Altares taurodérmicos de la Península ibérica; pags. 129-148) varios tipos de lingotes de cobre de procedencia oriental paralelizables con los altares de el Carambolo, Caura y Malaka.
Acerca del tema que tratamos, recomendamos consultar el trabajo del mismo autor publicada en Salamanca; 2012 Colección Temas y Perspectivas de la Historia, núm. 2: UNA MIRADA HISTORIOGRÁFICA A LA IDENTIDAD DE LOS ALTARES TAURODÉRMICOS DE LA PROTOHISTORIA PENINSULAR IBÉRICA
(5): A los interesados en ver el grado de perfección y belleza que logran tener algunas de estas piezas eneolíticas, les recomendamos consultar el libro "SYMBOLS OF POWER AT THE TIME O STONEHENGE" de Clark-Gowi-Foxon // Edimburgo 1985. Del que recogemos la portada.
(6): ACERCA DEL VALOR APOTROPÁICO DE LOS DIJES, JOYAS Y CUENTAS; ASÍ COMO DEL EXTENDIDO NEGOCIO QUE IMPUSIERON LOS FENICIOS CAMBIÁNDOLAS POR TODO TIPO DE MERCANCÍAS, RECOMENDAMOS VER NUESTROS ARTÍCULOS:
45ª- Misticismo y curación a través las joyas en La Antigüedad. Escapularios, medallas sagradas y pectorales. -SIGNIFICADO APOTROPAICO DE LA JOYERÍA SAGRADA Y PERVIVENCIA DE ELLO HASTA NUESTROS DÍAS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-7-7.html
46ª- El collar-pectoral como protector del alma.-DESDE EGIPTO HASTA HOY, LAS JOYAS TOMARON UNAS FORMAS MÁGICAS; MUCHAS SE CONSERVARON Y SIRVEN PARA PROTEGER A QUIENES LAS LLEVAN (TALISMANES, ABALORIOS, DIJES O MEDALLAS)- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-9-8.html
47ª- Joyas y guardianes del espíritu. Del collar y el pectoral, a las Lúnulas. -MÁS SOBRE EL SENTIDO APOTROPAICO DE LOS COLLARES, VEMOS EL VALOR RELIGIOSO Y MÍSTICO QUE TENÍA UN TESORO; ALGO QUE HOY CALIFICAMOS COMO UN OBJETO DE PODER O DECORATIVO- VER:
(7): PAG. 75:
"También pertenecientes al Bronce Antiguo, se han señalado como posibles lingotes algunas hachas de cobre y asimismo algunos lingotes-torques, con enrollamientos finales. Hallados sobre todo en Alemania, se denominan lingotes-barra o "rippenbarreri' (Briard, 1976, 238; Mohen, 1992, 117-118). En el Bronce Final y derivados de los lingotes bipenne, aparecen los lingotes saumon, localizados en depósitos tanto del Bronce Final I como del Bronce Final 111. Presentan forma romboidal con perforación central y tienen un peso aproximado entre 2 y 4 Kg. (Mohen, 1992, 118). Del Bronce Final 11 y correspondientes al grupo de Saint-Denis-de-Pile dest3C3n los lingotes en forma de barras de sección plano-convexa con un alto contenido en estaño (Briard, 1976, 240). No obstante, el tipo de lingote más frecuente durante el Bronce Final, en concreto Bronce Final III, son las tortas de fundición, mencionadas comúnmente en la bibliografía como lingotes plano-convexos, en relación a su forma obtenida en el fondo del horno de fundición. Suelen ser de cobre casi puro y con un peso por término medio para las mayores piezas, en torno a los 4 Kg. (Tylecote, 1987,18). Aunque existen algunos hallazgos del Bronce Medio, su gran desarrollo se producirá durante el período último de la Edad del Bronce. No obstante, estos lingotes no son exclusivos ni de Europa Occidental, ni tampoco del Bronce Final. Así, lingotes circulares plano-convexos eran fabricados en los hornos de Timna, Palestina (siglo XI1 a.C.)y en todo el Mediterráneo oriental (Tylecote, 1962; Mohen, 1992). Los pecios anatolios de Gelidonya y Ulu Burun, así como algunos hallazgos en la costa norte de Israel son también representativos a este respecto. A su vez, los lingotes plano-convexos son el tipo de productos de fundición de mayor desarrollo temporal. Hay tortas de metal en contextos de la Edad del Hierro, pero también en época romana, medieval e incluso moderna (Craddock y Hook, 1987)".
(8): Para cuanto explicamos, recomendamos leer nuestros artículos:
- METROLOGÍA EN EL MUNDO ANTIGUO: Sobre ponderales y modelos de longitud; hipótesis peninsulares prerromanas. CONTINUACIÓN (parte tercera). TRATA SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA MEDIDA EN LA ANTIGÜEDAD, TANTO COMO DE SUS VALORES. CONSTA DE TRES ARTÍCULOS:
1.- METROLOGÍA EN EL MUNDO ANTIGUO: Sobre ponderales y modelos de logitud; hipótesis peninsulares prerromanas (parte primera). http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/metrologia-en-el-mundo-antiguo-sobre_3354.html
2.-METROLOGÍA EN EL MUNDO ANTIGUO: Sobre ponderales y modelos de longitud; hipótesis peninsulares prerromanas. CONTINUACIÓN (parte segunda). http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/metrologia-en-el-mundo-antiguo-sobre_4016.html
3.- METROLOGÍA EN EL MUNDO ANTIGUO: Sobre ponderales y modelos de logitud; hipótesis peninsulares prerromanas. CONTINUACIÓN (parte tercera). http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/metrologia-en-el-mundo-antiguo-sobre_5.html
4- CONCLUSIÓN FINAL A LA METROLOGÍA Y PONDERALES; DE LA EDAD DEL BRONCE A LA DEL HIERRO -su pervivencia en época grecorromana y su perduración hasta nuestros días-. Es la conclusión a los tres artículos anteriores. CONTIENE UNAS TABLAS DE CONCORDANCIA que bajo este marcamos. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/conclusion-final-la-metrologia-y.html
a) Tablas de concordancia del artículo: CONCLUSIÓN FINAL A LA METROLOGÍA Y PONDERALES; DE LA EDAD DEL BRONCE A LA DEL HIERRO -su pervivencia en época grecorromana y su perduración hasta nuestros días-. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/tablas-de-concordancia-del-articulo.html
5- METROLOGÍA Y PONDERALES EN LA IBERIA PRERROMANA (Sobre los estudios de Mora Serrano y de Ma.Paz García-Bellido) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/06/metrologia-y-ponderales-en-la-iberia.html
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Pese a ello, para el que deseé conocer rápidamente los valores finales que pudimos obtener de los diferentes Siklos, Shatys, Minas, talentos y etc. Facilito los siguentes datos:
DEBEN = 90 gramos.
SHATY = Siklo Oro = 7,5 g.
Shekel Judio = 11,34 = (Shaty · 3/2) · 126/125
Siklo Oro · 49/50 = Siklo Púnico..................... 7,5 · 49/50 = 7,35 g.
-Multiplicado por 10 y dividido por 12 da exactamente 7 g., que es una medida de concordancia general.
-2 Lingotes (16,8 g) = 5 SIKLOS BABILONIOS de 6,72 gramos.
-Multiplicado por 15/14 = 18 gramos = 1/5 Deben egipcio, de 90 gramos.
-De lo que 25 Lingotes (16,8 g) = 56 Shatys de Oro (Siklos Oro de 7,5 g.).
-Además 9 Lingotes = 20 Siklos Filisteos o Pym de 7,56 gramos.
-Y 27 Lingotes (de 16,8) = 40 Shekel Judios de 11,34 g..
-Finalmente: 21 Lingotes = 48 Siklos Púnicos (de 7,35 gramos).
-Lingote 16,8 g. multiplicado por 28 = Mina de Ugarit de 470,4 gramos.
-A su vez, añadimos que 64 siklos Púnicos de 7,35 = Mina de Ugarit; tanto como 70 Siklos de Babilonia de 6,72 = Mina de Ugarit.
-De lo que 70 Siklos de Babilonia eran 64 Púnicos y se unificaban en el referido peso de Ugarit de 470,4 gramos. .
-Siendo el resto de pesos de equivalencia entre los ponderales de Oriente Medio los ya conocidos
-3 Pym = 2 Shekel judíos
-35 Pym (23+1/3 Shekel j.) = 36 Siklos Púnicos
-125 Pym (83+1/3 Shekel j.) = 126 Siklos Oro
-49 Siklos Oro = 50 Siklos Púnicos
-Y en lo que se refiere a las Minas de 50 Siklos habrían de ser:
- 2 Minas Púnicas (735 = 7,35 g. · 100) = 97+1/5 de Pym
- 2 Minas Púnicas (735 g) = 98 Siklos Oro
-1 Mina de Ugarit (470,4 gramos) = 70 Siklos Babilonios
-1 Mina de Ugarit (470,4 gramos) = 64 Siklos Púnicos
-1 Mina de Ugarit (470,4 gramos) = 62+18/25 Siklos Oro
-1 Mina de Ugarit (470,4 gramos) = 1+2/5 Minas de Babilonia
-5 Minas de Ugarit (2352 gramos) = 7 Minas de Babilonia (7 · 336 g)
-7 Minas de Babilonia (2352 gramos) = 6+2/5 Minas Púnicas (6,4 · 367,5 g)
1ª - CON UN DEBEN DEL ANTIGUO IMPERIO EQUIVALENTE A 1/5 DE MINA MESOPOTÁMICA:
Durante el Reino Antiguo y cuando el Codo Real egipcio valia unos 52,36 centímetros:
-Shaty equivalía a 7,4764 gramos.
-Deben equivalía a 89,7168 gramos
- 5 Deben = 60 Shaty = MINA MESOPOTÁMICA= 448,584 gramos
- Mina Babilónica 1/3 menor = 336,438 gramos
- Siklo Babilónico Monetal 1/30 de Mina = 11,2146 g.
- Siklo Babilónico Vulgar 1/50 de Mina = 6,72876 g.
- Siklo Sagrado el doble 1/69 de Mina = 13,45752 g.
(posible origen del Shekel Judío, el Siklo Sagrado de Babilonia)
- Mina de Ugarit (70 Siklos Vulgares Babilonios) = 471,0132 gramos
-Siklo Minorasiático (1/40 Mina Ugarit) = 11,77533 gramos
-Siklo Pym (filisteo y micénico) (1/62 Mina Ugarit) = 7,596... gramos.
Siklo Oro-fenicio y derivado del Pym; no se corresponde con Shaty.
- Shekel Judío correspondiendo con Ugarit (471,0132 g) = 11,3954 ... g.
- Siklo Oro fenicio-palestino (125/126 Pym) = 7,5366... gramos.
- Siklo Púnico (menor) (35/36 Pym) = 7,385... g.
(9): SOBRE LA PIEDRA DEL RAYO. Su origen quizás estuviera en algunas fulgitas; producidas por arenas silíceas donde al caer sobre ellas la el relámpago, esto provocaba la fundición; dejando un rastro de cristales en forma de hachas, debidos a la temperatura de la descarga eléctrica.
RECOMENDAMOS LEER NUESTRO ARTÍCULO:
"SMITHING GODS: HERREROS, ALQUIMISTAS Y DIOSES ENJOYADOS (Capítulo 104 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo")" http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/05/smithing-gods-herrreros-alquimistas-y.html
(10): OP. Cit. (1) pag 75
(11): En nuestros siguientes artículos exponíamos con detenimiento los objetos hallados y los monumentos ibéricos que conservan esta forma de piel de buey (como símbolo apotropaico).
131º- LOS BUEYES DE GERIÓN Y EL ALTAR PIEL DE TORO (Capítulo 99 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"): En la que da comienzo la segunda parte del estudio Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Manteniendo la tesis de que los pectorales de este ajuar simblizarían los mencionados bueyes; como culto a deidades de los metales de origen micénico-canaaneo. Dioses del oro y del bronce que se veneraban en altares similares a los encontrados en las zonas de Tartessos. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/los-bueyes-de-gerion-y-el-altar-piel-de.html
132º.- EL ALTAR DEL TORO Y SU POSIBLE ORIGEN NEOHITITA -análisis del estudio de Almagro Gorbea, Lorrio, Mederos y Torres- (Capítulo 100 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"). ANALIZAMOS UN ESTUDIO DE LOS PROFESORES ANTES CITADOS, REFERIDO AL ALTAR CON FORMA "PIEL DE BUEY"; EN EL QUE ESTOS DEDUCEN ES DE ORIGEN NEOHITITA Y QUE -EN GRAN PARTE- TIENE ESTA FORMA DE CUERO EN RAZÓN DEL TOTEM ALLÍ SACRIFICADO. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/el-altar-del-toro-y-su-posible-origen.html
(12): TRADUCCIÓN MÍA DEL ARTÍCULO SOBRE LOS TAMBORES DE FOLKTON:
14 Octubre, 2015 - Mark Miller:
"Los llamados tambores Folkton son tres cilindros sólidos enigmáticos, decorados y hechos en caliza que datan de miles de años. Fueron hallados varos años atrás en la tumba de un niño en este pueblo de Yorkshire (Inglaterra). Los resultados mostraron que algunos de los adornos y motivos de los tambores fueron borrados posteriormente, por lo que se han descubierto hace poco neuvas y desconocidas decoraciones que en principio tuvieron. Siguiendo un artículo publicado en la última edición de la revista Antiquity, los tambores (si eso es lo que realmente son), probablemente se remontan por lo menos 4.000 años. El Museo Británico, que los tiene en su colección, dijo que la práctica de enterrar a las personas con un gran ajuar se inició en las Islas Británicas alrededor del año 3000 antes de Cristo. Siendo probable que esta tumba del niño de Folkton Down se date entre el 2600 y el 2000 AC.
Andrew Meirion Jones, de la Universidad de Departamento de Arqueología de Southampton, escribe que: "Constituyen tres de los más notables de objetos decorados del Neolítico Británico. Un nuevo análisis utilizando imágenes de Transformación de reflectancia y fotogrametría ha revelado evidencia de motivos anteriormente no conocidos, que se tacharon y reelaboraron, haciéndose luego nuevos dibujos. De ahí que estos tambores en piedra caliza no estaban diseñados de acuerdo con un esquema único, pre-ordenado, pero fueron sucesivamente tallados y con el tiempo llegaron ser como los vemos. Tales prácticas pueden haber sido generalizada en la fabricación de artefactos en el Neolítico britano. El estudio de estos tambores también demuestra la capacidad de estas nuevas técnicas no sólo para grabar motivos visibles sino de reelaborarlos".
Mientras que los estudiosos los llaman tambores, su propósito y uso no se conoce con exactitud. Se dice que un investigador anterior especuló que esos tambores se hicieron a toda prisa. Así esta investigación sobre esas piedras que fueron encontradas en una carretilla en Folkton Wold en 1899, llega a esta conclusión:
1-Estarían reelaborados y hechos de manera bastante improvisada; argumentado que los tambores fueron fabricados y enterrados rápidamente.
2-Los tambores se colocaron detrás de la cabeza y las caderas del niño en una tumba ovalada que se encuentra dentro de los dos fosos concéntricos. El monumento tenía varios otros corredores.
Tradución mía desde las palabras de Mark Miller
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OTRO MAGNÍFICO BLOG (el de Carlos M. Lorenzo) PUEDE ENSEÑARNOS ALGO MAS SOBRE ESTAS FIGURAS Y COINCIDENCIAS ENTRE EL ATLÁNTICO Y LA PENÍNSULA IBÉRICA.
Megalitismo Atlántico El Mundo Atlántico desde el Neolítico inicial hasta el Campaniforme.
Carlos Manuel Lorenzo
La Cerámica tipo BUNDSO"
En las tumbas megalíticas de Dinamarca, se han encontrado en ocasiones estas vasijas cerámicas características, con dos ojos con cejas miran fijamente desde los lados de la misma. Según la información proporcionada por el Museo Nacional de Copenhague en su página WEB, esta enigmática decoración podría representar una muestra de la adoración de la gran Diosa de Madre del Neolítico. Otros creen que son simplemente un elemento decorativo. Sorprende su parecido con la cerámica contemporánea de Los Millares.
El adorno de ojos también aparece en otras partes de Europa que comparten horizonte cultural Megalítico. En Dinamarca apareció alrededor 3000 a.C.
Folkton Drums. Estos objetos fueron encontrados por el canónigo Greenwell William en 1889 cuando abrió un túmulo redondo en Folkton Wold. Habían sido colocados detrás de la cabeza y las caderas del cuerpo de un niño, en una estrecha fosa oval rodeada por dos zanjas concéntricas. Varios otros cuerpos compartía el lugar de enterramiento. La costumbre de enterrar a las personas con ajuar "especial" había comenzado alrededor de 3000 aC. Esta tumba es excepcional (los tambores son únicos) y da idea del estatus del niño”.
(13): Para mostrar cuanto decimos y su sentido cultural, expondré que en Japón la medida del terreno y de las casas es lo que denominan "heve". Dicen, se corresponde con el trozo de tierra necesario para plantar el arroz que un hombre come durante año (según algunos); o bien con el espacio que un indiviuo ocupa tumbado sobre aquel -el sitio necesario para dormir-. Siendo esta la medida que contienen siempre los paneles de tatami, que no se fabrican en metros cuadrados, sino en "heve".
(14): REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN // JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES
CARREDANO // revista SPAL 20 -2007- //
(15): VER mis artículos:
ALTARES TARTESSIOS, CULTOS CTÓNICOS Y CRISOLES (Capítulo 103 de: "Los bueyes de Geri en el Tesoro de El Carambolo"): ESTUDIAMOS EL SIGNIFICADO DEL TORO Y SUS ASTAS, SIMBOLIZADO ENTRE LOS MARINEROS DE LA EDAD DEL BRONCE COMO PUNTAS DE TIERRA O CABOS QUE SERVÍAN PARA NAVEGAR. ESTUDIAMOS EL TORO COMO TOTEM CTONICO Y PROPONEMOS LA
IDEA DE QUE EL PUIG CAMPANA Y EL CABEZO DEL ORO PUEDAN SER OBSERVARORIOS ASTRONOMICOS. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/05/altares-tartessios-cultos-ctonicos-y.html
- SMITHING GODS: HERRREROS, ALQUIMISTAS Y DIOSES ENJOYADOS (Capitulo 104 de: "Los bueyes de Geri en el Tesoro de El Carambolo"): ESTUDIAMOS ESTAS FIGURAS LLAMADAS DIOSES DE LA FRAGUA O DEL METAL Y LLEGAMOS A LA CONCLUSIÓN DE QUE LAS ESCULTURAS DE ENKOMI SON ESTE TIPO DE DEIDADES. EN EL ARTÍCULO SE HABLA AMPLIAMENTE SOBRE EL SIGNIFICADO DE LOS RITOS CTÓNICOS RELACIONADOS CON EL LIBRO DE MIRCEA ELIADE "Herreros y Alquimistas" http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/05/smithing-gods-herrreros-alquimistas-y.html
(16): PARA COMPRENDER EL SIGNFICADO DEL TORO BRAVO EN EL MUNDO ANTIGUO, RECOMENDAMOS LEER NUESTROS ARTÍCULOS:
"EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA" Parte quinta: El toro bravo en la Antigüedad; guardián y arma de guerra (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXXIV). NARRA COMO LOS IBEROS USABAN LOS TOROS PARA DEFENDERSE Y EN LA GUERRA, MENCIONANDO TEXTOS HISTÓRICOS QUE RECOGEN ESTE HECHO. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/01/blog-post.html
EL GUARDIÁN SAGRADO DEL GANADO Y SU TOTEM SALVAJE -capïtulo sexto de "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA" (Parte LXXV de "Lo invisible en la mitologïa": "Los bueyes de Geriön en el tesoro de El Carambolo")-. Sobre la permanencia del toro bravo al haberse usado pare la guerra y para evitar los asaltos o robos en el campo y ciudades. EXPONIENDO LA IDEA DE QUE ESTE ES EL ORIGEN DE LAS CORRIDAS, ENCIERROS Y FIESTAS POPULARES http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/blog-post.html
-EL HOMBRE-TORO, BOYERO O MAYORAL, GUARDIAN DEL REBAÑO -de "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA", capitulo 7 (Parte LXXVI de "Lo invisible en la mitología": "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. CONTINÚA CON LA IDEA ANTERIOR, EXPLICANDO EL ORIGEN DE LA VENERACIÓN DEL MAYORAL Y LA FUNCIÓN DE AQUELLOS PARA DEFENDER REBAÑOS, CIUDADES Y CAMPOS EN LA ANTIGÜEDAD. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/04/blog-post.html
(17): Para cuanto exponemos en este capítulo, recomendamos leer la obra de MARIO MAS FELLONAR: "Sumerios en Andalucía" (una revisión a la prehistoria del Mediterrámneo), Col. Autor 183 // Madrid 2013.
(18): ARS HISPANIAE, TOMO I; Prehistoria // Martín Almagro Basch // figura 84 // Editorial Plus Ultra, Madrid 1941
(19): Para el uso de las adormideras y otras drogas en la antigüedad, ver mi artículo:
-DEL FARMACÓS Y DEL FÁRMACON -parte primera- : Sobre los fármacos "sagrados" . DONDE TRATAMOS SOBRE LOS FÁRMACOS USADOS EN CEREMONIAS RELIGIOSAS DURANTE LA ANTIGÜEDAD Y SUS POSIBLES UTILIZACIONES EN TARTESSOS: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post.html
(20): Sobre la tipología de los puñales tipo Miraveche y Monte Bernorio, recomendamos ver en la red el siguiente artículo de Beatriz de Griñó Frontera.
LOS PUÑALES DEL TIPO MONTE BERNORIO-MIRAVECHE

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TAL COMO VENIMOS HACIENDO, INCLUYO MI MÚSICA 
PARA LOS SEGUIDORES QUE QUIERAN ESCUCHARLA, 
con motivo de celebrar que hemos superado 
los trescientos mil lectores: 
-TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE más de 220.000 lecturas 
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/
-AÑORANZAS, RECUERDOS Y SEMBLANZAS más de 61.000 lecturas
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/
-LEYENDAS DE LA MOTA DEL MARQUÉS más de 21.000 lecturas
http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com.es/
-SOBRE LOS TEXTOS IBÉRICOS (dos blogs)  más de 35.000 lecturas
http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/
http://sobrelostextosibericos.blogspot.com.es/
-DE CNOSSOS A TARTESSOS más de 6200 lecturas. 
http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/
.
De tal manera, incluimos mi música para todos los interesados.
En primer lugar podremos oir PLÉYADES, sexto movimiento de los doce que tiene mi ballet TARTESSOS, compuesto y terminado cuanto estaba en La Mili en Sevilla, en 1982 (grabación en semidirecto en Japón 1991). PULSAR SOBRE:
https://www.youtube.com/watch?v=Nw1g-OKTqyQ
.
Tras lo que invito a mis lectores a oir, la primera parte de MAEBASHI (LUZ); una de mis últimas obras. Suite de guitarra que también consta de doce movimientos, compuesta entre 2010 y 2011, dedicada a la ciudad en la que vivo (en Japón). En grabación semidirecta en Japón, pueden escuchar las tres piezas de la primera parte: LUZ (Atardecer, Amanecer y Luz de Maebashi).
PULSAR SOBRE SUS ENLACES:    
https://www.youtube.com/watch?v=NV8uqxKW434
https://www.youtube.com/watch?v=oM_vIP7Ryyk
https://www.youtube.com/watch?v=oM_vIP7Ryyk