sábado, 12 de agosto de 2017

LA PRECOLONIZACIÓN A DEBATE (parte tercera): Jose Clemente Martín de la Cruz -comentario a su estudio, intercalando ideas del profesor Delibes-. Capítulo 119 de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, que contiene los más de ciento sesenta artículos que hasta ahora hemos editado en "Tartessos y lo invisible en el arte". PARA LLEGAR A ELLOS, hacer clik sobre:
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Los capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (redactado en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará con seguir la negrilla y las letras rojas destacadas.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Arriba, altar de oficios de Cueva de Almanzora (en un dibujo mío). El profesor Jose C. Martín de la Cruz cita este ara fechada a fines II milenio como ejemplo claro de influencias llegadas a nuestra Península desde el Mediterráneo Oriental antes de la Edad del Hierro. En el presente estudio continuamos con el análisis de la pre-colonización, comenzando por el caso de estas mesas rituales como la de Cueva de Almanzora -rematadas con pitones de bóvido y muy parecidas a las que existían en el mundo minóico durante las mismas fechas-.
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ABAJO: Dibujo mío con un plano del templo de altar con cuernos, hallado en La Encantada, Granátula de Calatrava (Ciudad Real) -según imagen y esquema del prof. García y Bellido-. Se trata de un recinto sagrado fechado entre los siglos XVII al XV a.C.. A mi juicio la tipología de su mesa ritual con astas, se corresponde con las que durante la misma época existían en el Egeo (más concretamente en Creta y Chipre).
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BAJO ESTAS LINEAS: "Terraza" próxima a la "sala del hacha doble" en Cnossos (agradecemos a su patronato nos permita divulgar nuestras fotografías del palacio). Esta zona del "edificio real" minoico se encuentra muy próxima a la estancia que Evans bautizó como la del "Labrys" o bipenna, de donde tomó su nombre el Laberyntos (punto aproximado desde el que está tomada la imagen que vemos). En aquella habitación de la bifaz, Evans encontró infinidad de estatuas votivas de diosas y sacerdotisas con las manos en posición semejante a las astas, presididas por unos grandes cuernos en alabastro o mármol. Diseño semejante a la cornamenta del toro que igualmente podemos apreciar decorando esta azotea -al final del palacio y en el extremo; actuando a modo de altar, o decoración con almenas hechas de astas-.
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La representación de esos altares rematados con dos astas es común en casi todas las épocas de Creta antigua. Tanto, que prácticamente no hay sarcófago -cerámico- o fresco, en los que no se representen estos dos pitones del bovino. Tan repetidos en las pinturas minóicas, donde veremos oficiantes y oferentes que realizan sus ritos sobre aras con forma de grandes cornamentas. Por su parte, igualmente aparecen infinidad de decoraciones de azoteas y terrazas con este símbolo -como los de Cnossos-; sobresaliendo del templo o del palacio los enormes cuernos, quizás con el fin de identificar el edificio con la figura sagrada del bóvido. Todo lo que ciertamente podríamos relacionar con los altares en forma de cuero peninsulares; como residuo o recuerdo de una cultura milenaria heredada y unos ritos en parte semejantes (llevados a cabo en el esas aras del en forma de cuero, que estudiamos). Sin lugar a dudas, a mi juicio son esos altares minóicos -cuyo uso se extiende desde el siglo XVII a.C.- los que podemos considerar como antecedente más directo del otros ejemplos hallados en nuestras tierras. Como el de Granátula de Calatrava (cercano al siglo XVI a.C.) o el de Cuevas de Almanzora, fechado hacia el 1100 a.C..
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Continuamos comentando y resumiendo y la obra que hemos analizado en los dos últimos artículos:Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate"- (1) . Libro publicado por el CSIC, que participaron los mejores especialistas en colonización y precolonización de la Península Ibérica; donde cada autor aportó una separata sobre el tema. En nuestras dos entradas anteriores habíamos estudiado los trabajos aquí publicados por los profesores: Escacena Carrasco, Torres Ortiz y López Castro. En el artículo de hoy analizaremos el capítulo escrito por José Clemente Martín de la Cruz (intitulado El Valle Medio del Guadalquivir). Asimismo, para su comentario incluiremos algunas ideas de profesores como Germán Delibes; añadiendo demás, otras opiniones (fundamentalmente personales).
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A) EL VALLE MEDIO DEL GUADALQUIVIR (José Clemente Martín de la Cruz): (2)
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Inicia este autor su artículo escribiendo (SIC): Hace ya veinte años que publicábamos Cerámicas inéditas del Bronce Final (...) y ¿Cerámicas micénicas en Andalucía? (...), donde se recogían hallazgos de fragmentos de cerámicas a torno, de dos variedades muy diferentes, en el valle medio del Guadalquivir (…)Todos ellos procedían de la excavación del Llanete de los Moros (Montoro, Córdoba), y de niveles con cerámicas a mano, locales, y con asociaciones de Cogotas I (…) reconocieron la procedencia micénica de los fragmentos pintados y, con la ayuda de análisis de activación neutrónica, el taller en el que se fabricaron, el de Micenas-Berbati (…) el problema a partir de ese momento era, explicar qué hacían esas cerámicas en la cuenca media del Guadalquivir, mediante qué proceso de intercambio, o contacto habían llegado y sobre todo abrir un profundo debate sobre la caracterización socieconómica de los grupos locales (…) estábamos tratando de buscar las razones por las que era posible el contacto de gentes mediterráneas con culturas del mediodía andaluz, sobre todo porque no existían problemas irresolubles en la navegación (…) La búsqueda bibliográfica, y la comunicación personal con otros investigadores, nos llevó a la identificación de un conjunto e restos, procedentes en su mayoría de Andalucía, con una cronología muy dispar, pero que gran parte de ellos pueden fecharse en el último tercio del II milenio a.C.. Incluiremos también dos hallazgos que no están en territorio de Andalucía pero que siguen demostrando la existencia de las comunicaciones utilizando el valle de los ríos (3) .
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De esta manera comienza el prof. Martín de la Cruz enumerando diversos hallazgos que demuestran la llegada a nuestras tierras de gentes del Mediterráneo oriental, en épocas anteriores a la colonización (previas al siglo VIII a.C.). Consecuentemente con cuanto plantea el autor, vamos a aunar en cuatro grupos diferentes estas distintas muestras de precolonización. Objetos que conforme a su tipología podemos clasificar en: Mesas altares con cuernos; puntas de flecha y armas; cerámicas a torno; joyas o abalorios.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Diferentes sellos minoicos dibujados por Evans en los que se recogen altares de cuernos. Los dibujos de Sir Arthur pertenecen a su obra “The myceanean tree and pillar cult” (1901) y han sido retocados por mí. Arriba, oficiantes representadas junto al ara de astas en un engaste de anillo de oro.
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1º- MESAS RITUALES CON ASTAS (del totem “buey”):

Tal como vimos en imágenes, J.C. Martín de la Cruz recoge la “mesa altar” con cuernos de Cuevas de Almanzora (en Almería). Sobre la que escribe textualmente:Excavado por L. Siret, (...) se propone una cronología de Argar A, que con las actualizaciones de fechas (...) radiocarbónicas calibradas, nos acerca a comienzos del II milenio ane” (4) . Más tarde, habla del altar con cuernos de La Encantada (Granátula de Calatrava), acerca del que nos dice que sus excavadores interpretan como «templo funerario» y que vinculan con unas relaciones constantes entre la cuenca oriental del Mediterráneo, en particular anatólicas, y la Península Ibérica (...). La cronología obtenida por C14 para el nivel III (...) permite fecharlo en el siglo XIV ane. (...) o entre los siglos XVII-XVI a.C. por medio de la calibración directa de estas fechas (5) .
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A mi juicio tales mesas rituales aparecidas en la Península y fechadas hacia el 1700 a.C. descenderían directamente de las aras y símbolos cretenses; cuyas astas con sentido sagrado proliferan en todo monumento y en los objetos de aquella cultura -especialmente desde el Minoico Proto-Palacial (1900 a.C.) al Postpacial; llegando al Subminoico (circa 1100 a.C.)-. Actualmente no tenemos medios para demostrar esa llegada de gentes de Creta (o de Chipre) hasta nuestras tierras, en las épocas que marcamos. Ello principalmente por dos motivos: Primero por la distancia en el tiempo; ya que hablamos de hace casi cuatro mil años -el doble desde la creación del Imperio Romano y mil años antes a la venida de fenicios o griegos hasta nuestras costas-. En segundo lugar, es muy importante tener también en cuenta que las culturas marineras apenas dejar restos materiales. Especialmente cuando viajan a tierras lejanas en busca de metales y riquezas (tal como harían los egeos al venir hacia el remoto Occidente). Pues hemos de suponer que los cretochipriotas, cuando al comienzo del segundo milenio a.C. necesitaron estaño y cobre en abundancia -a más de oro y plata-; hubieron de buscar estas minas navegando por mar y procurando que otras gentes no descubrieran sus rutas. Llegado primero hasta los yacimientos de Anatolia (que cerraron muy pronto los hititas); debiendo por ello luego viajar hasta Cerdeña -donde abundaba un cobre arsenicado y un plomo impuro-. Aunque finalmente hallarían los yacimientos ibéricos. Unos filones de enorme riqueza, pureza e importancia en oro, plata, estaño y cobre (principalmente los del litoral Atlántico).
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De tal manera, parece evidente que las culturas del mar Heládicas y Minóicas, llegaron hasta Iberia en busca de mineral cúpreo y de casiterita -por entonces imprescindible y cuyas minas ya se habían agotado prácticamente en el oriente mediterráneo-. Pues durante el segundo milenio a.C. -en plena Edad el Bronce-, lo más preciado era tener en abundancia estaño y cobre (para crear armas y herramientas, o para comerciar estos metales). Materias primas con las que se fabricaba por entonces todo utensilio de importancia y que tenía el enorme problema de ser semiprecioso -al escasear sus minas-. Siendo por todo ello evidente que muchos precolonizadores llegarían desde Creta o de Chipre a nuestras costas (riquísimas en metales preciosos); viniendo durante los veranos, en un viaje que no necesitaría más de tres semanas de singladura costeado. Todo lo que un marinero experimentado podría hacer con un barco de vela y remo; pudiendo regresar cada vez al Egeo, cargado de cobre, casiterita, plata y oro. Tras un viaje que no entrañaba riesgo alguno; al menos si lo comparamos con los peligros a los que se enfrentaba el hombre antiguo (al que acechaban a diario las enfermedades, los ataques de extraños, la inseguridad del entorno y sobre todo, las guerras). Necesitando tan solo una nave de unos quince metros de eslora, para lograr transportar más de quince toneladas de metal en sus bodegas. Un comercio y un mercado que capitalizarían los reyes y los ejércitos del Egeo; ávidos por hacerse con las rutas hacia el cobre, el estaño, la plata y el oro (que luego ellos mismos consumirían; o bien que venderían a los egipcios, canaaneos e hititas).
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SOBRE ESTAS LINEAS: Figura con un altar minóico y un “oficiante” recogida por Arthur Evans en su libro “The myceanean tree and pillar cult” -Pag 103- (6) . Como podemos ver, el personaje que Evans vio representado, se sitúa frente a una mesa ritual con astas, ante la que adora o bien sacrifica, un exvoto. El aspecto de ese ara con cuernos cretense del periodo palacial, tiene mucha relación con las aparecidas en nuestra península.
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AL LADO: Chipre (Pigadhes). Ara del Bronce Tardío -altar de Cuernos tipo minóico fechada hacia el 1200 a.C.-. El aspecto y diseño de este lugar ritual chipriota es muy semejante al que guardaban las estelas y mesas sagradas de Creta desde el siglo XVII a.C..
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Acerca de los altares con formas de bóvidos (imitando sus cuernos o su piel), hemos publicado varios artículos, en los que explicábamos el origen de estas mesas rituales que copiaban al totem buey. Unas aras con “pitones” en sus esquinas o con el diseño del cuero curtido, que se extienden desde el Mediterráneo Oriental, especialmente durante la Baja Edad del Bronce. Habiendo sido usados desde comienzos del segundo milenio a.C., sobre todo en las islas de Creta y Chipre; aunque más tarde y a partir del 1100 a.C. se difundirá su utilización por tierras de Canaan y de Anatolia. Apareciendo concretamente en áreas de influencia micénica, como Megiddo o Israel (donde sabemos que huyeron los expulsados del Egeo y del mundo cretochipriota; escapando de las hordas del hierro que desde el siglo XI a.C. arrasaron el oriente mediterráneo). De tal manera, para comprender mejor cuanto expongo; vamos a resumir algunas de las ideas contenidas en mis artículos, donde trataba acerca de esos altares de la Edad de Bronce con forma de bovino. Capítulos entre los que desearía destacar los siguientes (7) :
-LOS BUEYES DE GERIÓN Y EL ALTAR PIEL DE TORO:
-LA MESA DE ASTAS Y EL ALTAR EN PIEL DE TORO -parte segunda-: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/la-mesa-de-astas-y-el-altar-en-piel-de.html
-LA TARSHISH BÍBLICA Y LOS ALTARES APARECIDOS EN TARTESSOS, SEMEJANTES A LOS CANAANEOS: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/04/la-tarshish-biblica-y-los-altares.html
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En el primer capítulo de los arriba mencionados (LOS BUEYES DE GERIÓN Y EL ALTAR PIEL DE TORO), comenzábamos una serie que se iniciaba explicando el significado que tenían aquellos “bueyes de Gerión” robados por Herakles. Toros o cueros que a mi juicio tan solo sublimaban en un mito el modo en que los griegos llegaron a La Península Ibérica, para llevarse los metales. Lingotes que por entonces se fundían o valoraban como cabezas de ganado; y que Hércules (el símbolo de las gestas helenas) logró “robar” de las tierras de Gerión, para llevarlos hasta su patria. De tal manera, aquellas piezas de bronce y estaño con forma de cuero; no solo eran “talentos” valorados en reses (en pecunia), sino que además significaban la “moneda” más antigua. Señalando una forma de trueque primera, que sabemos se hizo con las hachas de metal cúpreas; bifaces de bronce cuyo diseño se asemeja bastante al del cuero curtido. Existiendo evidencias arqueológicas a mi juicio de que aquellas bipennas planas -del tercer y segundo milenio a.C.-; primero se usaron como moneda y más tarde se identificaron con las pieles bovinas y ovinas. Aunque solo fuera para establecer entre ambos objetos un precio comparativo y así poder comerciar; cambiando hachas por curtidos, o bifaces por cabezas de ganado.
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Consecuentemente escribíamos en este primer artículo nuestro el modo en que hemos explicado en infinidad de ocasiones, que los lingotes más antiguos con los que se comerció el bronce (principalmente en Creta, Cerdeña o Chipre, ya desde el siglo XVII y hasta al menos el X a.C.); terminaron tomando esta forma de piel bovina, como recuerdo del mercado más antiguo y el de sus valores más precarios -las cabezas y pieles del ganado-. Pero no solo por ello debieron de dar esta imagen al lingote que hoy llamamos "Keftiu" o "Piel de buey"; pues a su vez, creemos que el diseño de fundido en cobre con bloques semejantes a un curtido, también nacería por semejanza o plesiformía de su diseño con las hachas dobles -bipennas-. Pues a mi juicio, aquellas dobles hachas de bronce, como objeto artificial hubieron de ser las más antiguas monedas de cambio. Pudiendo usarse fácilmente como dinero o medio de valorar mercancías -muy anterior a la llegada del Hierro y a las acuñaciones de metal noble-. Todo expuesto añade a su vez gran sentido a la sacralización de estas hachas dobles, denominadas en Creta "labrys" y que daban nombre a templos como el del "Laberynto" (en Cnossos). Una sala donde se oficiaba en honor de aquel arma cuyo significado religioso fue semejante al posterior martillo de Thor, a la lanza de Atenea o al rayo de Zeus -como símbolo de la protección divina, del metal guerrero y del progreso-. Por lo que en época micénica y minoica se adoraba a estas hachas dobles, cuya linea es semejante a una piel de toro simplificada. Tanto, que creemos que esa fue la razón por la cual el lingote cúpreo (con el que fabricaban las armas -en general-), terminaría finalmente fundiéndose con un diseño similar al del pellejo del bovino y al de una Labrys -o bipenna-. Como símbolo del metal protector y a su vez como el del totem de la guerra: El toro, tan reverenciado por aquellas culturas mediterráneas más antiguas.
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Repetiremos así que los pectorales del referido tesoro de El Carambolo , a mi juicio fueron el símbolo de aquellos bueyes del monarca de Tartessos. Porque los "toros" de color cúpreo del rey Geriones, realmente significaban las riquezas en cobre -estaño, oro y plata- que abundaban en la Península. Unos bienes o pecunias que venían a llevarse (o a hurtar) los intrépidos colonizadores llegados desde las más lejanas tierras del Mediterráneo. Griegos y fenicios, helenos, cretochirpiotas o canaaneos; a los que les unía la ambición de alcanzar El Dorado de la Antigüedad, que se situaba una vez más en el remoto Occidente. En el lejano Oeste; llamado Hispania o Iberia porque a mi juicio la palabra Iberia, al igual que Hesperia (Spal e Hispania), significaban el lugar del Atardecer, el del Ocaso. Allí donde hace tres mil años terminaba "el Mundo" y estaban las minas más ricas conocidas por entonces. Unos yacimientos que controlaba principalmente el monarca, o los nobles asentados en el Bajo Guadalquivir; quienes cerraban el camino hacia Rio Tinto, hacia Almadén, el Duero, Orense y largo etcétera de tierras plenas de oro. Siendo por ello comprensible que el rey de Tartessos luciera en su pecho aquel lingote áureo, como símbolo de las vacadas de Gerión; siendo aquel rey turdetano conocido en el Mediterráneo Antiguo como el monarca de los metales (8) .
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BAJO Y JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado, dibujo esquemático de un sacerdote junto a este ara con pitones, procedente de un diseño de comienzos del segundo milenio.
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ABAJO: Altares de cuernos hallados por el mismo arqueólogo (según dibujos del referido libro de Arthur Evans, que hemos retocado).
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En mi siguiente artículo acerca de las aras con cuernos (EL ALTAR DEL TORO Y SU POSIBLE ORIGEN NEOHITITA -análisis del estudio de Almagro Gorbea, Lorrio, Mederos y Torres-); hablábamos sobre "El mito de Telepinu y el altar primordial en forma de piel de toro" (9) . Siguiendo un trabajo de los autores antes citados en cuyo comienzo leemos que los investigadores consideran a esos altares domésticos (llamados "Eschára" o bien "Ashera") con un origen en el hogar -o el megarón- situados en la habitación principal del palacio. Posteriormente, aquel ara pasaría a relacionarse con el culto dinástico de los reyes y nobles; aunque al desacralizarse la monarquía en la Hélade, estas aras salieron de palacio y se incluyeron en los templos; asociándolos al banquete sagrado (unidos a la cocina ritual y al sacrificio sobre el fuego). Todo lo que a su vez se relaciona con un descubrimiento del profesor Martín Almagro Gorbea, llevado a cabo en la tumba de Pozo Moro; donde encontraron igualmente en su planta este diseño taurodérmico. Hallazgo que se produce al comienzo de la excavación y cuando el investigador observa cómo el suelo guarda este diseño del curtido. Lo que sucede a mediados de los años setenta, poco después de que Kukahn y Blanco Freijeiro igualmente se habían percatado de la aparición de aquel modelo -piel de toro- en objetos de tipo tartessio. Observando que en la bandejita de La Joya (yacimiento onubense) se representaban multitud de cueros o de lingotes llamados "keftius" (cretenses).
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Seguíamos diciendo como así comprendemos perfectamente que el profesor Almagro Gorbea considere una influencia plenamente hitita (o anatólica), el altar de fuego en forma de piel taurina; muy extendido por tierras "turdo-ibéricas". Aunque a nosotros -personalmente a mí-, me parezca este diseño "vacuno" más bien el de un ara de tipo mediterránea, común a todo el Bronce del Egeo y de Oriente Medio (muy frecuente en Creta y Anatolia). Una mesa que imitaba al totem, que más tarde sería exportada por los minoico-micénios al resto del Mediterráneo. Pese a que previamente fueron utilizadas mesas rituales semejantes en Egipto (milenios antes), tal como se usaron en Canaan -donde aparecen ese tipo de aras de sacrificio desde tiempos tan antiguos como en Anatolia-.
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Consecuentemente, consideraríamos más bien el altar taurodérmico como una mesa que recordaba al crisol o la fragua del metalurgio, en la que se hacían las armas. Hoguera comúnmente alimentada por un gran fuelle fabricado con la piel del del bóvido, que relacionaba la escena de la fundición, con el toro; al ser este el totem de la guerra. Un animal que también era la víctima principal que se ofrecía sobre el fuego en los recintos sagrados -o en los banquetes principales-. Pues tal como podremos leer en los escritos que narran un holocausto en Grecia, en Egipto, en Canaan o en la misma Biblia; las grasas y los restos principales de aquel cornúpeto, solían ser expuestos sobre en estos altares; con el fin de que el fuego las consumiera y las elevara hacia el dios al que era inmolado el astado. Por todo ello y siendo el buey la ofrenda más propiciatoria y la mayor de las expuestas en estos casos; en principio no es extraño que las aras tuvieran una forma semejante a la del totem que allí se sacrificaba (o se quemaba). Aunque a decir verdad, en zonas como Canaan o Egipto y hasta en Creta y Chipre (en el mundo minóico, el egipcio-micénico y el canaaneo); cuanto solían imitar esos altares, era los cuernos del toro y no tanto la forma de su piel. Consistiendo una verdadera novedad este diseño aparecido en Tartessos, donde las aras semejaban un cuero. Una costumbre que a juicio de los investigadores que citamos, puede provenir desde el recuerdo hitita de Telepinu, tal como nos explican en el texto que estamos estudiando; o bien de su influencia a través de los mencionados altares Heládicos.
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De tal modo escribíamos que Almagro Gorbea, Lorrio, Mederos y Torres en el estudio sobre "El mito de Telepinu y el altar primordial en forma de piel de toro" continúan con uno de los temas más interesantes acerca del significado de estas aras en forma de "res". Como lo es su sentido relacionado con el inframundo, los infiernos, los metales, las riquezas y el misterio de la germinación y la agricultura. Conceptos que "ritual y religiosamente" se denomina sentido "ctónico" y que en definitiva se puede resumir como el sentimiento de la muerte y del enterramiento, unido al de la plantación y germinación. Lo que culminará con la resurección del inhumado, del vegetal (o de los bienes), como regalo de los dioses. Algo que a su vez se identificaba con el misterio de las riquezas y sobre todo con el de las minas o de cuantos beneficios y animales nacían del interior de la tierra. Por todo ello, aquellas libaciones (de sangre, vino o perfumes) que se hacían llegar al interior y al subsuelo a través de altares grietas, cuevas u orificios -artificiales y naturales-. Se consideraban un "riego sagrado" propiciatorio y en favor de los dioses ctónicos. Comúnmente relacionados con Plutón-Hades o con Perséfone-Proserpina y su hija Kora- Creres. Habiendo sido un ritual de este tipo el que al parecer realizaron en la cámara donde se halló la Dama de Baza (tal como pudieron comprobar los arqueólogos).
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SOBRE Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Diferentes sellos minoicos dibujados por Evans en los que se recogen altares de cuernos; pertenecen a su obra “The myceanean tree and pillar cult” (1901) y han sido retocados por mí. Arriba, de nuevo el sacerdote que oficia sobre el ara con cuernos; en dos láminas distintas. Al lado, fresco de Cnossos donde podemos ver estos cuernos de la consagración.
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ABAJO: Detalle de un sepulcro minóico expuesto en Xania; el sarcófago en cerámica es de periodo Neopalacial (hacia el siglo XV a.C.). En este pueden verse claramente representados los cuernos sagrados y -en su centro- el hacha doble (Labrys).
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Otro de nuestros artículos en los que hablábamos de las aras con cuernos durante la Edad del Bronce se titula “LA MESA DE ASTAS Y EL ALTAR EN PIEL DE TORO”. Capítulo que comenzábamos con las siguientes palabras de los profesores Almagro Gorbea, Lorrio, Torres Ortiz y Mederos, cuando escriben: “Este mitema de la piel de toro y el sacrificio primordial también pudiera explicar el significado de los llamados ´morillos rituales` (...) tradición que se ha relacionado con los ´Cuernos del Altar` que de forma reiterada cita la Biblia" (10) . A todo ello añadíamos cómo los razonamientos que aquí nos presentan Almagro, Mederos, Lorrio y Torres, no dejan lugar a dudas ni podemos discutirlos. Pues el mito del rey fundador que mata al toro es una leyenda primigenia, que aparece desde Gilgamesh a Heracles y de Teseo al sacrificio de Apis. Por su parte, la plesimorfía del altar parecido al curtido (tan reclamada por los profesores Escacena y Amores), hubo de originarse en gran parte, debido la forma del totem allí sacrificado. Ideas que no permiten rebartirse, aunque sí necesitan de "una gran ampliación de conceptos", pues deja enormes lagunas acerca de varias preguntas. Entre las que quedaría por responder: ¿Por qué tan solo se da esta forma de piel, en los altares peninsulares y no aparece en Oriente Medio?. Ya que el mito del rey fundador es de origen Oriental, al igual que lo es la costumbre de sacrificar reses sobre una mesa.
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Acerca de las mesas rituales con forma de piel de toro de Tartessos, escribíamos tambien cómo personalmente creo que estos altares tartessios en forma de cuero, descienden de un diseño minóico. Símbolo sacrosanto para Creta, desarrollado durante la época de los palacios (entre los siglos XVII al XV a.C.) y que fue extendido durante el periodo postpalacial hacia Anatolia y Chipre (desde el XIV al XII a.C.). Una forma nacida primero del "hacha plana" de la Edad del Bronce y que terminaría transformada en la bipenna, como objeto de adoración (el Labrys). Diseño que pasó finalmente a identificarse con el lingote; dando una forma parecida a las piezas de cobre fundidas, que comerciaban los chipriotas, creto-egeos y anatolios, durante los siglos XIII al X a.C.. Talentos de unos veinte a treinta kilos de metal, en los que imitaban de la piel del toro (aunque su forma inicial debió ser la bifaz); por ser la cabeza de ganado y el cuero curtido, los objetos en los que se medía la economía de entonces. Pudiéndose valorar de ese modo, a cuantas reses o pieles, correspondía cada pieza o talento; sustituyendo estos lingotes a las hachas -con las que se debió comerciar hasta entonces, usándolas prácticamente como moneda de cambio-”.
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Es en este momento es cuando vemos en nuestras tierras una proliferación de mesas sagradas semejantes a las de holocausto hebreas y que reconozco como una imitación de esas aras con astas, pero interpretadas en la forma del cueros -o de Labrys-. Un tiempo que comienza precisamente cuando Asiria está sembrando la destrucción por todo Oriente Medio. Realizando invasiones, asedios e incursiones que terminan por hacer caer a Tiro y Sidón; tanto como por derrotar a Israel, llevando al cautiverio en Babilonia a la mayoría de sus habitantes. Momento histórico en el cual hemos de pensar que cuantos fenicios y hebreos pudieran, huirían por mar de esta devastación asiria. Pues por entonces, las guerras contra Israel comenzadas en el 722 a.C. fueron terribles; culminando con la invasión de Nabucodonosor (quien llega a destruir el Templo en el 586 a.C., esclavizando a su población). De tal modo es obligado considerar que en estos siglos (del VIII al VI a.C.) muchos fenicios y judíos pudieron embarcarse en "Naves de Tarshish", huyendo del horror, para llegar hasta nuestras tierras. Un lugar muy lejano, donde lograrían vivir sin ser subyugados o eliminados, y donde posiblemente impusieron algunas de sus costumbres. Debiendo considerarse como perfectamente posible el establecimiento de comunidades israelitas (junto a las fenicias) en la Península durante este tiempo que decimos; al menos hasta que en el 536 a.C. pudieron regresar a su tierra. Debido a que trás el 537 a.C. Israel y sus habitantes fueron liberados por Ciro, quien después de vencer a los asirios, devuelve su patria a los hebreos. Un momento en el que también hemos de considerar que muchos de los fenicios pudieron restablecerse en sus zonas de origen, aunque siempre bajo el dominio aqueménide.
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SOBRE ESTAS LINEAS: El altar de Tell Beer Sheva, fechado antes del siglo VIII a.C. y dibujado por mí, tal como fue hallado en los años setenta por el profesor Aharoni. En nuestro anterior artículo vimos una fotografía de esta pieza -actualmente en el Museo de Jerusalén-; comentando que se trataba de una mesa pétrea de holocausto, con "cuernos" en las esquinas (que a juicio de Aharoni mediría 5 x 5 Codos S.H. de ancho; por 2 codos de alto; 262,5 x 262,5 centímetros aprox., de mesa y 105 ctms. Aprox. de altura). Tan solo tiene como hecho extraño que en una de sus puntas se haya grabado una cobra, lo que a mi juicio sería fruto de los expoliadores o bien una profanación. Pese a ello, el profesor Hitchcock -uno de los mayores especialistas en aras de este tipo canaaneas- considera que pudiera ser una figura de época, simbolizando aquella sierpe la fertilidad.
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BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dibujo mío de diferentes altares con cuernos hallados en Tell Miqne (fechados entre el siglo XI y el IX a.C.). Semejantes a otros muchos encontrados en ciudades de Canaán (principalmente en Megiddo y Tell Beersheva), estas mesitas-pebeteros con astas se consideran de procedencia sirio-chipriota y más concretamente, heredados desde el mundo minóico. Descendiendo de los altares con cuernos existentes ya en el tercer milenio a.C. en Creta y que también proliferaron en Chipre desde el 1600 al 600 a.C.. Comúnmente se hallan unidos al culto del aceite de oliva, lo que como dijimos, podemos interpretar desde dos puntos de vista:
El primero -a juicio mío-, porque quizás estas aras semejantes a la que vemos, fueron utilizadas como lámparas; poniendo en su centro oleo y quemándolo con unas mechas que emergieran desde sus cuernos. Usándolos de una forma parecida a la Menorah o candelabro judío (que en España vemos en forma de candiles o candeleros, con modelos protohistóricos que permanecieron hasta la llegada de la electricidad). En segundo lugar -ya expresado por el prof. Hitchock y otros-, desde la veneración a una deidad de la prosperidad económica, pues no hay que olvidar que el aceite -a más de ser alimento, medicina y sistema de encender lámparas- era uno de los mayores negocios en Creta y Chipre (durante el segundo milenio a.C.). Industria heredada siglos después en Siria y en algunas ciudades de Palestina, como Ekron; que desde el siglo X al VII gozaron con el privilegio de poseer centenares de almazaras que abastecían incluso a Asiria (fabricas de aceite donde habitualmente se encuentran estos altarcillos).
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Por cuanto decimos, considero que la unión entre esas aras de cuernos y el aceite, está en el concepto de "luz" simbolizado en las astas; al quemar en ellos óleo (usándolos como lámparas votivas). Pero también en el proceso de industria y comercio de los derivados del olivo; que obligaban a una exportación organizada, e incluso a depender de una marina mercante que lo distribuyera. Porque las astas y las puntas se identificaban con los promontorios y con los cabos; y los cabos con los faros (encendidos a modo de cuernos por las noches). Faros que eran imprescindibles para la navegación; navegación que se realizaba con miras semejantes a cuernos o bien de cabotaje, siendo necesaria una distribución por mar, para hacer llegar desde Creta ese aceite regalado por la diosa madre (Atana o Atenea). Oleo principal, que era alimento, medicina y luz.
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Finalmente, en la segunda parte de este capítulo intitulado “LA MESA DE ASTAS Y EL ALTAR EN PIEL DE TORO”, escribíamos que en la antigüedad, los promontorios y cabos útiles se veían como los "pitones" del dios de la tierra. Deidad que se concebía cual una gran vaca, que alimentaba con sus cosechas (su leche materna) a la Humanidad. Por cuanto aquellos enormes cabos, que servían como refugio -vigía o puertos-, eran tenidos como los sagrados cuernos del toro padre; motivos muy cercanos por los que aun se sigue llamando a este punto tartessio de Andalucía "Asta" (Mesa de Asta, al ser un altillo o meseta). Pero siguiendo con el tema que nos concierne, a mi juicio esos altares y edificios sagrados de la Iberia antigua a modo "piel de toro"; personalmente creo que tomaron ese diseño en recuerdo de las aras de cuernos que tanto se prodigaron en Oriente Medio. Como una interpretación ibérica de esta forma en las sagradas "mesas de astas". Aunque en el caso peninsular, sustituía los pitones de las esquinas por este modelo "coriforme" -imitando el cuero, los lados del lingote o el hacha doble-. Al haber sido símbolos como la bipenna y el pellejo de buey, los más sagrados para algunas de las civilizaciones que nos transmitieron sus culturas.
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Continuando con las referencias arqueológicas que se han conservado acerca de este altar de cuernos; algunas de las más importantes a analizar son quizás las citas que nos da La Biblia. En las que en ocasiones no se distingue muy bien entre el "Altar del Incienso" y e "Altar del Holocausto"; aun siendo ambas mesas rituales muy diferentes. Ya que el primero (del que hemos hablado) era un pebetero (thymiaterion o incensario) grande, hecho de acacia y recubierto de metal precioso; que Yahvé encarga expresamente tenga forma cuadrada y con cuernos a las esquinas. Mientras el segundo -Altar del Holocausto- es una mesa ritual y de gran tamaño, sobre la que habían de ofrecer y cremar los restos de ofrendas animales y vegetales (novillos, corderos y otros alimentos). Acerca de este segundo ara, El Antiguo Testamento no menciona claramente medidas ni forma, aunque sí dictamina que ha de ser de arena o tierra y en su caso de piedra simple, pero nunca adornados ni labrados; no pudiendo subirse a él por gradas ni estar precedido de escaleras (11) . Pese a ello, sabemos por descubrimientos como el de Beer-Sheva (en última imagen de este artículo), que estos altares de holocausto ya a comienzos del siglo VIII a.C., comúnmente se construyeron como grandes mesas pétreas, guardando una forma igual al del incienso: Cuadrados y con astas en sus esquinas; estando construidos por piedras sin labrar (tal como Yahvéh les indicó). De tal modo y para conocer cómo era el ara que inspiró aquellos grandes altares de holocausto (tan parecidos a los de Tartessos), habremos de estudiar lo que nos dice La Biblia sobre el pebetero del incienso.
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Acerca del significado de estos cuernos que coronaban el altar -y continuando la lectura de La Biblia-, Amós nos dirá que el símbolo de la fuerza de su pueblo reside en ellos, proclamando Yahveh que "el día que Yo castigue las transgresiones de Israel, castigaré también los altares de Betel (Casa de Dios); los cuernos del altar serán cortados y caerán a tierra" (12) . Siendo esta una cita de enorme importancia arqueológica, por cuanto explica las razones de que gran parte de estos altares (como el de "Beer Sheva"), aparezcan en los yacimientos destrozados -especialmente con sus picos o astas, rotas-. Todo lo que obliga a suponer que pertenecieron a un templo o ciudad vencida, habiendo caído sobre el terreno tras la derrota, una vez expoliados y profanados -de ese modo en que la tierra los ha "transportado" con los pitones partidos, hasta nuestros tiempos-. Resultando de suma importancia que estos cuernos arrancados o rotos, no aparezcan normalmente en los yacimientos y junto al ara dañada. Todo lo que indica que aquellos que destruían el altar, seguramente se llevaban las "astas", para mostrarlas en señal de victoria y como forma de humillar a los vencidos.
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Ideas que se ratifican si seguimos leyendo La Biblia y nos encontramos con otra cita -de Zacarías- en la que se nos dice: "Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para aterrorizarlos, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla" (13) . Unos versículos igualmente de enorme interés histórico, pues se escriben precisamente en el retorno del cautiverio babilónico (hacia el 520 a.C.). Cuando Zacarías describe como el imperio Aqueménide cae sobre los que invadieron y destruyeron la tierra de Judá (los Asirios). Hablando primero de los "cuernos" que aniquilaron a los hebreos (referiéndose a Nabocodonosor), y más tarde a los "cuernos" del poder de Ciro y Darío, que venció a Babilonia. Habiéndose de entender como "cuerno" no solo el símbolo del altar, sino asimismo el instrumento musical (la bucina) con que antecedían las marchas y las entradas victoriosas de los ejércitos.
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Para terminar estas citas y menciones diremos que en mi opinión el origen de esos altares de cuernos, sería minoico chipriota (quizás por influencia egipcia, donde se daban aras semejantes). Pero -como sabemos- los cretenses se vieron obligados a huir de su isla desde el siglo XII al XI a.C.; tras la aparición de las hordas armadas con hierro y la posterior invasión de los dorios. Siendo así, una gran parte de ellos se establecieron en Chipre y otros muchos en Canaan, en momentos cercanos al nacimiento de los reinos de Judea e Israel. Asentándose aquellos minóicos y micenios exiliados, en tierras fronterizas con los fenicios e israelitas, donde les llamaron Philisteos. Aunque otros muchos fueron admitidos en las zonas de Golán; llegando estos segundos a incorporarse a las tribus judías, conformando dos de ellas que se supone eran de origen minoico. Por todo cuanto he expresado, hemos de suponer que fueron de influencia cretochipriota aquellos altares con forma de toro que usaban en Israel (mencionados por El Antiguo Testamento, tanto como hallados por la arqueología). Del mismo modo que hemos de considerar de influencia judía y minóica las aras tartessias de El Carambolo o del Cerro de San Juan; con forma de toro, construidos tal como Yahvé ordena en La Biblia cuando leemos: “Altar de tierra harás para mi, y sacrificaras sobre el tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas (…) Y si me haces altar de piedras, no las labres de cantería, porque si alzas herramienta sobre ese, lo profanaras. Y no subirás por unas gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él” (Éxodo 20, 23-26) . Una descripción que concuerda con el diseño, forma y uso de los altares de Tartessos; pero también con otros aparecidos en la Península pertenecientes a tiempos muy anteriores y de los que hablábamos al comienzo de nuestro epígrafe: El de Granátula de Calatrava y el de Cuevas de Almanzora. Que el profesor Martín de la Cruz menciona como muestra de una precolonización de nuestras tierras (significando claramente la llegada de coolonos anteriores a los fenicios; previamente al siglo IX a.C.).
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SOBRE ESTAS LINEAS: Ara de época Heládico Inicial, tal como la recogen los profesores Almagro, Lorrio, Medero y Torres, en la obra que estudiamos: "El mito de Telepinu y el altar primordial en forma de piel de toro". La imagen se corresponde con el "receptáculo central, en forma de piel de toro existente en Lerna" (publicado en foto por Caskey, 1990). Aunque a mi juicio, si lo observamos con más detenimiento, nos daremos cuenta de que su verdadera forma es más bien la de un "hacha" y no tanto la de un cuero bovino. Pues personalmente creo que se corresponde con la linea del vaciado para fundir armas; todo lo que me hace identificar este altar que recoge Almagro Gorbea, con un molde de bipenna o bien con el hacha doble y su crisol (tal como ya hemos explicado; viendo que aquellas aras simbolizan además del cuero, el mundo de la metalurgia -tan unido al de la ganadería en conceptos ctónicos y económicos-).
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JUNTO ESTOS PÁRRAFOS: Un dibujo mío y dos fotografías donde se pueden observar los altares tartessios con forma de piel de toro. A nuestro lado derecho, fotos de las mesas rituales encontradas al excavar recientemente Coria del Rio (Cerro de San Juan). A nuestra izquierda el dibujo del ashera hallada por el prof. Escacena en El Carambolo (que encontraría un ara más en otra estancia del mismo templo -con igual forma cuero-). Estas mesas sagradas hechas en arena o “adobes” sobre el suelo, tienen grandes dimensiones (como se advierte al compararlo con las barras métricas); especialmente el de El Carambolo, cuyo centro está quemado por lo que parecen restos de enormes hogueras. Su magnitud permitiría inmolar allí los restos de becerros y de animales de gran tamaño, del mismo modo que se hacía en el altar del holocausto judío.
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Tal como decimos, no es aventurarse, identificar estas asheras de Tartessos con los cultos más antiguos de Canaán (de donde procedían los fenicios). Entre los cuales estaba la adoración al oro, tal como demuestra el relato del Becerro (antes recogido) y las referencias histórico religiosas, que narran cómo los púnicos adoraban al fuego y al metal más noble. Unos ritos que claramente podemos relacionarlos con la pareja de colgantes de oro puro y en forma de piel curtida, hallados en El Carambolo. Pectorales que sin duda pudieron tratarse del símbolo de dos "becerros de oro", para ser venerados por los tartessios al lucirlos sus sacerdotes o sus reyes (aunque los profesores Escacena y Amores creen que se trata de piezas para ser puestas directamente en la frente de las reses, al llevarlas a sacrificio). Siendo así, esa religión tartessia que veneraría el metal ante el fuego (como significado claro del crisol en forma de altar), y que sublimó al toro como imagen de lo más preciado (por ser este animal el que mayores riquezas producía). Pudo crear como símbolo supremo unos "becerros de oro", para ser lucidos por sus oficiantes, con la forma de aquellos dos colgantes encontrados en El Carambolo -que recordaban incluso al ancestral lingote cretochipriota-.

Pues como decimos, la adoración al "becerro de oro" y el culto fenicio al oro, se relacionaría con religiones mucho más antiguas y procedentes del Bronce Sirio y Egeo (principalmente de Creta o de Chipre). Donde quizés ese lingote que se fundía con la forma de la piel curtida, era en sí mismo una imagen del becerro adorado, al deberse agradecer al cobre y a sus metalurgios; la prosperidad social, la abundancia y hasta las armas que les protegían. De lo que en verdad, ante el descubrimiento de altares con formas del toro en Tartessos, hemos de pensar que venerarían los metales y las riquezas en nombre del dios bóvido. Siendo su culto algo tan común como la deificación del progreso y de los bienes. Todo lo que hace comprender como ese talento metálico llamado "Keftiu" (por su origen cretochipriota), fue el exponente máximo de aquellas culturas metalúrgicas. Unas religiones que tenían como dogma y principio el oro, la plata y el bronce; representadas en ese dios de las riquezas: El becerro o bien el toro (de Creta, de Chipre, de Melkarte o de Heracles). Algo que muy bien pudo ser exportado a tierras como las ibéricas, donde la riqueza en metales era la fuente principal de vida.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Arriba, dos dibujos míos de los ídolos chipriotas del metal. A la izquierda, estatua de una mujer como diva ctónica de la metalurgia, que se alza sobre un lingote en forma piel de buey. A su derecha, otra figurita de bronce representa al dios de la fragua (en este caso la estatua fue hallada en Enkomi y está fechada hacia el siglo XV a.C.). Ambos se alzan sobre la piel de toro o el talento fundido con la forma tan semejante al Labrys.
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AL LADO Y ABAJO: Junto a estas lineas, altar en miniatura casi igual a los aparecidos en Megiddo, pero en este caso hallado en Campello (Alicante). Se fecha en etapa greco-fenicia de colonización y se relaciona con Akra Leuke o la colonia griega junto a la que se encontró (Lucentum). 
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Abajo, un dibujo mío en el que se figuran dos sacerdotes o reyes tartessios -hombre y mujer- luciendo las piezas del tesoro de El Carambolo (ella con collar, placas de corona y pectoral; él con pectoral, brazaletes y placas de corona). Asimismo, ambos se encuentran oficiando junto a un altar con forma de buey, tal como eran las asheras o aras de Tartessos.
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2º- PUNTAS DE FLECHA Y ARMAS ORIENTALES:
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El segundo tipo de objetos “precoloniales” en nuestra Península, que observará el profesor J.C. Martín de la Cruz; lo conforman las “famosas” puntas de jabalina del dolmen de La Pastora (en Valencina de la Concepción, lugar de Sevilla próximo a El Carambolo). Sobre estas armas escribe textualmente: Fueron estudiadas por Almagro (...) que las considera fabricadas en la Península Ibérica, siguiendo prototipos orientales, concretamente de Tell-el-Dweir y Ugarit. Las fecha entre el 1800-1600 ane. (...) Del análisis de sus componentes se destaca la utilización de cobres y cobres arsenicales sin aleación con estaño (...) . Por ello las puntas de jabalina se interpretan como imitación de un modelo foráneo o como aparición de una nueva idea (local) cuya adopción fracasó”. (14) .
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A las anteriores palabras de Martín de la Cruz, siguiendo al insigne profesor Martín Almagro; querríamos añadir alguna idea de suma importancia. Pues mucho antes de que los análisis metalográficos se perfeccionaran -con decenios de anticipación al desarrollo de técnicas de estudio por laboratorio-; el profesor Martín Almagro Basch pudo catalogar esas piezas simplemente utilizando sus conocimientos. Ya que tal como veremos tras las imágenes de esas puntas de lanza (bajo estos párrafos); los últimos estudios metalográficos han determinado, exactamente lo que el profesor Almagro dijo en 1962 (15) . Dictaminando que estos venablos son piezas fundidas en la Península, partiendo desde otros modelos semejantes, diseñados y fabricados en el oriente mediterráneo. Por su parte, quienes últimamente las han analizado (en laboratorio) no llegan a conformar su cronología, habida cuenta que el metal no aporta fechas y el único modo de conocerla es aplicando C-14 sobre otros objetos hallados en el mismo estrato y lugar que las lanzas. Debido a ello, estos estudios más recientes abren un arco de datación que va desde fines del tercer milenio a comienzos del segundo. Todo lo que me lleva -personalmente- a creer más las fechas y el origen que determinó Almagro Basch; quien las define como prototipos peninsulares copiados en nuestras tierras entre el 1800 al 1600 a.C. Pues si aquel sabio arqueólogo, a través de la intuición, pudo dictaminar lo que eran (metalograficamente hablando); más aún conocería de dónde procedían y su datación más cercana.
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De tal manera y al considerar esas "flechas" de Valenina de la Concepción, una réplica peninsular de otros modelos procedentes de Ugarit y fechados entre el 1800 y el 1600 a.C.. De nuevo nos vemos probablemente ante un influjo cretochipriota durante el tercer y segundo milenio. Pues aquella cultura ugarítica se situaba precisamente frente a la isla de Chipre, en la costa de Anatolia -actualmente en territorio sirio-. Un punto de Oriente Medio desde el cual las influencias no dejaron de llegarnos desde la más remota antigüedad; primero durante la Edad del Bronce y después en la Primera fase del Hierro. Tanto que la tumba de Pozo Moro, fechada hacia el siglo V a.C. y de tipo neohitita -excavada por el prf. Almagro Gorbea, hijo de Almagro Basch-; es semejante a los enterramientos turriformes ugaríticos. Asimismo, muchos de los rasgos de los alfasilábicos ibéricos usados por los tartessios y celtíberos para escribir; proceden también de esta zona. Todo ello unido a la infinidad de objetos "precoloniales" encontrados en la Península, con procedencia cretochipriota o egeo; hace evidente que esas islas y las costas cercanas a Ugarit, han sido el punto de partida de nuestra más remota aculturación.
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JUNTO ESTAS LINEAS: Imagen de algunas de las puntas de jabalina halladas en el dolmen de la Pastora (en Valencina de la Concepción, Sevilla) -tal como las exhibe el Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra fotografía-.













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2º (a)- El Tera-Santorino y la llegada de Cogotas I a nuestra Península:
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Por cuanto expreso, el hecho de que aparezcan objetos de influencia o procedencia ugarítica y fechados entre el 1800 y el 1600 a.C., quizás nos hable de nuevo de la repercusión sobre nuestras tierras de lo sucedido en el Tera Santorino. Volcán que sabemos erupciona severamente hacia el 1680 a.C., arrasando centenares de kilómetros a su alrededor. Cuyo estallido de caldera arrasó prácticamente la isla de Creta y muchas de las colindantes en el Egeo; causando igualmente graves estragos en la de Chipre y en las áreas cercanas de costa (especialmente en la anatólica). Incluso sabemos que las consecuencias de este Tera Santorino llegaron hasta Egipto, donde se han encontrado trozos de lava y piedra pómez procedentes del estallido -ocurrido en el siglo XVII a.C. y a centenares de kilómetros al Norte del Nilo-. Asimismo, existen evidencias de la llegada hasta las costas del actual Israel de un maremoto a consecuencia de la voladura de la caldera del Tera; un suceso que debió sumir al Mediterráneo en una nube de polvo y gases, que impedirían incluso ver el Sol durante varios meses.
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Este hecho de enorme trascendencia para todo el Egeo, Oriente Medio o Egipto. A mi juicio destruyó las principales civilizaciones cercanas al volcán; entre ellas la Propalacial Minóica (MM-III) la de Ebla y hasta provocaría la caída del Reino Medio en el Nilo; con la llegada de los Hicsos (que a mi juicio serían los pueblos huídos a consecuencia de esta erupción, quienes vagaron durante este siglo XVII a.C. por Oriente Medio, hasta alcanzar el Nilo). Todo ello pudo ser también lo que originó la aparición de diversos objetos orientales en nuestras tierras; llegados por mano los huidos de aquella hecatombe: Eblitas, ugaríticos, cretenses o chipriotas; que se verían obligados a marchar muy lejos de sus tierras, ante el terror de que aquel volcán del Tera siguiera rugiendo. Un temor fundado debido a las características de la voladura del Tera de la que sabemos como sucede entorno al 1680 a.C. y conocemos que hubo dos erupciones. Una primera menor, que no hizo a todos a escapar de la zona; debido a lo que en pocos días regresarían muchos habitantes a la isla de nuevo (unos para intentar continuar con su vida y otros para realizar rapiña sobre las zonas abandonadas). Tras lo que se produjo un tremendo estallido, que abrió la sima en su mitad; destruyendo totalmente Tera y afectando a cuantas culturas se desarrollaban a centenares de kilómetros a la redonda.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Imágenes de las puntas de jabalina del dolmen de la Pastora (en Valencina de la Concepción, Sevilla). Arriba, fotografía tomada en el Museo Arqueológico de Sevilla -al que agradecemos nos permita divulgarla-. Abajo, otras de las lanzas, tal como se exhiben en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid - al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Los ejemplares de Sevilla suman quince, que unidas a las trece mostradas en Madrid, hacen un total de veintiocho. Faltarían aún cuatro más, para completar la treinta y dos que al parecer se hallaron en 1868 -en el interior del tholos-; de las cuales creen se quedó cuatro ejemplares el entonces dueño de la finca donde está situado el dolmen (el marqués de Castilleja). Por su parte, en el museo de la capital andaluza fechan las puntas de lanzas a fines del III milenio y comienzos del II -entre el 2200 y el 1800 a.C. (aprox)-. Una datación que posiblemente procede del estudio que a continuación analizamos (de Mark A. Hunt Ortiz; M. Isabel Martínez Navarrete; Víctor Hurtado Pérez; Ignacio Montero-Ruiz ). Aunque a mi juicio, nos parece un poco alta esa cronología, que quizás deben considerarse más coetánea a otros hallazgos similares, como el de Fuente Olmedo (Valladolid); donde también aparecieron puntas de flecha en un enterramiento de la etapa campaniforme.
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Los hechos antes referidos del Tera-Santorino, sabemos cómo destruyen el mundo Minoico Medio (III Protopalacial). Pero a mi juicio también afectarían a otros puntos de gran civilización, tales como Ebla o el mismo Egipto. Súbditos del faraón que al parecer huyen entonces al Sur (al Alto Nilo, estableciéndose en la actual Luxor), dejando la desembocadura a merced de posibles invasiones; entrando de este modo los Hicsos al delta -bajo mi forma de entender la llegada de estos extranjeros-. Adueñándose entonces del Bajo Nilo los hicsos, que procederían de una masa multiétnica huida del volcán. Población errante tras la explosión del Tera, necesitados de nuevas tierras e impulsados hacia el Sur, ayudados por hordas más o menos organizadas, procedentes de Anatolia y Siria, de las islas de Creta o de Chipre y de Canaan -todos afectados por la terrible erupción-. Aunque asimismo, este suceso debió tener consecuencias en el desarrollo peninsular y en la primera llegada de “colonizadores” a nuestras tierras. Pues muchos de aquellos egeos o anatolios, que anteriormente viajaban hasta la Península en busca de metales; vendrían en masa, huyendo hacia el remoto occidente. Buscando un lugar seguro y lejano; escapando de aquella hecatombe que sumió al imperio minóico en brumas, acabando con Ebla y que hasta había cambiado la Historia a Egipto (modificando las etapas del mundo faraónico; cuyo delta se vio durante siglos dominado por los extranjeros Hicsos).
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Siendo así, no nos debe extrañar que desde el siglo XVII a.C. proliferen en nuestras tierras modelos y costumbres procedentes del oriente mediterráneo; importadas a mi entender por aquellos que escaparían del Tera y de las consecuencias históricas que aquella erupción provocó. Serían estos hechos los que -en mi teoría- terminarían paulatinamente con la Cultura de El Argar; surgida hacia el 2500/2200 a.C. y que sobre el 1800/1600 a.C. entra en crisis (finalizando antes del 1200 a.C.). Tanto como con la del Vaso Campaniforme, que acaba en época del Tera-Santorino, lo que nos hace pensar que su difusión y origen tendría lazos cretochipriotas. Un vaso Campaniforme, que a mi juicio nace desde influencias egeas y cuya cronología se desarrolla entre el 2900/2700 y el 1800/1600 a.C. ; conviviendo con El Argar más de medio siglo (desde el 2500/2200 al 1800/1600 a.C.). Surgiendo continuación una nueva fase en la arqueología peninsular, denominada Cogotas I; habida cuenta que su nacimiento y difusión se observa por primera vez en este castro avulense (situado en Cardeñosa). Un nuevo periodo que se expande desde el 1700/1600 a.C. y que a mi juicio termina también a consecuencia de hechos sucedidos en el área oriental mediterránea entorno al 1100 a.C.. En este caso debido a la caída de las civilizaciones del Bronce en Oriente Medio y a la repercusión en nuestras tierras de esta crisis provocada con la aparición del Hierro. Finalizando así Cogotas I tras la destrucción del mundo minóico y de las culturas del bronce, llevada a cabo por indoeuropeos armados con Hierro. Quienes invaden paulatinamente el Egeo y las costas de Anatolia durante los siglos XII y XI a.C., arrasando todo vestigio del Bronce. Lo que a mi juicio también repercutiría en nuestras tierras, concluyendo por ello Cogotas I, y comenzando por entonces el último periodo del “Bronce Final ibérico”, desde el 1000 a.C. (aprox) (16) .
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Pero regresando al final del Campaniforme y cuando entra en crisis El Argar (hacia el siglo XVIII a.C.); hemos dicho que daría comienzo Cogotas I (en momentos coetáneos al Tera-Santorino -1680 a.C.-). Un periodo en el que suponemos que llegaron esos huidos en masa, hasta nuestras costas -navegantes y población que escapaba del desastre en que se sumía el Oriente Mediterráneo-. Pero a su vez, un momento en que se produciría una enorme regresión económica en nuestra Península, como reflejo de la que vivieron las civilizaciones del Egeo o de Anatolia, por efecto del volcán. Periodo de crisis y exilio, en el que debieron llegar modelos importados del lejano Este; como son las famosas puntas de jabalina del Dolmen de la Pastora. Unos prototipos quizás eblitas o posiblemente ugaríticos; de los que en los últimos años se han encontrado más ejemplares y paralelos, en otros yacimientos -tal como podemos leer en el siguiente estudio-.
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Sobre estos venablos tipo “La Pastora”, hace unos cinco años los profesores Mark A. Hunt Ortiz; M. Isabel Martínez Navarrete; Víctor Hurtado Pérez; Ignacio Montero-Ruiz, presentaron un trabajo titulado: “Procedencia de las puntas de jabalina del Dolmen de la Pastora (Valencina de la Concepción, Sevilla) (17) . Donde los autores presentan un profundo análisis metalográfico de las jabalinas, aportando cuantos datos obtuvieron los más avanzados laboratorios. Añadiendo cómo en 1984, el arqueólogo V. M. Hurtado Pérez, en su tesis doctoral (18) dio a conocer la existencia de puntas muy semejantes a estas de Valencina, aparecidas en La Pijotilla (Badajoz). Piezas casi iguales a las del Dolmen sevillano y cuyo análisis de cobre lleva a unos mismas conclusiones; observándose en los dos casos que se trata de metal muy pobre, con un 98% de mineral cúpreo, sin plata o estaño añadido y con bastante arsénico -lo cual define estas flechas como una fundición muy básica, sin limpieza mineral y sin aleaciones que las acerquen a piezas sofisticadas de la Edad del Bronce-.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Arriba, puntas de flecha de etapa campaniforme halladas en diferentes puntos del Bajo Guadalquivir -propiedad del Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. A la izquierda, piezas procedentes de El Coronil, Villamanrique y Estepa; a la derecha las encontradas en el yacimiento El Acebuchal, en Carmona. Observando estos objetos, creemos que pudieran tener relación cronológica con las puntas de lanza del Dolmen de la Pastora y otras semejantes. Debiendo considerarse que aunque estos modelos no tengan tanta influencia oriental, quizás sí son producto de una etapa del bronce y cobre muy avanzada. Pues para realizar este tipo de armas en metal, ya hay que tener una gran técnica y riqueza metalúrgica, debido a que son piezas arrojadizas comúnmente irrecuperables. Pues una espada o un hacha, es un objeto que se conserva durante años (a menos que el soldado caiga o muera luchando); mientras las puntas de flecha, en su mayoría se pierden. De tal modo, la fabricación de armamento arrojadizo en cobre (que amortiza en batalla o durante la caza); supone una gran riqueza metalúrgica y un desarrollo amplio de la industria.
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JUNTO ESTAS LINEAS: Palmelas “votivas” enlazadas con una cinta de oro; procedentes de un enterramiento en Villaverde del Rio (Sevilla), se fechan en el tercer milenio a.C. -propiedad del Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Como hemos observado en nuestro comentario de imágenes anteriores; a mi juicio (de comerciante y no de arqueólogo) la existencia de este tipo de armas arrojadizas en cobre supone ya una gran industria armamentística. Ello porque su uso no es igual al de una espada o un hacha; que no se pierde (a menos que caiga el soldado) y cuyo metal podemos reciclar en el caso de que sufra daños. Pero las puntas de flecha se utilizan tan solo una vez y en raras ocasiones se recuperan tras lanzarlas; unas veces por caer fuera del objetivo y las más al introducirse en el cuerpo del enemigo o del animal. Además, la utilización de este tipo de palmelas señalan ya un tipo de corazas y protecciones muy eficaces; fabricadas seguramente con pieles curtidas y ajustadas sobre el torso (tras haberlas cocido). Armaduras a las que luego añadirían otros refuerzos, como trozos de maderas cosidas, o bien piezas de hueso y asta de toro en láminas, que ataban sobre ellas. Así, protegidos con corazas y cascos de pieles bien trabajadas, debían ser muy poco vulnerables; lo que obligaría a crear puntas de flecha y de lanza, en cobre. Aunque no se precisaría hacerlas en bronce; un metal mucho más caro y difícil de obtener, que tan solo se usaría en otro tipo de armamento más personal (para armas que no se perdían y que necesitaban de una mayor elasticidad y dureza -como las hachas o bien las espadas-).
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En este trabajo sobre las “flechas” halladas en el Dolmen de la Pastora, los profesores Hunt Ortiz, Martínez Navarrete, Hurtado Pérez y Montero-Ruiz; mencionan cómo hay algunos investigadores que han querido equiparar estas “jabalinas” a otras puntas también coetáneas y aparecidas en diversas áreas peninsulares. Así lo hizo “La reciente investigación publicada por M. E. Costa Caramé (2011) incluye este tipo de pieza metálica en su revisión bibliográfica. Se consignan como del tipo La Pastora las puntas de proyectil de la Cueva del Bramadero (Hornachuelos, Córdoba) y las portuguesas de Outeiro de São Bernardo (Moura), Caldeirõa (São Sebastião, Lagos) ( y Casal do Pardo, necrópolis de Palmella (Quinta do Anjo). Además, se ha mencionado una posible punta de jabalina (o punta de lanza) procedente de El Carambolo (Sevilla)y otra punta hallada en el poblado amurallado del Cerro dos Castelos de São Brás (Serpa). Determinando finalmente los autores del estudio que una vez:Revisados los datos textuales y gráficos de todas esas referencias, solo parece corresponder al tipo La Pastora la punta de proyectil excavada en Outeiro de São Bernardo (Moura, Portugal). Las restantes o son variantes del tipo Palmela o las descripciones no permiten una adscripción clara o, caso de El Carambolo, pueden ser desechadas como puntas de jabalina (19) .
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Aunque el mencionado estudio sobre “Procedencia de las puntas de jabalina del Dolmen de la Pastora” (Hunt, Mtnz. Navarrete, Hurtado y Montero-Ruiz) tan solo contempla como piezas verdaderamente semejantes y paralelas a las halladas en este tholos de Valencina dos: Las de La Pijotilla (Badajoz) y las de Outeiro de San Bernardo (al sur de Portugal). En los dos casos procedentes de yacimientos sitos junto al Guadiana; el primero en las proximidades de Medellín y el segundo, en las de Jerez de los Caballeros (en tierras de Portugal). Y aunque Valencina de la Concepción se encuentre junto al Guadalquivir (en lugar cercano a El Carambolo); estas piezas serían a juicio de los autores, obra de influjos orientales llegados por mar e introducidos tierra adentro a través del tráfico fluvial. Asimismo, y siguiendo al arqueólogo portugués Cardoso que fecha las puntas de jabalina de Outeiro de San Bernardo a fines del III milenio a.C.. Los investigadores que mencionamos (Hunt Ortiz; Mtnz. Navarrete; Hurtado y Montero-Ruiz), creen que las de La Pijotilla, tanto como las del Dolmen de La Pastora, debieran fecharse en épocas similares a las de Oruteiro (20) . Considerando finalmente como una datación más probable para todas esas puntas de lanza: Finales del tercer milenio y comienzos del segundo (circa 2200 al 1800 a.C.). Es decir, en el Campaniforme final y El Argar pleno.
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Terminará por decirnos el estudio que analizamos, cómo estos ejemplares son de fabricación plenamente autóctona (al igual que ya dijo Almagro Basch en 1962), escribiendo sus autores: “El estudio comparado de los resultados de isótopos de plomo y análisis elemental no permite considerar las puntas de jabalina de La Pastora como piezas importadas desde el Mediterráneo oriental. Las mineralizaciones orientales que isotópicamente podrían ser compatibles presentan unas características de impurezas (arsénico o níquel) incompatibles con la composición de las piezas de la Península Ibérica. (...) Este estudio, con la incorporación de nuevos datos y la revisión de los conocidos, debería retraer la consideración inmediata de las puntas de jabalina tipo La Pastora como prueba clave de las relaciones externas de las primeras sociedades metalúrgicas de la Península Ibérica . Como se ha expuesto, este tipo metálico adolece todavía de imprecisiones sobre la identidad de las mismas y sobre su período de uso. En cambio, su producción local parece bien constatada por datos morfométricos y de composición de las puntas de proyectil y de los minerales fuente. Los datos disponibles hasta la fecha sobre la distribución de las piezas, sus características y las de las mineralizaciones indican que fueron producidas en el suroeste peninsular. (21)
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SOBRE ESTAS LINEAS: Fragmentos de marfil hallados en Valencina de la Concepción y fechados a fines III milenio -propiedad del Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Entre las piezas que vemos se observan abalorios, collares y adornos; pero también encontramos una suela de sandalia, a nuestra derecha. Sandalia en marfil quizás votiva, aunque igualmente podría tratarse de vestimenta ritual de un sacerdote o rey (todo lo que indicaría la enorme complejidad de una Sociedad como la de Valencina, que ya comerciaba con marfiles de tierras asiáticas). Es de destacar que asimismo existe otra sandalia votiva en hueso, hallada en el dolmen de Almirzazaque (Almería); igualmente fechada en el tercer milenio a.C.. Piezas que señalarían rituales relacionados con el calzado; aunque quizás más bien hemos de pensar que eran sandalias exvotas para personajes o bien mortuorias, pertenecientes a dignatarios de sus tiempo (similares a las que calzaban en las tumbas, los faraones coetáneos).
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Acerca de los contactos entre el Bajo Guadalquivir y Oriente, desde los tiempos más remotos; decíamos en un artículo nuestro, que tal como manifiestan los hallazgos en Valencina o Los Millares, siempre hubo un intercambio con gentes venidas desde el Este del Mediterráneo. Todo lo que demuestran las siguientes palabras de Schuhmacher y Arun Banerjee, refiriéndose a los marfiles del sur peninsular:
hemos analizado un total de 22 objetos de marfil pertenecientes al Calcolítico antiguo (primera mitad del 3er milenio AC). En cuatro casos de los cinco objetos procedentes de la necrópolis de Los Millares (tumbas 5, 7, 12 y 40), se trata de marfil de Elephas maximus o elefante asiático. Otro objeto de la tumba 7 de Los Millares consistía en marfil de Elephas (Palaeoloxodon) antiquus. Otros cinco fragmentos de desecho de producción del taller del poblado de Valencina de la Concepción (Sevilla) también dieron marfil asiático (…) Para la segunda mitad del 3er milenio AC, o época campaniforme, y comienzos del Bronce Antiguo perteneciente al poblado de Valencina de la Concepción, la mitad de los analizados -es decir seis-, eran de marfil asiático” (22) .
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2º (b)- El Vaso Campaniforme, El Argar; sus gentes y los contactos con el oriente mediterráneo:
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Unos hechos como los referidos en el comentario de la imagen anterior, deben hacernos pensar que el intercambio y contacto cultural entre la Península y el oriente mediterráneo, hubo de existir desde tiempos de la Edad del Bronce (sobre todo desde la mitad del tercer milenio). Creciendo aquellas visitas de gentes llegadas desde el Este, después del 2700-2500 (dando inicio primeramente al Campaniforme y más tarde al El Argar). Tanto como para que de doce piezas de marfil halladas en Valencina de la Concepción, pertenecientes a la etapa que referimos -entre el 2400 y el 1700 a.C.-; seis sean de elefantes asiáticos (una especie no conocida en el Norte de África, lo que indica que estas piezas o sus colmillos, hubieron de ser importados desde Oriente Medio o de costas cercanas a Asia Menor). De tal modo, aquella expansión del Vaso Campaniforme, que se difunde desde el 2900/2700 por la Península Ibérica (llegando luego al área atlántica y luego por aEuropa del Oeste). Sin lugar a dudas nace por obra y mano de quienes importaron a nuestras tierras la aleación del cobre y el estaño -al menos en mi opinión-. Gentes venidas desde Creta, del Egeo o de Anatolia y Chipre, buscando nuestros yacimientos de casiterita, habida cuenta que en el Mediterráneo apenas hay minas de ese metal. Un mineral imprescindible para fabricar el bronce y del que tan solo existía un pequeño filón en Cerdeña y de muy poca pureza (con casiterita muy plúmbea). Aunque en las tierras almerienses -donde se produce la Cultura de El Argar- por entonces proliferaban los filones de buen estaño; siendo por aquel tiempo esas tierras muy ricas en plata y -evidentemente- en plomos argentíferos. Unos metales que sobre todo abundaban por doquier en la cuenca atlántica peninsular; donde las minas de cobre, plata y oro eran también las más importantes del mundo antiguo.
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Todo ello explica y justifica la aparición de protocolonizadores hacia el 2500 a.C; llegando a Almería y dando fin a la civilización de Los Millares (eneolítica y calcolítica), mientras promoverían una nueva cultura: La del Bronce -difundida con el Vaso Campaniforme y luego por El Argar-. Buscadores de estaño y cobre, que en las costas del Atlántico hallarían El Dorado de la Antigüedad; principalmente cuando comenzaron a explotar masivamente las minas de Rio Tinto, que ya desde el 2700 a.C. estaban en funcionamiento. Todo lo que se debió a quienes difundieron desde comienzos del tercer milenio aquellos cuencos en forma de campana. Aunque creemos que posteriormente -hacia el 2400 a.C.-, vendrían otros visitantes orientales más sofisticados, que expanderían El Argar (conviviendo con la civilización Campaniforme); iniciando de pleno la Edad del Bronce peninsular. Todo ello, a mi juicio, tras hallar el estaño de las cuencas del Guadalquivir (en su nacimiento) o en las del Guadiana (en zonas cercanas a Medellín), para alcanzar finalmente las fuentes de la casiterita en las costas de Galicia. Llegándose así a un Campaniforme pleno y en convivencia con El Argar, todo lo que sucede hacia el 2000 a.C.; momento en que se fecharían hallazgos como el del Dolmen de la Pastora, La Pijotilla y Outeiro de San Bernardo, donde aparecen esas puntas de lanza hechas en cobre. Un material que para nada mostraría que nos encontramos en el calcolítico, sino que a mi juicio lo único que indica es que esas armas arrojadizas (que se perdían en batalla o en la caza) lógicamente habrían de hacerse con metales baratos y simples.
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SOBRE Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Arriba, mapas trazados por mí, con los yacimientos más importantes de oro, plata-estaño, cobre, cinabrio y ámbar. A la derecha, rutas del ámbar y de los metales en distintas épocas: V y IV milenio (megalitismo, inicios); III milenio (megalitismo y eneolítico; comienzos del Bronce; II milenio Edad del Bronce pleno.
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A nuestro lado: Sobre un mapa mío con la difusión de los megalitos (marcando los milenios); en color amarillo podemos ver la expansión del Vaso Campaniforme, desde el 2900/2700 a.C. y hasta su final hacia el 1800/1600 a.C.. A mi juicio este tipo de cerámica se difunde por los buscadores de metal durante el Bronce; quienes hacia el 2800 a.C. comienzan a explotar ya minas como las de Rio Tinto. Finalmente y desde el 2400 a.C. (con el Argar) pasarían a localizar el estaño del Atlántico, llegando hasta Galicia y comerciando más tarde el metal precioso de las islas británicas o de Bretaña. Hacia el 1700 existe un corte histórico, que provoca la paulatina desaparición del Campaniforme y una gran crisis en El Argar; todo lo que se produce a mi juicio a causa del Tera Santorino, con la destrucción que genera en Oriente Medio la explosión de aquel volcán.
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De tal manera, como hemos explicado, es a mi juicio imposible determinar si aquellas “palmelas” y puntas de flecha fabricadas con cobre de mala calidad; fueron hechas en este metal tan impuro por haber pertenecido a técnicas atrasadas (propias del calcolítico), o bien por tratarse de armas arrojadizas que no se iban a recuperar. Puesto que una punta de lanza o de saeta, ni es “reciclable”, ni menos un objeto de gran importancia; por lo que no habrían de fabricarse como las hachas o en espadas. Así pues, enterramientos como el vallisoletano de Fuente Olmedo (uno de los más importantes del Campaniforme); nos aportaría ciertas referencias, pero no todas, acerca de la metalurgia de su momento. Ya que aunque nos encontremos con palmelas y un pequeño cuchillo de cobre (ciertamente pobres de metal y muy arsenicados); ello nunca obliga determinar que este era el nivel tecnológico con el que trabajaban por entonces los metalurgios. Ya que -como decimos- las saetas y venablos no serían fabricados con la mejor calidad; sino muy por el contrario, utilizando un medio eficaz, pero barato (al perderse normalmente durante la caza y sobre todo en batalla).
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A algún lector podrá extrañarle mi forma de afirmar que hubo contactos desde la aparición de los metales; tanto como el modo de ver la aculturación de la Península y la afirmación de existencia de comercio e influjos llegados de Oriente (sin apenas base material de que los muestre). Pero para que comprendamos algunas de estas apreciaciones personales y mías (que propongo en la arqueología como comerciante y no como persona del mundo técnico). Añadiré que, después de exportar a Japón durante más de veintitrés años mercancías españolas -realizando un trabajo tan ajeno como distinto, al mundo de los arqueólogos-. He podido observar ciertas pautas sociales y de mercado que se repiten siempre, a lo largo de toda la Historia; en cualquier lugar, época y circunstancia:
a) -La primera es que una vez abierto el mercado, aquel que logra esa vía de comercio esconde el método de llegar hasta él y los sistemas para el intercambio; con el fin de evitar competencias e injerencias de otros.
Todo lo que explicaría la falta de menciones en Creta, Chipre o Anatolia; sobre la ruta de los metales o de documentos que refieran al Occidente rico en yacimientos.
b) -La segunda es, la necesidad de establecer siempre lazos muy cercanos, tanto como para lograr una confianza plena de pago y de envío -sin engaños-. Una absoluta lealtad entre el que compra y el que vende; lo que resulta más complejo y sofisticado cuanto más lejano están el emisor y el receptor de la mercancía.
Lo que implicaría establecer lazos familiares y mandar gentes o navegantes que se casaran con habitantes autóctonos, en la Iberia del Bronce.
c) -La tercera sería la obligatoriedad de dominar el idioma de los lugares que intercambian materias o dinero; debiendo haber casi un bilingüismo para un perfecto mercado.
Lo que implicaría esos lazos familiares o bien llevar a jóvenes nacidos en la Península hasta Oriente (Creta, Chipre o Anatolia), con el fin de que en unos años aprendieran la lengua; para así tener intérpretes.
d) -Finalmente, habrá causas que obligarán a seguir fabricando y vendiendo objetos hechos con procedimientos y técnicas ancestrales. Por muy antiguas que estas sean y aunque ello parezca comerciar con piezas obsoletas. En parte por la calidad artesanal obtenida con algunas manufacturaciones, lo que hace insuperable perfeccionar más el objeto de mercado (algo que sucede con mercancía como la cerámica, orfebrería y en especial toda la artesanía). En segundo término porque esos modos de fabricación antiguos, simplifican y abaratan aquello que no precisa de modificación ni de más refinamiento. Un caso que de este “estancamiento tecnológico” lo podremos observar -por ejemplo- en el embotellado y venta de bebidas alcohólicas, en cristal y con tapón de corcho; de igual modo que realizaban trescientos años atrás (dándose la circunstancia que no podemos sustituir el cristal ni el corcho por otros materiales más modernos, ni mejores). Debido a circunstancias como estas, no se modifican ni las formas de fabricar, ni los objetos; al ser obtenidos por los procedimientos más baratos, mejores y más sencillos. Siendo ello lo que pudo provocar que durante el Bronce Medio y hasta el Bajo Bronce, continuaran realizando puntas de venablos en cobre impuro, tal como se hacían mil quinientos años antes. Porque no había sistema de menos coste, ni otro mejor para forjar aquella parte final de las saetas o de las jabalinas (tal como actualmente sucede en las bodegas vitivinícolas, que utilizan procedimientos de fabricación heredados de los romanos o formas de envase ya usadas desde hace quinientos años).
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2º (c)- El enterramiento campaniforme de Fuente Olmedo; sus armas calcolíticas, en época del Bronce Pleno y su proximidad a las minas de sal castellanas:
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Entendido cuanto exponemos, me centraré por un momento en el enterramiento campaniforme de Fuente Olmedo, con el fin de que comprendamos mejor mi teoría (acerca de que unas puntas de cobre pobre, no significa necesariamente que esta fuera la tecnología del bronce en su momento). Para llegar a entender lo que fue aquella importante inhumación, excavada por los profesores Germán Delibes y Ricardo Martín Valls (hace unos cuarenta años); recogeremos lo que sobre ella nos dice la profesora E. Guerra Doce. Quien recientemente ha publicado un artículo acerca de aquel enterramiento vallisoletano; resumiendo los trabajos de sus primeros descubridores y aportando algunos datos más, que la arqueología facilitó posteriormente. De tal manera, Elisa Guerra enLa tumba de un príncipe en Fuente Olmedo: un referente para el estudio del campaniforme en tierras vallisoletanas” (23) incluye resumidamente cuanto Delibes de Castro y Martín Valls expusieron acerca de la inhumación -principalmente en sus trabajos: “La cultura del Vaso Campaniforme en las campiñas meridionales del Duero: el enterramiento de Fuente Olmedo (Valladolid)”. Y El Vaso Campaniforme en la Meseta Norte española” (24) -. Comenzando el artículo de la profesora Guerra con las siguientes palabras:
Hace algo más de 4000 años falleció un joven de linaje aristocrático en la localidad vallisoletana de Fuente Olmedo, al sur de la provincia (...) descubierto su tumba de manera totalmente fortuita un día de junio del año 1973 (...) el ajuar funerario que fue depositado junto a él para acompañarle en su viaje a la otra vida. Lo integraban una vajilla cerámica bellamente decorada, un rico conjunto de armas de cobre, un brazal de arquero, una punta de flecha de pedernal y una cinta de oro. La tipología de estas piezas, distintivas de un complejo arqueológico al que los prehistoriadores denominan fenómeno campaniforme, permitió adscribir sin problema la tumba a un momento avanzado del Calcolítico o Edad del Cobre y llevó a identificar al difunto como un destacado miembro de la élite campaniforme, una minoría social privilegiada allá por el final del III milenio a.C.” -[SIC] idem cita (23) -.
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SOBRE Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Arriba, Cinta de oro, el puñal, el brazal de arquero y una punta de flecha lítica; halladas por Delibes de Castro y Martín Valls en la inhumación de Fuente Olmedo -agradecemos al Museo Provincial de Valladolid (arqueológico Fabio Nelli) nos permita divulgar nuestra imagen de estas piezas que exhibe en sus vitrinas-. La calidad de cobre del puñal que portaba el príncipe y la de las “palmelas” para venablos, es muy baja. Siendo metal muy pobre y arsenicado, todo lo que hace pensar en técnicas del calcolítico. Pese a ello, hemos de observar que también se encontró una punta de flecha hecha en silex, tal como se fabricaban en el Neolítico -en imagen, junto a un brazal también de piedra-. Todo lo que obliga a pensar que las formas de fabricación de armas sobrevivieron durante milenios. Seguramente debido a que esos objetos (como las saetas) no eran recuperables, ni serían piezas de importancia. Lo mismo pudo suceder con el cuchillo aparecido junto al inhumado en Fuente Olmedo; una “arma” que por su tamaño y características parece un utensilio “menor”. Todo lo que explicaría su baja calidad cúprea; cuya tipología y composición de la hoja (a nuestra izquierda, en imagen) es parecida a muchas otras armas de filo de misma época, encontradas en la meseta. Siendo cobre muy arsenicado, superando en muchos casos hasta el 2,5% de AS. Este mineral cúpreo tan impuro parece que hacía más duro el metal y por ello más sencillo para afilar; lo que proporcionaría una mejor facultad de uso en el caso de estos pequeños cuchillos, tanto como en las puntas de flecha (Palmelas) -ver cita (25) y menciones al puñal de lengüeta tras las imágenes-.
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AL LADO: Las once puntas de flecha que acompañaban al cadáver de Fuente Olmedo, tal como las exhibe el Museo Provincial de Valladolid -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Estas piezas llamadas comúnmente “palmelas” (por haber sido estudiadas por primera vez en esta población lusa cercana a Lisboa) son de baja calidad metalúrgica. Con una composición cercana a la del puñal antes mencionado (cobre muy arsenicado) y también muy parecida a otras “palmelas” halladas en la Meseta. Por este motivo, los profesores Delibes y Martín Valls mencionan que sus fabricantes -probablemente- aprovecharon aquella enorme cantidad de arsénico en el mineral cúpreo, para configurar un filo fácil de trabajar, con unas características muy especiales de dureza (diferente a uno de metal más puro; que no tendría tanta facilidad de corte y afilado). Llama la atención el número de flechas que acompañaban a este “principe” campaniforme; que suman un total de once. Una cifra extraña y ajena a otras culturas del momento. Como la mesopotámica o la egipcia; cuyas bases de contabilidad eran duodecimal (en el caso de Mesopotamia) y decimal, en la del Nilo. De ello, el número de venablos quizás nos indicaría que el ajuar no contiene un valor predeterminado, ni un carácter tan mágico; siendo quizás un enterramiento ocasional sucedido tras una batalla. Después de un enfrentamiento bélico en el que moriría aquel guerrero, que por ello hubo de ser inhumado en este lugar. Todo lo que se corroboraría por la ausencia de otras tumbas en los alrededores y por la inexistencia de hallazgos o de asentamientos campaniformes cercanos (sin otros poblados o restos de la época en esos pagos de Fuente Olmedo).
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ABAJO: Reconstrucción de la tumba de Fuente Olmedo, tal como la exhibe actualmente el Museo Arqueológico Nacional -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. En la fotografía podemos ver cómo estaba situado este “reyezuelo” del Bronce Pleno: Depositado en la tumba de lado, luciendo una cinta de oro en su frente, junto a puntas de flecha, portando un pequeño puñal de lengüeta y acompañado de algunas cerámicas campaniformes (en las que pudo saberse había restos de “cerveza” -bebida de cerales fermentados-).
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Continuando con este enterramiento -hallado en un pago llamado Perro Alto-, la profesora Elisa Guerra recoge cómo los “pormenores del descubrimiento de la tumba campaniforme de Fuente Olmedo aparecen descritos con detalle en la monografía que los profesores Ricardo Martín Valls y Germán Delibes de Castro” . Relatando que en lafosa ovalada de 2,90 por 2,40 metros en sus ejes principales y 0,80 de profundidad” encontraron “la docena de armas de cobre (en concreto un puñal de lengüeta y once puntas de jabalina), más el brazal de arquero de arenisca, junto a los brazos y en contacto con las manos; y tres vasijas de barro bellamente decoradas con incisiones” (25) . Seguirá escribiendo que:
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Martín Valls y Delibes de Castro, en colaboración con diversos especialistas, pusieron en marcha un exhaustivo programa arqueométrico para analizar por procedimientos multidisciplinares los propios restos esqueléticos del joven y sus piezas de ajuar. Con posterioridad se han ido llevando a cabo nuevas analíticas gracias al avance que las técnicas físico-químicas han experimentado en los últimos años, lo que ha permitido ampliar las posibilidades de lectura de los restos arqueológicos. Los datos obtenidos hasta la fecha en relación con la tumba campaniforme de Fuente Olmedo podrían resumirse en los siguientes puntos:
-Estudio antropológico: los restos esqueléticos del individuo inhumado corresponden a un varón de más de 18 años.
-Cronología absoluta: si la tipología de las piezas de ajuar llevó a adscribir la tumba a un momento avanzado del III milenio a.C., los resultados de las dataciones por Carbono 14 de dos muestras óseas del esqueleto afinaron aún más el marco cronológico, situando el momento de la muerte del joven en torno al 2000 a.C.
-Composición metálica de las armas de cobre: en el caso de las Palmela, se trata de cobres simples. Por su parte, el puñal de lengüeta muestra una elevada proporción de arsénico, pero antes de interpretar este dato como resultado de una adición intencional de este elemento en las coladas buscando endurecer los cobres, parece que la lectura se ajusta mejor a un aprovechamiento de un mineral cuprífero especialmente rico en As. De este modo, nos encontramos ante un cobre arsenical aunque no un cobre arsenicado.
-Análisis de incrustaciones de pasta blanca: las concreciones que rellenaban los trazos ornamentales del cuenco resultaron ser casuales, fruto de la precipitación del carbonato cálcico del sedimento con el que se rellenó la fosa.
-Análisis de residuos: las trazas microscópicas documentadas en las paredes internas del fondo de la cazuela representan los posos de una bebida fermentada a base de cereales, una especie de cerveza elaborada con trigo, no distinta de la identificada en otros yacimientos campaniformes del interior peninsular” -idem cita (25) [sic]-.
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De las anteriores palabras, podemos obtener como primera conclusión que se trataría de un jefe joven (de unos veinte años); cuya fecha de enterramiento se calcula con bastante exactitud hacia el 2000 a.C.. Inhumado junto a armas de metal que no son de una alta calidad cúprea, sino muy por el contrario fruto de un mineral muy arsenicado. Aunque advierten que el trabajo de estas hojas tan ricas en arsénico -principalmente en el caso de cuchillo-, demuestra probablemente que sabrían aprovechar aquella composición para crear un cobre más duro y afilado. Por último, describen Delibes y Martín Valls que las marcas blancas de los cuencos campaniformes no eran más que manchas motivadas por sedimentación de carbonato cálcico. Aunque tras haber analizado las cerámicas, encontraron en su fondo restos de lo que podía ser una “cerveza” o bebida de cereales fermentados -común a otros hallazgos campaniformes-.
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Todo cuanto hemos leído y la “casualidad” del hallazgo en pleno páramo de la llanura vallisoletana, sin más restos campanifomes que estos en la zona. Me hacen pensar -personalmente- que se trata de una inhumación ocasional y debida a la muerte de este “joven noble” durante una batalla, o durante un viaje. Pues de lo contrario existirían restos cercanos de poblamiento campaniforme; o en su caso, otros enterramientos de misma época. Por lo demás, el lugar en el que fue hallada esa tumba (Fuente Olmedo); es un paso y una encrucijada de caminos, además de un emplazamiento junto al que se sucedieron innumerables batallas históricas. Un llano de tal magnitud, que desde sus pocos altozanos se llega a dominar cientos de kilómetros. Existiendo muy cerca de Fuente Olmedo una población llamada Orbita; cuyo nombre dicen se debe, a que en sus campos se aprecia la órbita terrestre -gracias a su enorme planicie-. Sea como fuere, la población donde encontraron este “príncipe campaniforme” se sitúa al comienzo del enorme llano vallisoletano; que comprende las tierras que van desde Zamora a Peñafiel y de allí a los altos de Portillo o de Peñafiel, desde los que se divisa prácticamente toda la zona media del Duero castellana.
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SOBRE Y BAJO A ESTAS LINEAS: Arriba, fotomontaje mío con tres imágenes seguidas tomadas desde Portillo de Valladolid. En ellas he señalado el punto donde se situan (más o menos) las poblaciones de: Fuente Olmedo, Zamora (capital), Valladolid y otras. Como podemos ver se trata de una enorme llanura que a mi entender dio nombre a la provincia y a la ciudad. Cuya etimología a mi juicio es, “Vallis” “Tolid”; procediendo de una misma voz de la que nacería Toledo: Desde el latín “tollere” cuyo significado es “altozano” o bien “meseta”. De tal manera, “Vallis-tollere”, sería el “Valle de la Meseta” (26) ; todo cuanto no deja dudas si observamos las siguientes fotografías.
Abajo: Fotografía tomada desde el dólmen de los Zumacales (en Simancas) donde podemos ver las enormes llanuras vallisoletanas. Cuyos altos nos permiten observar distancias kilométricas y con ello realizar desde los oteros movimientos militares -llevar a cabo enfrentamientos de ejércitos-. De ello las sucesivas guerras que se libraron en esta parte del Duero; con batallas como la de Toro o la de Simancas, que cambiaron la Historia de España. Esta situación estratégica que “invita” a enfrentarse en esas llanuras, fue lo que quizás motivó el enterramiento de Fuente Olmedo -probablemente ante la necesidad de inhumar allí a un príncipe caído durante la lucha-.
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Siguiendo con la tumba de Fuente Olmedo, corroboraría la posibilidad de una tumba ocasional (tras una batalla); algunos hechos que describe Elisa Guerra, mencionando cómo “en su día Martín Valls y Delibes, a partir de la información arqueológica del entorno próximo a Fuente Olmedo, barajaron la posibilidad de que el yacimiento de Fuente La Mora, situado en el término de Fuente de Santa Cruz, en la provincia de Segovia; pudiera corresponder al poblado en el que transcurrió la vida de nuestro príncipe campaniforme. La confirmación de este supuesto, empero, requeriría de excavaciones arqueológicas, por lo que por el momento no podemos afirmar nada con rotundidad (...) A escala peninsular existen evidencias que ilustran el monopolio por parte de las gentes campaniformes sobre la actividad metalúrgica y la circulación de minerales de cobre y valiosas materias primas (oro, marfil, cinabrio). En la Meseta ha sido nuevamente Germán Delibes quien ha planteado si la aparición y consolidación de las élites Ciempozuelos no guardaría relación con la explotación y el intercambio de la sal” (27) .
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Acerca del posible origen de este “noble campaniforme” enterrado en Valladolid; todo hace parecer que su aparición en las cercanías de Olmedo es “casual”; aunque no hay que olvidar que junto a esta población vallisoletana hay otra aldea llamada Agua Sal. Ello unido al nombre de Fuente de Olmedo, hace ver que el lugar estaba pleno de manantiales. Consecuentemente y sobre la etimología de aquel segundo pueblo hay una leyenda que narra cómo procede de algunos pozos que se hacían simplemente diciendo “agua sal”; tras lo que allí manaba el preciado líquido. Pese a todo, en el lugar así llamado (Agua Sal) existe una laguna donde no extrañaría que antaño hubiera una gran poza de sal; puesto que tanto las termas como los filones salinos pueden agotarse y cambiar los cursos telúricos (cuando los niveles freáticos interiores se modifican). Algo que sucede al variar los ríos bajo la tierra, todo lo que ocasiona que en puntos donde antaño había termas, estas desaparezcan; del mismo modo que hace a las pozas de sal dejar de emerger (por lo que de quedar en el olvido; no se conocerá nunca más su existencia ni ubicación). Esto es lo que pudo suceder con aquel lugar llamado Agua Sal, sito a muy pocos kilómetros de Fuente Olmedo y que quizás fuera antaño un importante yacimiento salino; todo lo que explicaría la aparición de gentes del campaniforme en el lugar donde fue enterrado aquel noble.
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Acerca de ese uso de la sal en la Meseta, hemos de destacar la necesidad del referido cloruro sódico para secar las cecinas y los jamones, o para manufacturar cualquier carne en conserva. Siendo actualmente la fabricación de embutidos una de las actividades más comunes entre quienes distribuyen alimentos en Castilla-León. Cuyas cecinas (de León) o jamones (de Salamanca) son algunos de los mejores de España -y por lo tanto del mundo-. Si querer aventurarnos a hipótesis cuya prueba se hace difícil; nos parece obvio que en un lugar con el clima y la ganadería mesetarios, durante la antigüedad sus habitantes tendrían que llevar a cabo actividades similares a las de hoy. Habiendo sido seguramente la manufacturación de estas carnes secadas (tras bañarse en sal), una de las más importantes industrias desde tiempos muy remotos. Pues las “mojamas” de porcinos, ovinos y bovinos; no solo alimentan a la población, guardando todos los componentes vitamínicos y sin pudrirse durante años. Sino, además permiten ser transportadas (a caballo o en carros) en viajes tan largos como complejos; pudiendo haberse comerciado con aquellas cecinas y jamones ya en la Edad del Bronce -del mismo modo que se hacía con el cuero o con otras materias primas obtenidas de los animales (lana, pieles etc)-.
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Todo cuanto expreso hace ver que la cultura campaniforme, tan apegada a las minas de sal en la Meseta, quizás procedía de gentes especializadas en secar pescados y carnes a la salazón -en las costas-. Partiendo desde este hecho, ello nos haría pensar que quienes difunden el vaso campaniforme -entre el 2700 al 1700 a.C. (aprox)-; probablemente proceden directamente de una “colonización” venida del Mediterráneo. Aculturación llevada a cabo por gentes que viajarían a la Península buscando sus minas de metal, pero que fueron expandiendo sus costumbres; entre ellas, la industria de la salazón. Un uso que se divulgaría mientras estos buscaban los yacimientos de oro, plata, cobre y estaño; difundiendo a la vez aquel vaso en forma de campana. Cuencos llamados de tipo Ciempozuelos, pero que primeramente veremos en el Sur peninsular (Almería), para más tarde encontrarlos en gran parte de nuestro territorio. Cerámica campaniforme que posteriormente llega a todo el área atlántica europea; especialmente a zonas muy ricas en metales preciosos (como las Islas Británicas, Bretaña o Suecia).
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De tal manera, no sería aventurado pensar que aquellos buscadores de metales llegados desde el oriente mediteráneo -hacia el 2700 a.C.-, fueron asimismo estableciendo una industria de salazón que les permitiría cambiar mineral precioso, por embutidos y mojamas. Una mercancía que podría ser apreciadísima en tierras del Norte de Europa, donde la escasez de alimentos durante el invierno, sería la causa de gran parte de su mortandad. Debido a cuanto expreso, el intercambio de esas salazones, por piezas de oro, plata, estaño y cobre; no es una hipótesis tan aventurada. Ya que resulta difícil creer que tan solo con cuentas y avalorios o con algunos objetos metálicos, pudieron abrir un mercado esos visitantes llegados del sur y aquellas gentes del Cantábrico o de la Europa Atlántica. Quienes -al parecer- recibieron a los “colonos” del campaniforme con tanto interés como confianza; de allí la rápida expansión del “Vaso Ciempozuelos” desde nuestras tierras hasta las costas de Francia, las Islas Británicas, Escandinavia o Alemania.
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SOBRE Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Arriba varios verracos y toritos vettones en piedra, expuestos en el Museo provincial de Ávila (museo arqueológico al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En numerosas ocasiones hemos hablado de estas esculturas pétreas, que aparecen profusamente en tierras de la etnia celtibérica vettona (sitas en las actuales provincias de Cáceres, Toledo, Ávila, Zamora y parte de Segovia). Acerca de su uso, ya hemos dicho que -al parecer- eran mojones de demarcación con un carácter apotropaíco. Habida cuenta que con su forma de animales salvajes advertirían a los extranjeros que entrasen en sus tierras, señalando así que el área tenía dueños y que además existía posiblemente ganado salvaje en los alrededores. Todo lo que verían claramente quienes se aventurasen a cruzar los caminos por esas posesiones vettonas. Sabiendo gracias a estos verracos pétreos, que salir de las rutas marcadas podría llevarles a enfrentarse con toros y verracos silvestres -o con los propietarios de la zona- (28) . Dejando a un lado su utilización como demarcadores; la sacralización de estos bóvidos y porcinos se debió de seguro a su enorme utilidad en la cabaña ganadera. Habiendo sido el cerdo y el toro (salvaje o doméstico); uno de los principales componentes en la dieta de las tribus mesetarias, desde los tiempos más remotos -en los milenios del megalitismo, durante El Bronce y en la Edad del Hierro; cuando finalmente fueron esculpidos los verracos pétreos, en imagen-. Debiendo conservarlos en salazón, si querían consumir durante todo el año su carne.
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AL LADO: Mapa de la trashumancia en España según Braudel -detalle de la figura 108, del libro “Europa atlántica en Edad del Bronce” (Barcelona 1998); obra de la prof. Marisa Ruiz-Galvez a la que agradecemos nos permita divulgar de nuevo este gráfico-. Como podemos observar, los caminos de trashumancia -que datan desde el Neolítico- son el origen de las posteriores calzadas romanas, que dieron paso a los caminos de la España Moderna y que finalmente se convirtieron en carreteras durante los siglos XIX y XX. Destacan en especial aquellos que cruzan de Sur a Norte, llegando desde Huelva y Sevilla, a Astorga y el Cantábrico; que sin lugar a dudas son el antecedente más directo de la Ruta de la Plata (por la que transitó ganado desde el Neolítico; pero por la que ya debieron transportar los metales, desde la Edad del Bronce).


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ABAJO: Secadero de jamones en Guijuelo, Salamanca. Esta población situada precisamente en plena Ruta de la Plata, es uno de los lugares más famosos por la calidad de sus embutidos. Jamones, lomos, salchichones, chorizos y cecinas que debieron de ser preparados por los hombres de la Edad del Bronce tan solo usando sal (distribuyéndolos a otras zonas de la Península). Debido a que por entonces faltaban la pimienta y hasta el pimentón (especies traídas por Roma y el segundo procedente de América); pudiendo por entonces fabricar embutidos tan solo con sal y ahumado, con los que mercadearían perfectamente -ya que no se estropean al transportarlos-. A mi juicio, esta industria se implantaría especialmente en la Península desde el 2700 a.C; tras la llegada de buscadores de estaño y cobre, procedentes del Egeo y de las costas de Oriente Medio o Anatolia. Importando aquellos también, la industria de la salazón; muy avanzada en Creta, Chipre y Oriente Medio, usando técnicas salineras y de mojama, desarrolladas por marineros como los que llegarían a nuestras costas. Quienes al verse en la necesidad de trocar metales preciosos, probablemente instituyeron una industria de salazón; con el fin de cambiar con los pobladores del litoral atlántico mojama y embutidos, por aquellos minerales valiosos.
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Consecuentemente con lo que vamos explicando, la sal debió ser un bien primordial para los habitantes de la Meseta, durante todos los tiempos. En especial para gentes asentadas en comarcas cuyos fríos impedían pastorear o salir en busca de caza durante el invierno. Refiriéndonos a los antiguos pobladores de áreas como León, Zamora, Palencia, Ávila, Segovia, Soria y Burgos; quienes en gran parte migrarían hacia el sur, desde noviembre hasta mayo (siguiendo los antiguos caminos de la Trashumancia). Pero entre quienes habría muchos obligados a pasar el invierno en sus comarcas de origen -en especial mujeres, ancianos y niños-; para los cuales disponer de jamones y embutidos sería un modo de subsistencia sin parangón ni sustitución posible. De ello, quizás, la mayor importancia de la sal en un lugar donde este elemento es apenas inexistente. Pues tal como el profesor Delibes nos dijo, hay zonas castellanas donde no aparecen minas salinas en cientos de kilómetros a la redonda. En especial en el llano que va desde Villafáfila (Zamora) hasta Olmedo y Medina del Campo (Valladolid); un área de enorme distancia en la que al parecer no hay ni una poza con este salitre -para conocer más acerca de los pormenores de esa circunstancia y de las consecuencias que la sal pudo tener en la difusión y establecimiento de la cultura campaniforme en la Meseta; recomendamos leer los estudios de Germán Delibes, mencionados en cita (29a) y (29b) -. Asimismo y a título personal, añado que quizás este hecho nos explique mejor la importancia posterior en la meseta, de pueblos como los astures o los cántabros. Quienes tenían urbes en lugares de León y Palencia (como Lacia -Mansilla de las Mulas-) y hasta la misma capital Astur sita junto a Astorga (en La Bañeza). Cuya fuerza como etnia quizás residió en la capacidad de suministrar sal a las gentes que habitaban en tierras de la actual Castilla-León.
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Cuanto expreso, lo escribimos tras hablar con el profesor German Delibes, quien me confirmó de palabra su absoluta convicción de que aquellas gentes del Vaso Campaniforme acapararían en la zona coprendida de León a Segovia y desde Zamora a Aragón; las minas de sal -además de controlar comerciar con yacimientos de metal peninsulares-. Debido a que (tal como dijimos) en algunas zonas de Castilla no existe este “oro blanco” en centenares de kilómetros a la redonda. Tal como sucede entre Soria, Zamora, Burgos, Valladolid y Segovia. Donde existen solo salinas en la Poza de Sal y en la laguna de Villafáfila; junto a otros pequeños lavaderos salineros, como los situados en las cercanías de Olmedo y en algunos puntos segovianos (Fuentidueña y etc). Sobre este interesante tema, el profesor Delibes de Castro y Jesús María del Val Recio, publicaron un estudio hace unos diez años (29b) cuya intitulación es: LA EXPLOTACIÓN DE LA SAL AL TÉRMINO DE LA EDAD DEL COBRE EN LA MESETA CENTRAL ESPAÑOLA: ¿FUENTE DE RIQUEZA E INSTRUMENTO DE PODER DE LOS JEFES CIEMPOZUELOS?”. Para comprender brevemennte cuanto en él exponen, añadiremos los epígrafes principales de este estudio, que son: “Reconocimiento de explotaciones de sal por ignición de época campaniforme: Los documentos de Molino Sanchón (Villafáfila en Zamora) y de Espartinas (Ciempozuelos, Madrid”. “Reivindicación de las cerámicas de tipo Ciempozuelos en los espacios de producción de sal”. “La mina como espacio sagrado ¿Ceremonias de los jefes Ciempozuelos en Molino Sanchón?”. “Consideraciones sobre la actividad salinera villafafileña en la transición Calcolítico - Edad de Bronce...”.
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El mencionado trabajo de Delibes y del Val, termina con las siguientes palabras: “Hace tres décadas, en el trabajo que Martín Valls y uno de nosotros dedicamos al hallazgo de la sepultura campaniforme de Fuente-Olmedo, nos hacíamos eco de la frecuencia con que este tipo de yacimientos (Pajares de Adaja, Samboal, Portillo, Villaverde de Íscar) comparecía en las proximidades de dichos bodones o lavajos y lo atribuíamos a dos factores: al atractivo que debieron ejercer tales espacios por encontrarse virtualmente despejados de vegetación y, sobre todo, a la importancia del recurso hídrico durante los veranos para el mantenimiento de la cabaña ganadera estante, tal y como seguía ocurriendo, a juzgar por las ordenanzas de los pueblos de la zona, en época medieval (...) No se trata, por supuesto, de restar importancia a estos dos factores, pero, una vez que sabemos a través de los documentos de Molino Sanchón II y de Espartinas que las élites Ciempozuelos están detrás de la producción de sal, ¿cómo silenciar que la tumba del príncipe de Fuente-Olmedo se sitúa a escasa distancia de tres de los bodones salados -laguna del Caballo Alba, Bodón Blanco y Aguasal- (...) los más importantes de la región olmedana?” (30) .
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SOBRE Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Arriba, el dolmen de los Zumacales de Simancas; durante una jornada en que fue explicado por el profesor Delibes (en el cetro de la imagen). Un centenar se asistentes le rodean atendiendo durante horas la interesante exposición, tras haber escuchado la conferencia que pronunció poco antes sobre este túmulo simanquino (31) . Se trata de una pequeña tumba de corredor y circular; del que por tristeza se ha perdido la mayor parte de su estructura, debido a la destrucción por mano del hombre. Pese a ello, hace algunos años pudieron excavarlo, logrando “rescatar” los esqueletos de unos veintidós cadáveres; tras lo que rehicieron el pequeño dolmen. La conología por C-14 de aquellos inhumados (depositados) en el interior de la cámara, se fecha entre el 4145 y el 3700 +/- a.C. (32) ; lo que obliga a pensar que el dolmen estuvo “activo” como recinto mortuorio desde el siglo cuarenta al treinta y cinco a.C. (aproximadamente).
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Entre sus explicaciones, Germán Delibes anotó que uno de los significados de los dólmenes era testimonial y que servirían para demarcar el territorio. Explicando que el hecho de construir una gran tumba, donde guardar los cuerpos de los ancestros de sus reyes o nobles; supondría un estatus de dominio sobre una zona (cercana al enterramiento). Acerca de esta interesante idea hablaré más adelante, desarrollándola con nuestra opinión; un parecer que -como digo- es ajeno al mundo técnico, pero expresada desde un prisma comercial y de persona que vive en una cultura muy distinta -como lo es Japón, la tierra que me acogió de segunda patria-. Siendo así, al final del artículo comentaremos que a mi juicio ese uso del dólmen como demarcador de una zona en propiedad, quizás se debe completar en ideas. Ya que el túmulo serviría para testimoniar que había una clase guerrera y dirigente, desde hacía siglos; apoyada por un grupo que les servía de un modo organizado -tan fielmente como para elevarles esos gigantes enterramientos-. Tumbas que por sus dimensiones asustarían.; aunque la demarcación de territorio (propiamente dicho) se haría a través de menhires; con los cuales se podrían señalar lindes, además de estudiar con ellos las sombras y el calendario. Menhires que asustarían por su tamaño, aunque los que más impresionaría al ajeno y al extraño que se internase en esas tierras, serían los cromlechs (grupos de creados con grandes bloques, como observatorios o templos astronómicos). Todos hechos con piedras gigantes, lo que demostraría que allí vivía un grupo perfectamente organizado y con capacidad de realizar acciones de gran fuerza. Gentes que tenían su dolmen, lo que asimismo acreditaba la existencia de una clase guerrera ancestral, cuyos nobles eran venerados por su bravura y enterrados en esos túmulos. De este modo -como digo-, los menhires podrían actuar como demarcaciones de los territorios megalíticos, en los que difícilmente se aventurarían a entrar extraños; al observar la fuerza y la organización de quienes los habitaban.
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Al lado: Algunos asistentes se fotografían en el túmulo simanquino. La imagen está tomada justo antes de que el profesor Delibes llegase para explicar in situ el dolmen de los Zumacales a un centenar de personas que hasta allí se acercaron, en una tórrida tarde de verano -de las más de trescientas que poco antes habían asistido a su conferencia en el centro cultural de Simancas-. Desearíamos destacar que la conferencia y la explicación del megalito se llevó a cabo un viernes de agosto; notándose una enorme asistencia, pese las altas temperaturas y a tratarse de un periodo estival (en plenas fiestas de Simancas). Todo lo que muestra el interés que despiertan actividades culturales como esta; en la que desde las 19 horas y hasta las 21,30 cientos de personas escucharon atentamente al profesor Delibes -preguntándole dudas y diversas aclaraciones arqueológicas-. Algo que anotamos para demostrar que cuando se promueve la cultura de peso y de calidad, hay gran interés por parte de todos.
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ABAJO: Otra fotografía del dolmen, cuyo tamaño podemos observar al compararlo con personas en el interior de su recinto. En esta imagen puede apreciarse la proximidad del megalito a la ciudad de Valladolid, de la que apenas dista cinco o seis kilómetros. Estando situado en un altozano junto a Simancas, desde el que se divisa perfectamente la capital castellano-leonesa. Sin lugar a dudas; desde allí podemos aseverar y asegurar que Valladolid lleva más de seis mil años habitado. La importancia de este punto, con respecto al tema que tratamos; se ciñe al dominio que desde estos altozanos se tiene sobre los valles y llanos del Duero medio. Todo lo que obliga a pensar que quizás esa orografía motivó el levantamiento del dolmen de Simancas, en un lugar donde no existen otras construcciones megalíticas. Al igual que esa situación privilegiada sobre el valle medio del Duero; haría que un milenio más tarde por allí tuvieran que pasar o que luchar las gentes del Campaniforme; provocando ello la inhumación de Fuente-Olmedo.
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2º (d)- Conclusiones:
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Concluimos tras esta exposición sobre las armas del Bronce Antiguo y Pleno, pudiendo comprobar cómo el hallazgo de objetos de cobre con metalurgia muy precaria y con composición muy pobre, no indica una tecnología igualmente deficiente. Sino por el contrario, la aparición de piezas como las “palmelas” y las puntas de lanza cúpreas de baja calidad; mostraría una gran riqueza en la época -tanto como el pleno dominio del arte de trabajar el cobre-. Primero, porque fabricar armas arrojadizas en metal por entonces (a fines del tercer milenio y mediados del segundo) supone un signo de enormes medios metalúrgicos. Siendo lógico pensar que las flechas y venablos nunca se hicieran ni trabajasen con la misma perfección que las espadas o las hachas -de igual manera que en nuestra época resultaría extraño fabricar las balas o los cartuchos, con metales de gran calidad-. Por todo ello, al encontrarnos con aquellas palmelas tan pobres en su composición como toscas en su manufacturación; hemos de comprender que son estos los primeros objetos metálicos de la Historia, para utilización efímera -de “usar y tirar”; sin posibilidad apenas de recuperarse-. Debido a ello, hemos de pensar que una flecha fundida en bronce de primera calidad, hubiera sido por entonces tan solo un objeto votivo (tan extraña como hoy en día puede ser una bala de plata).
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Por cuanto expresamos es importante destacar algunas apreciaciones que realiza el profesor Delibes, junto al prof. Fernandez Manzano (tristemente fallecido en estos días). Cuando nos dicen que algunas de estas “palmelas” estarían fabricadas a golpe de fragua; ya que al no haberse encontrado moldes donde fundir las puntas, todo hace suponer que se harían a golpe de martillo (33) . Ante lo que hemos de añadir que lo más probable, y debido al aspecto que presentan muchas de ellas; es que estas flechas se hicieran del modo más sencillo posible. Una fórmula de forja que a mi juicio sería tan simple como la de crear en la fragua tiras de cobre; luego recortar esas láminas a golpe de cincel -dándole forma de hoja- y finalmente remacharlas a martillazos. Siendo esa manufacturación la que en primer lugar se observa al verlas detenidamente y aumentando las fotografías. Aunque hay otros ejemplos de “palmelas” en las que parece que se observa un proceso de fundición (tal como ocurre en algunas de las expuestas en el Museo de Córdoba y en el de Sevilla, que mas abajo incluyo en imágenes). Siendo francamente difícil determinar si todas ellas se hicieron por el procedimiento antes explicado: Fundiendo láminas de cobre; recortando piezas a cincel en forma de hoja y luego remachando a martillo (para finalmente afilarlas a la piedra).
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Por su parte, añadiremos nuevamente que el hallazgo de cuchillos cupreos y muy ricos en arsénico (también del Bronce Pleno); en mi opinión no nos hablaría de un atraso técnico, sino posiblemente también de algún “abaratamiento” en la forma de trabajar los metales. Pues al parecer, si el cobre es muy rico en arsénico, contiene una mayor dureza; siendo más elástico cuanto más puro. De tal manera, quizás, la fabricación de aquellos cuchillos de lengüeta en metal muy arsenicado, nos indicaría el conocimiento pleno de la fundición del cobre y de sus propiedades según características del mineral. Sobre todo ello trata un interesante estudio de los profesores Delibes de Castro, Fernández Manzano y Rovira Llorens; escrito junto a una entrañable persona y un maravilloso coleccionista, como lo fue D.Eugenio Fontaneda. Trabajo que hemos mencionado en cita anterior, intitulado: Metalurgia de la edad del bronce en el piedemonte meridional de la cordillera cantábrica (la colección Fontaneda)”. Un libro en el que sus autores explican cómo las piezas que analizan contienen cobre muy arsenicado, en el caso de las palmelas y de los puñales; pero no en el de las hachas planas, donde el cobre es siempre de mayor pureza. Siendo muchas de estas hachas planas, de este metal prácticamente puro y solo llegando a un 3% de arsenicado en algunos casos. Unos datos que concuerdan con las hachas de las Islas Británicas, de igual época; que no suelen sobrepasar tampoco el 1% (de AS en su proporción CU). Señalando asimismo este estudio, que en el Valle del Duero y Meseta, los objetos que más arsénico contienen son los puñales -aunque la mitad de los hallados sean de cobre puro y el resto tampoco supere el 3% de AS- (35a) .
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ARRIBA: Tres puntas de “palmela” en cobre, de diferentes procedencias; tal como las muestra el Museo Arqueológico de Córdoba -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Las datan en el calcolítico, aunque por su perfección y calidad pueden fecharse perfectamente en el Bronce Pleno. Si las observamos detenidamente, veremos que las dos de los lados parecen estar remachadas a martillo y fabricadas desde una lámina (tal como hemos explicado). Aunque la central es de tal perfección que quizás haya sido moldeada fundiéndola.
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AL LADO: Cuadro de la página 135 del libro antes citado: Metalurgia de la edad del bronce en el piedemonte meridional de la cordillera cantábrica (la colección Fontaneda)” -agradecemos a sus autores nos permitan divulgar el gráfico-. En este podemos observar las cantidades de arsénico que contienen diferentes armas de cobre, pertenecientes al Bronce Antiguo y halladas en la Meseta. Vemos que las hachas planas son las que menos arsénico tienen (entre el 0,5 y el 1%); luego le siguen las leznas y punzones (entre el 0,5 y el 3,5% de AS); tras ello aparecen las “palmelas” (con 1,2 y 3,5% de AS) y finalmente los puñales; que son un caso aparte, pues su composición lleva entre el 3 y el 19% de arsénico. Al estudiar estos hechos, creemos personalmente que la pureza del cobre se controlaba perfectamente por los metalurgios de la Primera Edad del Bronce; quienes entre el 2700 y el 1800 a.C. ya sabían perfectamente fundir o forjar unos objetos particulares, usando un determinado cobre arsenicado. Utilizando un metal de más contenido en AS para las hojas de cuchillo y las palmelas; seguramente debido a la dureza de este.
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ABAJO: Otras tres puntas de “palmela” en este caso procedentes de un ajuar campaniforme hallado en Valdeprados (Aldea del Rey Niño provincia de Ávila) y propiedad del Museo Arqueológico de Sevilla -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. A su derecha observamos el resto de una tira de oro puro; que se supone pertenecía a la diadema del inhumado junto a las puntas (del mismo modo que sucedía en Fuente Olmedo). En este caso, las flechas parecen claramente haberse fabricado remachadas a martillo. Por su parte, la conservación y enterramiento del cadáver con esa tira sobre la frente (como banda o corona) indica una aproximación al mundo funerario oriental y especialmente ligado al argárico. Pues aunque esta inhumación de Valdeprados se dató por C-14 en épocas muy antiguas; finalmente dedujeron que su análisis de C-14 contenía errores (de contaminación) y lo fecharon por identificación con otros yacimientos similares, deduciendo así el prof. Jorge Gómez y Ma. Pilar Sanz, que debía situarse entre el 1900 y el 1700 a.C (34) . De tal manera, debemos considerar que la costumbre -tipicamente argárica- de enterrar el cadáver con aquellas diademas de oro, que seguramente usaba el muerto en vida; debió ser un uso muy común durante el campaniforme (tanto como para llegar hasta nuestros días muchas de ellas).
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Sigue el referido estudio de Delibes, Fernández Manzano, Rovira y Fontaneda; mencionando cómo los modelos de hachas planas fabricadas en bronce durante el mismo periodo, tienen una composición de estaño que oscila entre el 3,98 y el 17,72% y cuyo valor medio es de 10% (35b) . Ante este dato, nos gustaría incluir la información de que el bronce más elástico y de mejor calidad es aquel que contiene un 92% de cobre y un 8% de estaño (puros); aunque a partir de proporciones como la de un 90% y 10%, el metal puede considerarse de gran calidad. Por su parte, el trabajo que resumimos también señala cómo la media en las hachas planas más antiguas halladas en la Meseta, se acercan a una composición de 12,5% en estaño; algo que coincide también con la del mismo tipo de armas, aparecidas las Islas Británicas. Cuanto nos dicen aquí los profesores Delibes, Fdez. Manzano y Rovira, son igualmente datos de una importancia enorme. En primer lugar porque ya vemos cómo durante la Primera Edad del Bronce existían bipennas de metal broncíneo, con una aleación de gran calidad. En segundo término, al observar que aquella fundición de estaño y cobre (muy costosa por entonces), tan solo era usada para armas de gran importancia, como las hachas -que no se solían perder en batalla, a menos que el soldado cayera-.
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Consecuentemente, cobra aquí una razón suficiente nuestra teoría de que las palmelas y los cuchillos se fabricaban con cobre de baja calidad; al ser objetos de poca importancia y no por motivos técnicos, o por falta de conocimientos. Pero además, la circunstancia de que en las Islas Británicas de nuevo encontremos hachas con igual aleación a las de la Península; nos habla claramente de que los metales fueron introducidos en ese archipiélago por gentes venidas desde las costas de Iberia. Como no podía ser de otra forma, ya que el medio más rápido de llegar hasta el Atlántico, partiendo desde el Mar Negro o de Oriente Medio (donde se descubre el bronce); es surcando los mares. Un viaje que necesariamente hubieron de realizar quienes “inventaban” por entonces las aleaciones de metales; buscando las minas de estaño y cobre, que faltaban en el Mediterráneo.
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Por su parte, el mencionado estudio también muestra como en el caso de los brazaletes broncíneos, la composición de estaño es mucho más alta; llegando comúnmente hasta un 16% (35c) . Entre estos adornos tan ricos en casiterita destaca el Colgante de Cea, que contiene un 18,85% de estaño. Asimismo, añaden los autores, que para fabricar los torques -o brazales- de bronce, debieron de hacerlo fundiendo piezas en barra, con moldes de forma cóncava por su parte inferior. Tras obtener aquellas barritas y ya enfriadas, a golpe de martillo las torcerían, hasta darles aquella forma de pulsera. Una técnica que obliga naturalmente a alearlas con una mayor cantidad de casiterita; metal que concede al bronce elasticidad y “ablandamiento”. Por cuanto se comprende que en el caso de los brazaletes y adornos, utilizasen una composición mucho más rica en estaño (todo lo que da cuenta del perfecto conocimiento en el arte de la fundición del bronce desde los tiempos más remotos). Finalmente, los profesores Delibes, Rovira y Fdez. Manzano, nos hablarán de las “hachas de talón” y las de “anillas”; pertenecientes al Bronce Bajo; que también presentan entre un 10 y un 14% de promedio de estaño. Un dato que a mi juicio vuelve a confirmar cómo los conocimientos sobre metalurgia eran casi iguales antes del 2000 a.C. -en el Bronce Antiguo y Pleno-, que en mil años después (durante el final de la Edad del Bronce y en una etapa desde el 1200 al 800 a.C. -aprox-).
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SOBRE Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Diferentes gráficos del libro que hemos resumido -Metalurgia de la edad del bronce en el piedemonte meridional de la cordillera cantábrica (la colección Fontaneda)”-. Agradecemos a sus autores nos permitan divulgarlos: Arriba, cuadro con el contenido en estaño de los objetos hallados en la Meseta.
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Al lado, contenido en estaño de los objetos del Bronce Medio y del Bronce Final.









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ABAJO: Diferentes objetos pertenecientes al calcolítico y al campaniforme conforme los mostraba una vitrina del Museo Arqueológico de Sevilla -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. A la derecha y en la parte superior tenemos un ídolo oculado procedente de Valencina de la Concepción y fechado a comienzos o mediados del IV milenio a.C.. Bajo este, un hacha lítica (pulimentada) y un collar de cuentas, todos del cuarto y tercer milenio a.C.. A nuestra derecha, en la parte superior, un vaso campaniforme datado unos “mil - mil quinientos años” después que el ídolo oculado (hacia el 2500-2000 a.C.). Bajo este, armas de la Edad del Bronce Antiguo, coetáneas al vaso campaniforme. El proceso de sustitución y cambio de las hachas en piedra pulimentada (neolíticas) por las de metal (de cobre y luego bronce); a mi juicio hubo de ser importado, por barco y desde Oriente Medio o del Mar Negro.
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ABAJO: Mapa trazado por mí, donde figura la expansión y difusión de los metales. Vemos como llegan hacia el 3200 al Sur de España (a las proximidades de Almería, donde comienza por entonces Los Millares, luego El Campaniforme y más tarde El Argar). Tan solo cinco siglos más tarde estaban ya extendidos por gran parte de Europa, principalmente en el área atlántica. Lo que indica que la difusión de aquella Edad del Cobre (y la posterior del Bronce) vino hasta la Península por mar y que más tarde se expandió desde nuestras tierras hacia Europa (también por vía marítima; debido al contacto y navegación de cabotaje en las costas atlánticas).
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Tras lo que hemos ido explicando en estas conclusiones, podemos determinar que el uso de estaño, de cobre puro y de cobre muy arsenicado, se alternan durante el Broce Antiguo y el Bronce Pleno. Sin indicar en muchos casos, que la aparición de objetos fabricados en un mineral cúpreo cargado de arsénico; suponga determinar que nos estamos enfrentando a periodos o a gentes cuyas técnicas sean precarias y cercanas al calcolítico -especialmente cuando hablamos sobre los cuchillos, comúnmente muy arsenicados-. De tal manera si queremos trasportar estas ideas a nuestra época; diríamos que actualmente ante la aparición de vainas en bronce, o de balas y perdigones de plomo. Nunca podemos suponer que nos hallamos en una etapa en que no se conoce el hierro; sino debemos entender que ciertas piezas han de fabricarse con metales más maleables o más baratos (función que el bronce y el plomo realizan). Así pues, el hallazgo de palmelas y hojas de cuchillo hechas con cobre arsenicado, no pueden llevarnos pensar que pertenecen a una época en la que no se conocía el modo de alear bronce o de purificarlo suficientemente. Considerando que de aparecer estos en yacimientos muy posteriores al calcolítico, hemos de suponer que eran armas para las que aquella composición de un mineral cúpreo impuro, resultaba suficiente y adecuada (por su dureza y seguramente por su abaratamiento).
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Siendo así, hemos de reflexiinar también en hechos como los anteriormente destacados, cuando hablábamos de las teorías del prof. Delibes, acerca del dominio de la sal. Situaciones que atañen no solo al evidente control sobre las minas de metales, y que claramente ejercerían quienes expandieron el vaso campaniforme (entre el 2700 y el 1700 a.C. aprox). Pues la situación de estas poblaciones campaniformes frente a la sal, cambiaría totalmente si estaban asentados junto al mar, o si vivían en ciertas zonas donde no existía el preciado bien. Así debemos pensar en la necesidad, por entonces para dominar los yacimientos de sal solo en la meseta y en otras áreas donde este cloruro de sodio apenas se encontraba. A mi juicio, por ser imprescindible para crear y distribuir conservas de alimentos; en especial salazones de pescado y de carnes. Un hecho y situación que en la costas no tendría que controlarse; pues la sal sería propiedad de cuantos se acercasen al mar (simplemente cociendo o secando las aguas). Aunque tierra adentro y muy lejos del litoral, tan solo se podía hallar este rico producto en ciertas zonas; existiendo lugares en los que apenas se encuentra. Tal como sucede en el área de Zamora a Valladolid y Burgos; donde solo hay minas en Poza de la Sal, Villafáfila, en las cercanías de Olmedo y algunas otras (siendo un extraño hecho que en Medina del Campo -donde existieron salinas- no se hallan descubierto restos campaniformes).
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Las circunstancias antes referidas, me llevan a pensar que seguramente aquellos que inician y promueven durante casi un milenio la cultura campaniforme; procederían del Mediterráneo. Siendo mi teoría, que esta civilización del “vaso-campana”, nacería por influjo de marineros llegados del oriente. Navegantes venidos hasta nuestras tierras en busca de metales. Quienes cada vez que llegaban al nuestro litoral Sur, irían importando sus usos. Entre ellos, el de las salinas y los salazones; que primero cambiarían por minerales, para fabricar preciados metales. Enseñando paulatinamente a fabricar mojamas y jamones a los lugareños, que poblaban nuestras playas y con quienes iniciarían un tipo de comercio. Contactando luego con las gentes del interior y del atlántico peninsular. Llegando a abrir un mercado con las minas de Galicia, las de Bretaña y las islas Británicas. Cambiando allí también los salazones de pescado y los embutidos, por mineral de cobre, estaño, plata y oro -debido a que en zonas del Norte ya no pueden hacerse jamones ni mojamas; habida cuenta la humedad, el frío y las inclemencias climatológicas-.
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Todo cuanto explicamos, hace pensar que las famosas puntas de jabalina del Dolmen de la Pastora (mencionadas desde el comienzo de este epígrafe). Son venablos que contienen aquella composición tan arsenicada, debido al tipo de armas y no tanto a la pobreza de medios del momento. Habiéndose fechado estas lanzas (y algunas otras similares), a fines del tercer milenio o comienzos del segundo; principalmente por la impureza de su mineral cupreo -al no ser de bronce-. Aunque a mi juicio, sería más certera la datación que daba Almagro Basch hace ya más de medio siglo; cuando al observarlas y sin precisar de análisis metalográficos, también consideró que eran modelos procedentes de Ugarit o de Oriente Medio fundidos en la Península. Tal como los posteriores estudios de laboratorios determinaron; testificando que ciertamente se trataba de metal peninsular y de una fabricación autóctona. Aunque -como decimos- por la pobreza de su cobre usado, se datan actualmente entre el 2200 y el 1800 a.C.. Pese a todo, el prof. Almagro Basch presentaba una cronología más tardía, creyéndolas piezas ya pertenecientes al periodo final del Calcolítico y comienzos de Cogotas I; situándolas por lo tanto entre el 1800 y el 1600 a.C.. Una datación con la que personalmente estoy más de acuerdo; pudiendo así considerar que aquellas puntas de jabalina (del Dolmen de la Pastora, de La Pijotilla o de Outeiro de San Bernardo) son ciertamente el producto de luchas y contactos entre habitantes autóctonos y gentes venidas tras el Tera Santorino -hacia el 1650 a.C.-. Unos “precolonizadores” llegados desde Creta, Chipre (y tierras cercanas), que sin duda alguna contribuyeron en la etapa peninsular conocida como Cogotas I. Siendo así; al datar las puntas de lanza del Dolmen de la Pastora hacia el 1800 a.C.; estas armas pertenecerían a los últimos reyezuelos enterrados en el túmulo de Valencina de la Concepción. Cuyas fechas finales son 1880/1550 (tal como podemos ver en un cuadro cronológico al término del presente artículo).
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SOBRE Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Arriba, depósito de hachas votivas fechado en el Bronce Antiguo y hallado Asiego, Cabrales -tal como lo muestra el Museo Arqueólogico de Oviedo, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Observemos que estas hachas planas de bronce, pertenecen a una etapa anterior al 2000 a.C.; lo que indica que la aparición de armas de cobre no supone realmente que estemos ante una época previa (ni menos calcolítica). Debido a que se alternaron diferentes aleaciones en unos mismos tiempos (tanto en el Bronce Antiguo como durante el Pleno).
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Al lado: Diferentes hachas planas fundidas en bronce, tal como las expone el Museo Arqueológico de Oviedo, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen. A la derecha podemos ver una hallada en Cangas de Onís, y perteneciente al Bronce Pleno. A su lado, tres ejemplares procedentes de diferentes yacimientos del Bronce Antiguo. La diferencia cronológica entre la pieza de Cangas de Onís y las otras -en imagen- pueden ser hasta de mil años; pese a ello, la composición metalográfica en todas es muy parecida.
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ABAJO: Una vitrina de la Edad del Bronce en el el Museo Arqueológico de Oviedo, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen. A nuestra izquierda, tres ejemplares fundidos en bronce y hallados en Fuentes Frieras; fechados hacia el 1600 a.C. (al comienzo de Cogotas I). Bajo estas, un hacha de cobre y un brazal de arquero datados en Bronce Antiguo, procedente del Túmulo de los Fitos (Lena). A la derecha, puñales espadas de bronce, hallados en Gumiales y en a Cueva de Aranga, fechados en el Bronce Antiguo. Como podemos observar, los diferentes tipos de aleaciones y el uso del bronce o de cobre, se alternan durante todas las etapas en esta Edad del Bronce (al menos durante su etapa antigua y media -aunque no tanto al final-).
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3º.- CERÁMICAS DE TORNO ANTERIORES A LA COLONIZACIÓN PENINSULAR:
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Las cerámicas de torno aparecidas en nuestras tierras y previas al siglo IX a.C.; son la siguiente prueba de presencia oriental -precolonial- que recoge J.C. Martín de la Cruz. De tal manera lo expone en el capítulo del libro que hoy comentamos -“Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate"-. Mencionando entre las diferentes cerámicas que muestran la llegada de gentes venidas antes que los fenicios, primeramente las piezas halladas en el Llanete de los Moros (Montoro, Córdoba). Considerándolas una demostración evidente de contacto con Micenas, al menos desde el siglo XII a.C.. Escribiendo Martín de la Cruz textualmente: dos fragmentos micénicos asociados a contextos culturales estratificados de finales del II milenio a.C. La cronología relativa de estas piezas puede corresponder tanto a un Micénico Reciente IIIA-IIIB, como a un IIIC, dada la pequeñez de los fragmentos. Proceden del taller Micenas-Berbati (Argolida), como se ha podido comprobar (...) Otro conjunto de piezas está formado por más de sesenta fragmentos (..) dendrocronológica la eleva hasta 1114 a.C., con unos intervalos comprendidos entre 1212-1015 a.C. (....) un fondo de un vaso contenedor, procede de estratos en los que se inicia el Bronce Final (...) Su calibración directa las lleva al 1134 y 1247 a.C.” (36) .
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Por cuanto podemos leer en las anteriores frases, parece que no hay duda sobre la llegada de gentes egeas a nuestras tierras, hacia el siglo XII a.C.. Un momento del que hemos añadir, es el de la Guerra de Troya; enfrentamiento que teóricamente se produjo entre los aqueos y los troyanos, aunque en verdad narraría el comienzo de la Edad del Hierro (de allí la importancia de aquella epopeya). Pues como sabemos, esta guerra sucede entorno al 1212 a.C.; precisamente el momento de la expansión de los Hombres del Hierro, quienes paulatinamente expulsan del Egeo y de Anatolia a las culturas del bronce. Haciendo caer civilizaciones como la hitita, la micénica y la minóica; que habían dominado la actual Turquía, el Egeo o Creta y Chipre, al menos desde el siglo XVII a.C.. Gobierno ejercido después de reconstruirse esta zona, tras el estallido del el Tera Santorino; cuando se restablece el Minóico Pospalacial, naciendo el Primer Micénico (Heládico Final I) y se sucede el imperio hitita. Civilizaciones que existieron y prosperaron hasta la aparición del hierro. Un metal que dejaría obsoleto al bronce y que haría caer a todas las naciones asociadas con aquellas culturas buscadoras del cobre y el estaño. Siendo así, quedaría sin importancia aquel paso que cerraba Troya en el Bósforo; ciudad situada sobre ese estrecho, en la ruta hacia las minas del Mar Negro. Por cuanto quienes ya no necesitaban transitar junto a Troya, ni pasar aquel “puente” entre el Mediterráneo y el Cáucaso (para buscar casiterita y mineral cúpreo); la atacarían para dominarla y vengar los años de sumisión a los que les mantuvo.
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Esta es la historia de Troya narraba por Homero y que cuatro siglos después de que sucediera su guerra, fue escrita en griego. Aunque tras sus épicos poemas, en verdad se escondería la llegada de los Hombres del Hierro al Egeo y la caída del mundo del Bronce. El fin del mundo minóico y hasta del hitita, que hasta entonces era una de las naciones más fuertes de la antigüedad; tanto que los faraones estaban obligados a casarse con princesas de hatti (a pactar con ellos, o hacerles la guerra). Sea como fuere, parece indiscutible que en estos siglos XII y XI a.C., de los que se han descubierto vestigios orientales en las mencionadas cerámicas cordobesas. La aparición de los dorios y el exterminio de Micenas y del mundo minóico, debió obligar a exiliarse a casi todos los antiguos habitantes de la zona. Egeos y cretenses que en su mayoría fueron hacia Chipre y a Canaan; donde algunos se integraron entre los judíos (formando dos de sus tribus -en Golán-) mientras otros se convertirían en Philisteos (quienes dieron origen a la voz Palestina).
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Por su parte, sabemos que los cretochipriotas recibieron el apoyo de Fenicia, como resulta lógico pensar; pues serían por entonces los mejores aliados de los púnicos. Ya que al huir del ataque de las hordas indoeuropeas del hierro, se establecerían en esa isla frente a Tiro y Sidón, como exiliados y actuando de “barrera protectora” para que los dorios no llegasen hasta las costas fenicias. Todo ello habla de las alianzas entre los cretochipriotas y los púnicos; quienes aprenderían finalmente las rutas de los metales que el imperio minóico y Chipre habían seguido durante el segundo milenio a.C.. Consecuentemente y por lo narrado, hemos de considerar que primero aparecerían en nuestro litoral los egeos huidos de las convulsiones provocadas por el Hierro en sus tierras (durante los siglos XII y XI a.C.). Llegando posteriormente a nuestras costas los chipriotas, con el fin comerciar los metales de Iberia; atrayendo pronto a los fenicios. Venida de los púnicos que se produciría unos doscientos años después de las invasiones dorias y cuando los eteochipriotas entrasen en una fase de mayor decadencia, o de sumisión frente a Tiro y Sidón.
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SOBRE Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Arriba, estatuilla de barro con una “Señora de los animales” (Potnia Theron) entre dos cigüeñas o ánades. Fechada hacia el 800 a.C. -propiedad del Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar la fotografia-. Su simbología nos recuerda sobremanera al del bronce tartéssico llamado Carriazo; la Astarté entre patos, del Museo de Sevilla (que incluimos en imágenes posteriores). Esta diosa de los animales que arriba vemos, presenta como rasgos particulares el dibujo de un “laberinto” en sus vestimentas; la prominencia de sus pechos y el adorno con las ramas de la vida. Diseños y símbolos típicamente minóicos, donde es común ver representadas a las sacerdotisas mostrando las mamas, luciendo ramas de la vida y ante figuras como el laberinto (de Cnossos). La deidad va asimismo adornada con un torques -collar- y en el torso, lleva sobre cada pecho dos “ruedas solares”. Desacando entre ellas, un colgante amuleto en forma de Labrys o de lingote cretense. Símbolo de la riqueza por cuanto sabemos sobradamente se fundían con este diseño “piel de buey” las grandes piezas de cobre y estaño que distribuyeron las culturas cretochipriotas durante el segundo milenio a.C. (otorgándoles así un significado pecuniario, de “pecunia”=“pecus”). Es común encontrar deidades como esta estauilla de barro; de periodo arcaico griego (circa 800 a.C.), procedentes de zonas de antigua influencia minóica, con este adorno cretochipriota en el pecho. Un signo y colgante que sin lugar a dudas mucho nos recuerda a los “pectorales” de El Carambolo.
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AL LADO: Nuevamente un lingote cretense, fechado hacia el 1600 a.C. y hallado en las cercanías de Hagia Triada -agradecemos al Museo de Herakion nos permita divulgar nuestra imagen-. Reiteramos la idea de que el diseño de estos “talentos” cúpreos es el de un cuero o una piel curtida, con el fin de asimilarlos a un valor equiparable a cabezas de ganado. Pese a ello, su forma más original y antigua -a mi juicio- debió proceder desde las hachas planas de la Edad del Bronce; unas armas que sabemos fueron utilizadas como “moneda” (primeros objetos metálicos usados para el trueque). Piezas de cobre y bronce, que inicialmente solo eran hachas; pero de ser almacenadas en “arsenales” promoverían un comercio organizado -creando así el concepto económico de ahorro y de capital-. De tal manera la forma de estas armas, semejante al cuero, seguramente provocó que se pudieran trocar identificadas con un valor regulado en “reses”; llegando al cambio de tantas vacas, ovejas o cabras, por un número determinado hachas planas. Desde este mercado de prosperidad, que dominaban los navegantes cretenses (logrando el control las rutas del metal durante el segundo milenio a.C.); procedería el culto al Labrys. La bipenna minóica que presidía el salón así llamado por mantener en su centro el altar de adoración a ese arma de doble filo. El famoso Laberynto de Cnossos, donde se rendía culto a los dioses de la guerra, de la protección y de la riqueza. Deidades personificadas en la bipenna y el minotauro. El arma de bronce del cual procedía gran parte de la prosperidad minóica; junto al toro-totem protector, usado para la defensa en la antigüedad (animal que además aportaba su carne, como dieta insustituible).
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ABAJO: Los dos galápagos, pectorales o colgantes del tesoro de El Carambolo -tal como los muestra reproducidos el Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar nuesra imagen-. Últimamente, en el deseo por identificar estas piezas de oro con el toro y su cuero, han propuesto por los profesores Escacena Carrasco y Fernándo Amores, que se tratase de frontiles para adornar la cabeza de los bueyes al llevarlos a sacrificio. La teoría procede, al haber observado que ciertas esculturas ibéricas de bóvidos, contienen un vano en su frente, con esa forma semejante a un hacha plana o a un lingote “piel de buey”. Hueco esculpido en la testud de bóvido, en el cual se supone habrían de introducir una pieza de metal, con este diseño tan parecido al Labrys cretense o al lingote cretochipriota.
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Pese a ello, personalmente no creo que estas dos piezas de El Carambolo, fueran usadas de este modo, colocadas sobre bueyes. Debido a que son de oro puro y pesan aproximadamente medio kilo cada una es muy poco probable que fueran hechas para la testud de toros -pues a su valor en metal, hemos de sumar el trabajo de filigrana y orfebrería- Considerándolos personalmente dos pectorales (tal como creen varios arqueólogos). Para corroborar la teoría de que se usaban sujetados sobre el torso (quizás como broches de capa); hemos encontrado en el mundo minóico varias esculturas donde vemos colgantes con la misma forma (de lingote “oxhide” o de Labrys). Un diseño que entre los cretenses tendría un significado sagrado y apotropáico, tal como muestra la anterior Potnia Theron (en imagen sobre estos párrafos). Para terminar el comentario a las fotografías, diremos que este signo similar a la piel de buey; debió ser traído a nuestras tierras por gentes del Egeo o de Cerdeña. Una importación realizada durante la etapa de precolinización que tratamos (entre el 1200 y el 800 a.C.). Dejando entre nosotros este símbolo parecido al cuero o al hacha doble, que se mantuvo sacralizado por las culturas prerromanas de la Península; quienes lo usaron en sus altares, en el trazado del suelo de templos, en tumbas o en colgantes y adornos (como estos que vemos de El Carambolo).
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Continuando con el capítulo de J.C. Martín de la Cruz que comentamos; sigue el autor exponiendo otras cerámicas a torno, halladas en el Sur peninsular y anteriores al siglo IX a.C. -que probarían la presencia de navegantes llegados desde oriente, mucho antes de la colonización fenicia-. Mencionando el caso de una pieza procedente de Carmona (37a) cuya fecha se estima entorno al 1100 a.C.; junto a otra halladas en Gatas, Almería (37b) . Destacando entre ellas un trozo cerámico fabricado del mismo modo, encontrado en la Cuesta del Negro (Purullena, Granada); con una cronología muy superior y fechada entre el 1444 y el 1398 a.C. (37c) . Añadiremos personalmente, que este último dato nos hablaría claramente de la llegada a nuestras tierras de micenios y más probablemente de cretenses; en plena fase Palacial (en periodo Neopalacial TMIB). Etapa contemporánea a Conssos, Faistos, Hagia Triada, Malia etc.. Un momento en que se fecha la leyenda y “existencia” del rey Minos, con su laberinto y el Minotauro; aquel hombre taurocéfalo cuya explicación hemos dado en varios de nuestros artículos. Exponiendo que se relacionaba con los orígenes de la tauromaquia, basados en la defensa y guerra, utilizando toros como guardianes o como arma arrojadiza (38) . Una costumbre que sabemos era practicada entre los reyes ibéricos; quienes llegaron a derrotar y dar muerte a Amilkar Barca, lanzándole astados embolados. Ardid probablemente heredado y aprendido por los iberos de las culturas chipro-minóicas; cuando los visitantes del Egeo llegaron en busca de metales, hace más de tres mil años. Convertido en una técnica bélica, que sabemos fue conservada en nuestra cultura durante la Edad Media y hasta la moderna. Conociéndose incluso batallas de la Reconquista, donde los reyes cristianos usaban morlacos para echarlos sobre las tropas andalusíes; del mismo modo que los ejércitos de Felipe II debieron de enfrentarse a toros salvajes en las costas de las Islas Terceras (soltados en todo el litoral por los isleños, evitando así que desembarcaran en ellas las tropas del rey español, tras ser coronado monarca de Portugal). -A los interesados en los orígenes de la tauromaquia y su relación con el mundo minóico, les recomendamos ver cita anterior (38) -.
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4º.- ABALORIOS Y ADORNOS, PREVIOS A LA APARICIÓN DE LOS FENICIOS:
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Los últimos objetos que menciona J.C. Martín de la Cruz como prueba de contactos con el oriente mediterráneo, durante el segundo milenio a.C; son algunas piezas de collar y “joyas”. Señalando primeramente las cuentas segmentadas de pasta vítrea, halladas en Fuente Álamo (Cuevas de Almanzora, Almería). Sobre las que escribe textualmente: Formaban parte del ajuar de un enterramiento individual en cista, la sepultura nº 9 de Fuente Alamo. La cronología estimada es de Argar B (...) por la aparición de las cuentas de pasta vítrea que deberían fecharse a partir del 1400 ane (...). De nuevo las cronologías radiocarbónicas calibradas elevarían la cronología de esta tumba, por encima del 1500 ane” (39a) . Más tarde, pasará a citar un sello-cilindro hallado en Vélez Málaga, del que nos dice: “Tras un estudio realizado por Blanco Freijeiro (en 1962) se le considera fabricado por un taller sirio, con una cronología comprendida entre el 1450 y 1350 a.C. (39b) . Posteriormente menciona un collar aparecido en Almuñecar (Granada) explicando sobre este que: La presencia de cuentas de ámbar y el cilíndro de cornalina en este collar al igual que el lapislázuli en el de Vélez-Málaga nos inclina a vincular estos hallazgos con la actividad de intercambio micénica mejor que con la de los fenicios” (39c) . Hablando por último sobre varios colgantes y cuentas de cornalina, procedentes de distintos yacimientos -ver cita (39d)-; escribiendo: “Recientemente hemos publicado un conjunto de piezas fabricadas en cornalina, colgantes y cuentas, que han aparecido tanto en prospecciones superficiales como en excavaciones. Su distribución queda reducida a la zona occidental de Andalucía y refuerza la vía del valle del Guadalquivir como ruta de penetración al interior, pero también ayuda a valorar los otros caminos fluviales de la costa sur mediterránea (…) La cronología general estimada, sin calibrar, estaría en torno al 1100/1000 a.C. (...) la cornalina, el lapislázuli y el ámbar serían productos relacionados con los intercambios de finales del II milenio a. C. y no con la colonización fenicia” (39d) . Tras estas palabras, pasa a publicar numerosas fotos de estas cuentas en cornalina, cuya estratigrafía y procedencia estudia en profundidad. Llegando a la conclusión de que realmente no son fruto del intercambio entre fenicios y peninsulares, sino colgantes importados por gentes llegadas mucho antes de los púnicos (al menos durante el segundo milenio a.C.).
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Terminará el profesor Martín de la Cruz el capítulo que venimos analizando, con unas “Consideraciónes finales”, que resumo en las siguientes lineas, tomadas desde sus palabras:
La cada vez mayor documentación de procedencia mediterránea, tiene hacernos pensar que estamos ante la punta del iceberg, que debe haber más información en los fondos de los museos, que tiene que aparecer mucha más, y que esto tendría que matizar, en términos económicos, la eclosión del Bronce Final (…) Seguramente, los pactos con las jefaturas que controlaban los territorios, y probablemente la propia labor de intercambio, en la búsqueda de metal y el aprovisionamiento de productos alimentarios, debieron ser los responsables de la presencia de los restos muebles (...) Otra cosa será identificar a los que practicaron esta actividad, porque seguramente fueron intermediarios, gentes de la zona, conocedores del territorio y sus posibilidades, que canalizaron las demandas y los pagos (...) En la discusión sobre el medio de acercamiento, y si fue posible el cruce del Estrecho de Gibraltar, mi posición es que no debió cruzarse, al menos con fines comerciales. Considero que las rutas naturales que ofrecen las desembocaduras de los ríos Almanzora, Antas, Aguas, Andarax, así como los cauces más cortos de los ríos de las costas de Granada y Málaga, jalonadas de hallazgos, debieron ser los puntos de recepción y distribución de las mercancías, aprovechando unas condiciones de navegación al interior de sus desembocaduras muy distintas de las actuales, como se ha comprobado hace algunos años (...) Valor estratégico, de ordenación política y económica del territorio, debió representar el yacimiento de El Argar, a la luz de la documentación arqueológica que poseemos y de los nuevos datos paleoecológicos (...) todo parece demostrar que los contactos con las costas sureñas de la Península Ibérica fueron más frecuentes y sistemáticas de lo que hemos creído a lo largo de esta segunda mitad del segundo milenio” (39e) .
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SOBRE ESTE PÁRRAFO: Un dibujo mío del famoso Bronce Carriazo (Astarté tartessia que porta dos ánades en sus manos). Se trata sin lugar a dudas de una Potnia Theron -no solo de una Astarté-; cuyos símbolos y atributos eran signos de fecundidad (el triángulo) y prosperidad (los animales domina). Así las podremos ver representadas en Creta; portando serpientes, con dos leones (como antecesora de Cibeles), abrazando perros o cogiendo aves por el cuello -de igual forma a esta de imagen- . Del mismo modo se presentaban en Anatolia estas divas sucesoras de Inara, la esposa de Teshub; procediendo desde aquella dama de los animales con dos “bestias”, la posterior Artemisa griega (cuyo principal culto estuvo en Éfeso). Unas diosas heredadas sin lugar a dudas desde el mundo minóico e hitita, como figura de las criadoras de animales. Mujeres deificadas a mi juicio desde aquellas otras que en la Edad del Bronce domesticarían especies; logrando hitos como la doma y cría del caballo o las del gato (llevadas a cabo en el tercer milenio a.C.). Todo lo que las sacralizaría e idealizaría en la forma de esas señoras y reproductoras de animales, por lo que aparecen entre dos de ellos. Iconografía que a mi juicio hablaría del macho y la hembra, necesarios para la reproducción y como símbolo del criador (o de la domesticación de fieras -desde el perro y el gato; o hasta de la cobra y de sierpes para proteger palacios o graneros-).
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AL LADO: Otro dibujo mío; en este caso figurando el modo de usar las joyas de El Carambolo que considero masculinas (corona, brazales y pectoral decorados con los mismos motivos de orfebrería -bolas y rosetas encapsuladas-). Como podemos ver, el sacerdote va vestido en mi dibujo a modo canaaneo y luce en su pecho un “efod” o cardiofilax sagrado; común entre los sumos pontífices de pueblos como el israelita. Siendo ese pectoral de El Carambolo semejante al de Aarón (40) , aunque en este caso contendría la forma sagrada de los minoicos (el Labrys o lingote piel de buey) y no la del Urim Thummim (40b) . Todo lo que nos deja vilumbrar que quizás los tartessios tuvieran grandes conexiones con el Canaan del siglo IX y VIII a.C.. Incluso, que posiblemente hasta el Bajo Guadaquivir llegaron micenios y minóicos huidos a Israel, que luego se dirigirían al Occidente lejano; para continuar con sus rutas del metal en tiempos de Salomón y Hiram de Tiro (tal como cita la Biblia). Observemos por lo demás, que el colgante en forma de “oxhide” es igual al que lucía la Potnia Theron greco-acaíca en cerámica -que hemos visto unas imágenes más arriba-.
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ABAJO: De nuevo, un gráfico mío en el que recojo todos los alfasilabarios ibéricos y los comparo con otras formas de escritura. En él vemos claramente cómo el origen de los signos con los que escribían turdetanos, iberos y celtíberos; era cretochipriota. Además hemos de destacar que los habitantes prerromanos peninsulares nunca escribieron con caracteres fenicios, ni se comunicaron en lengua púnica. Lo que obliga a pensar que la verdadera aculturación de nuestras tierras comenzó y llegó desde el Egeo, Creta y Chipre; en fechas anteriores al siglo IX a.C.. Tanto como para haberles dado a todos los iberos una escritura cuasi unificada. Importando aquellos minoico-micénios (o anatolios) estos alfasilabarios que en imagen vemos: y probablemente hasta un idioma común ibérico, en el que se entenderían y redactarían sus epigramas las diferentes etnias prerromanas de nuestras tierras.
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Las palabras finales del profesor Martín de la Cruz (recogidas antes de las imágenes), no dejan lugar a dudas; expresando la evidencia de contactos frecuentes entre el oriente mediterráneo y nuestras costas, al menos desde el 1500 a.C.. Un momento, que -como hemos dicho- se corresponde con “era de Minos” y el tiempo del minóico pleno. Los años del Neopalacial y Pospalacial, donde esos reyes cretochipriotas navegantes y comerciantes, controlarían la thalasocracia plena mediterránea. Pues por entonces muy pocas armadas existían y tan solo tendrían verdadera hegemonía sobre el mar los monarcas de Creta, Micenas o de Chipre (con sus islas, tan unidas por barco como aliadas). Siendo el resto de navegantes de la zona, simples pescadores; mientras el mundo minóico manejaba una verdadera armada. Una flota de gran tamaño que dedicarían a la vigilancia de sus costas; pero sobre todo al pirateo y al control de las rutas del metal. La gran fuente de riqueza que tuvo la isla y el imperio de Minos; quienes hubieron de venir de manera continuada hasta el lejano occidente. Pudiendo aventurarse a hacerlo durante los veranos, en un viaje que apenas duraría tres semanas costeando -incluso menos, si se hacía con fases de travesía en “altura”-. Todo lo que en un velero de quince metros se realizaría perfectamente durante los meses de junio a septiembre; en una singladura desde Creta, cuyo peligro y riesgo era muy inferior a un solo día de batalla (de las muchísimas guerras que libraban continuamente los hombres durante aquel tiempo). Siendo así, resulta impensable que durante la Edad del Bronce -una etapa durante la que era imprescindible el estaño y el cobre-, no vinieran desde el oriente hasta nuestras tierras buscando metales. Debido a que en el Atlántico y en la Península Ibérica se hallaban los mayores yacimientos de casiterita y de mineral cúpreo; que tanto escaseaban ya en todo el Mediterráneo.
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Por cuanto decimos, las pruebas que presenta el profesor J.C. Martín de la Cruz -y que hemos estudiado- parecen más que evidencias sobre la llegada de minóicos y micenios a nuestras costas (mucho antes que los fenicios). Asimismo, termina su capítulo el investigador, escribiendo que conforme se vayan analizando nuevos indicios y materiales depositados en los museos; cada vez aumentará más la certeza de esa presencia de gentes procedentes del oriente mediterráneo. Llegados durante el Pleno y Bajo Bronce. A todo ello, añadiremos que, además de las pruebas aportadas por Martín de la Cruz; hay algunas otras evidencias de la venida de aquellos precolonizadores. Pruebas tales como la representación de barcos egeos del segundo milenio, en las cuevas de Laja Alta. Pinturas de embarcaciones que hemos estudiado cuando analizábamos un trabajo de la profesora Ruiz-Gálvez, donde llegábamos a ver claramente los contactos entre el Egeo y el Atlántico en plena Edad del Bronce -a los interesados en este punto, les recomendamos leer cita (41) -.
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Para terminar añadiremos (como siempre digo), que otra muestra de una precolonización cretochipriota y anatólica en nuestra Península, es la forma de escritura ibérica. Un alfasilábico que tan solo pudo llegar a través de navegantes venidos mucho antes que los fenicios. Pues los pueblos iberos “alfabetizados” nunca escribieron con caracteres púnicos, sino con un alfasilabario de origen cretochipriota, que alternaba “letras” con signos silábicos (de manera igual a los de Creta y Chipre). Existiendo tan solo una excepción, nacida en el Levante hispano; donde Grecia tenía grandes colonias portuarias (como Alonis o Hemeroskoion). Apareciendo allí un alfabeto distinto, llamado grecoibérico y de origen jonio; con el que redactarían sus textos los iberos levantinos. Pero a excepción de este, todos los demás alfasilabarios usados por los turdetanos o los celtíberos; son de claro origen cretochipriota o anatólico. Procediendo desde sistemas de escritura anteriores al siglo X a.C. y que se mantuvieron en Chipre, tras la caída del mundo minóico. Para quienes no hayan leído esta idea mía, expuesta y desarrollada en varios artículos; le recomendamos consultar detenidamente el gráfico -en imágenes anteriores-, donde podrá comprobar cómo los signos ibéricos son de esa procedencia egea; muy anteriores al alfabeto heleno e incluso al fenicio.
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ARRIBA: Las imágenes que a continuación recogemos pertenecen ya al siguiente epígrafe, en el que intentaremos explicar la Edad del Cobre y Bronce desde nuestro punto de vista (particular y desde un aspecto “comercial”). Consecuentemente, en primer lugar expondré la difusión de la cuerda -más concretamente del esparto-; como un recurso que haría desarrollar enormemente el Neolítico. Facilitando aquel esparto la creación de objetos, calzado, protecciones, enseres y hasta de ingenios movidos por cuerdas. Material que tendría una función parecida a la del plástico en la actualidad y cuya planta nacía por doquier en tierras como las de Andalucía, La Mancha, en Madrid, Extremadura y en el Levante. Sin la que sería casi imposible obtener y trenzar fácilmente maromas necesarias para mover bloques, como los usados al construir los megalitos. De tal manera, en el quinto y cuarto milenio a.C. (en pleno dolmenismo) tuvo que desarrollarse una enorme industria del esparto en nuestras tierras; fabricándose todo tipo de enseres y hasta protectores o máquinas bélicas. Llegando a hacerse así infinidad de creaciones (hoy no imaginadas) para solucionar el arrastre de rocas o el pulido de piedras; para crear embarcaciones -cosiendo sus cuadernas- y para la supervivencia de entonces. En imagen, diversas cestas y cuerdas procedentes de distintos yacimientos del Nilo (con cronologías muy distintas). En la fotografía vemos las vitrinas del Museo Arqueológico de Florencia (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). El la fotografía se puede observar cómo una gran parte de los enseres se fabricaban en esparto; una planta que en Oriente Medio, en Egipto o en España, crece sin problemas. Muy por el contrario, en tierras del Atlántico y en zonas de Europa situadas al Norte de Madrid, ya es difícil encontrarlo (máxime antaño, cuando el clima era más frio).
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JUNTO ESTAS LINEAS: Esparto y algunos enseres recuperados en la Cueva de los Muerciélagos (Albuñol; Granada). Sobre este hallazgo ya hemos tratado en varias ocasiones, explicando su antigüedad y enorme importancia (42) . El depósito de cadáveres en el interior de la caverna fue encontrado por personas que lo expoliaron hace siglo y medio. Tras ello, pudieron recuperarse algunos restos que conserva el Museo Arquológico Nacional -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen de la vitrina de Albuñol-. El depósito fue fechado entorno al 5000 a.C.. Los cadáveres se hallaron vestidos con diversas prendas fabricadas de este material, tal como vemos en imagen. Una mujer presidía el “cenotafio” (quizás una reina) e iba cubierta con un casco de esparto. Estaba rodeada por una decena de hombres, de los que algunos portaban un gorro similar. Dentro de los capazos se pudo comprobar que había semillas de adormidera, lo que indica el sentido ritual del depósito. Asimismo aparecieron sandalias y vestimentas de esta misma fibra vegetal -algunas las hemos publicado en anteriores artículos; pudiendo observarse como tras más de 7000 años, las alpargatas neolíticas permanecen en perfecto estado-.
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A mi juicio, la importancia del esparto y de su sacralización durante aquellos milenios, se observa en los ídolos llamados de placa y hasta en sandalias exvotas halladas en varios yacimientos (que a continuación recogemos y explicaremos, en diferentes imágenes). Podemos considerar esa zona (Almería-Granada) y esta fecha del 5000 a.C., como punto de partida para el inicio de lo que sería el megalitismo pleno. Una civilización quizás importada -o inculcada- por misioneros y expedicionarios llegados desde Oriente Medio (buscando nuevas tierras, metales preciosos, gemas y ámbar). A mi juicio, esta cueva de los Murciélagos sería uno de los primeros santuarios donde enterraron a varios de los que comenzaron aquella cultura de las piedras ciclópeas. Monumentos de gran tamaño, levantados principalmente para orientarse y poder regresar anualmente al punto de partida (sirviéndose de las sombras de los menhires o de las coordenadas que les prestaban los cromlechs).
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ABAJO: Vitrina con algunos de los primeros restos metalúrgicos de la Península, tal como los expone el Museo Arqueológico Nacional -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. A nuestra izquierda, arriba -con el número 2- un hacha rota procedente de Almiralzaque, Almería (circa 3000 a.C.). Al lado, también en la parte superior y con el (3). Hachas planas en cobre de Torreorgaz, Cáceres. Con el (4) más abajo; restos de malaquita también de Almiralzaque, Almería. Con el (5) más abajo, sierra y escoplo de cobres de procedencia desconocida. Finalmente, con el (6) punzón y lezna de Almiralzaque (Almería); y de Ibros (Jaén). A continuación intentaremos exponer algunos aspectos arqueológicos de la Edad del Cobre-Bronce, desde un punto de vista distinto. Con una opinión de hombre dedicado al comercio y a la exportación a países muy lejanos, como llevo siendo desde hace casi un cuarto de siglo (trabajando como exportador para Japón, de productos españoles y portugueses).
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B) CONSIDERACIONES PERSONALES ACERCA DE LA PRECOLONIZACIÓN Y SOBRE LA EDAD DE BRONCE PENINSULAR (ANÁLISIS DE LA ÉPOCA BAJO EL PRISMA DE UN COMERCIANTE):

Para terminar este artículo, intentaremos explicar la Edad del Cobre y Bronce desde nuestro punto de vista. Analizándolo desde aspectos ajenos al mundo propiamente de la arqueología y sometiéndolos a de la lógica de la vida cotidiana. Aplicando así un criterio personal y desarrollado durante los más de veinte años que llevo enviando mercancías a Japón. Pues mi llegada a este país, desde un principio me obligó a adaptarme y a cambiar mi vida enteramente; obligándome pronto a modificar mi proyecto de trabajar allí como músico (compositor e intérprete de guitarra española) y teniendo que dedicarme al comercio. Algo que primeramente pudo resultar duro -y hasta frustrante; por qué no decirlo-; pero con el paso de los años me concedió una flexibilidad de pensamiento, que me permite cambiar de profesión e ideas en minutos. Todo, debido a mi traslado hasta una cultura y civilización absolutamente diferente a la mía; donde hasta el aire o la luz, es algo muy distinto a lo que de niño me enseñaron comprender. Consecuentemente, creo que la vida me ha entregado cierto don de la empatía, pudiendo interpretar civilizaciones, situaciones y soluciones ajenas; algo que intentaré aprovechar para comprender mejor cómo pudo ser la vida en el Neolítico y durante la Edad del Bronce peninsular.

Siendo así, por unos momentos vamos a ponernos en el lugar de aquellos occidentales europeos asentados en nuestras tierras, siete mil años atrás. Un tiempo en el que las ballenas y focas poblarían las costas (especialmente las atlánticas), cuando los mares estarían unos dos metros más bajos. Lo que permitiría navegar zonas hoy muy separadas (como el Canal de la Mancha), incluso a veces hacerlo sobre carámbanos por las zonas del Norte (43) . En nuestra explicación repetiremos algunas ideas y conceptos ya expuestos en artículos anteriores, tales como el del tesoro ballenero que hubo por entonces en costa atlántica europea. Pues transportándonos a este tiempo, nos será fácil comprender que la primera fuente de energía y la mejor dieta debió consistir en la grasa o carne de ballena y de los fócidos. Con los que evitarían el frío y les proporcionarían aceites capaces de alimentar lámparas en el interior de cuevas y en hogares (sin producir humos). Todo ello provocaría que las comunidades asentadas junto a las costas oceánicas fueran mucho más fuertes y sanas, que quienes habitaban lejos del mar. Además, como todos practicarían el nomadismo; los pobladores del litoral viajarían durante los veranos en canoas hacia el Norte (llegando hasta zonas tan lejanas como las Islas Británicas o Jutlandia). Mientras las gentes del interior realizarían ganadería trashumante; marchando hacia lugares más húmedos con el ganado -y sin existir todavía grandes comunidades agricultoras-.

Por cuanto hemos expuesto, entre las gentes de las costas, la sacralización de la ballena hubo de ser un hecho cierto; al igual que sucedió en la Historia con otros muchos grupos que se alimentaron de cetáceos (como los fueguinos o los japoneses, quienes las veneran igualmente). Asimismo, la necesidad de varar y arrastrar a tierra esos mamíferos marinos con miles de kilos (de veinte y hasta ochenta toneladas); les obligaría a organizarse bien y a conocer el medio de transporte de enormes cargas usando maromas. Todo lo que a mi juicio iniciaría una estética y un mundo semejante al de la ballena, pero imitado o realizado con piedras. Refiriéndome al megalitismo, que desde el 5000 a.C. sabemos ya existe en la costa atlántica peninsular. Una civilización que es la que más ha perdurado en la Historia y quizás también la que más se extendió por el globo terráqueo; pues en occidente perduró unos cuatro mil años, comenzando hacia el 5500 y terminando sobre el 1500 a.C.. De tal manera, es mi teoría que aquellos quienes elevarían sus tumbas en forma de dólmenes; lo hicieron posiblemente imitando la estética o el esfuerzo necesario para capturar ballenas. Pobladores asentados junto al mar, quienes también necesitarían estudiar los astros, para poder trashumar con sus canoas de Norte a Sur (por el Atlántico). Levantando por ello más tarde los menhires y los cromlechs; cuyos enormes bloques pétreos e inmóviles les servirían para analizar la cúpula celeste y guiarse en sus viajes. Naciendo de todo ello -a mi juicio- el primer observatorio astronómico de Europa, que es el cromlech de Los Almendros (en Evora, Portugal); datado en aquella mitad del sexto milenio a.C..

Por su parte, parece innegable que los habitantes del litoral Oeste europeo (a los que muchos llamaron Oestrymnios); desde aquellas remotísimas épocas viajaban en canoas o en pequeños barcos, por toda la costa Atlántica -desde el Sur de Portugal a Suecia-. Algo que se muestra por la existencia de una cultura común a todos (megalitista) y se demuestra en la de difusión por el Mediterraneo de objetos como el ámbar (procedente de zonas como Bretaña o Escandinavia). Por su parte, aquella trashumancia marina quizás era obligada durante los veranos; al precisar huir de gentes que llegarían también en canoas desde África y del Mediterráneo. Aunque los habitantes del litoral atlántico europeo posiblemente viajarían de Sur a Norte (y vuelta) buscando mejor refugio, más alimentos y un clima más templado en cada época. Poco a poco irían llevando artículos de uno a otro lado en las canoas, importando hasta las cercanías del Mediterráneo ámbar, pepitas de oro o plata; generando así durante el quinto milenio a.C. un intercambio y unas rutas que llamarían la atención de expedicionarios llegados desde tierras muy lejanas. Navegantes que vendrían en canoas y costeando desde Oriente Medio, para contactar con el remoto occidente; consiguiendo en sus viajes pepitas de oro y plata atlánticas, tanto como el ámbar del Báltico. Todo lo que sucedería de forma continua hasta un tiempo en el que comenzó la Edad del Cobre en áreas cercanas al Danubio y a Anatolia; haciéndose pronto necesario hallar los filones de ese metal; lo que ocurriría entorno al 3800 a.C.. Atrayendo hacia el Atlántico a gentes procedentes de los más lejanos lugares. Buscando no solo ya ámbar, oro o plata; sino minas de mineral cúpreo que era lo más útil e imprescindible por entonces. Iniciándose así el calcolítico en nuestras tierras (la Cultura de los Millares, hacia el 3500 a.C.).
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SOBRE ESTAS LINEAS: Foto compuesta; a la izquierda, ídolo en piedra oculado, de procedencia desconocida; hallado en Andalucía y fechado en el III milenio a.C. -propiedad del Museo Arqueológico de Córdoba, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. A la derecha otro ídolo con ojos (oculado) pero en este caso procedente del santuario de Tell Brak (Siria) y datado a principios del IV milenio a.C. -propiedad del Metropolitan Museum, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Es este segundo, uno de los miles de idolillos con ojos que profusamente han aparecido en las zonas de influencia sumería. Al parecer, servían ya desde el V y IV milenio a.C. para proteger contra el mal de ojo y eran especialmente utilizados como amuletos para evitar esa maldición entre los niños. El que vemos arriba (a nuestra derecha) fue hallado en un santuario al norte de Siria y se fecha hacia el 3000 a.C. (un tiempo muy cercano al comienzo del campaniforme y los metales en la Península).
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Este tipo de esculturas talladas sobre barro o piedra, normalmente servían para colgarse, aunque también fue común representarlas en rollos y piedras circulares (tal como las vemos y quizás como símbolos de poder). En España y Portugal aparecen también figuras con ojos desde tiempo de Los Millares (del 3500 a.C. en adelante) esculpidos principalmente en pizarras y con formas muy semejantes a los de Sumer; siendo común verlos moldeados en cuencos de barro durante la cultura de Los Millares. La aparición de estas figuras de ojos es seguramente una influencia mesopotámica, llegada desde Siria ya en el 3500 a.C.. Extendiéndose por el litoral atlántico de toda Europa, desde el 3000 al 2000 a.C.. A mi juicio probablemente fueron difundidos por expedicionarios que en esos siglos seguían la ruta de ámbar. Así los veremos en Almería en el 3500 a.C., en Portugal y el Sur de España desde el 3000; apareciendo hacia el 2800 a.C. en las Islas Británicas o en Dinamarca en las mismas fechas.
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AL LADO: Idolillos oculados procedentes de yacimientos andaluces. A la izquierda, tres conos con los ojos del dios, hechos sobre mármol o caliza y encontrados en Valencina de la Concepción, Utrera o Morón (del III milenio a.C.). Al lado derecho, otros tres “dioses ojo” también hallados en Valencina de la Concepción y fechados en el III milenio a.C.. En mitad de la imagen, hemos señalado una placa de oro trabajada en (batido) frío con los mismos ojos -semejantes al sol-.
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ABAJO: Foto compuesta: A nuestra izquierda ídolos de placa del Museo de Évora; a la derecha, otros ídolos similares procedentes de dólmenes de Alcántara (agradecemos al museo de Évora y al Arqueológico de Cáceres, nos permitan divulgar nuestras imágenes). Observemos que estas figuras de pizarra semejan personajes con ojos, vestidos con tejidos triangulares (probablemente con protectores de esparto). Asimismo, es de destacar que lucen placas que recubren su vestimenta, lo que pudieran ser láminas de armadura (en madera, hueso o concha). Algo que quizás nos hable de las corazas de esta época; en la que no existían los metales. "Armaduras" que pudieron fabricarse cociendo cuero y moldeándolo sobre el cuerpo; recubriéndolo luego de esparto, conchas y huesos. De ello la importancia de este tejido con formas trenzadas y parecido al esparto. Un diseño que no solo vemos como motivo exvoto en el caso de la sandalia sagrada hallada en Almirazaque o en Valencina (que más tarde comentaremos). Sino también en el enterramiento de Albuñol, donde recordaremos que todos sus miembros iban cubiertos enteramente de esparto y lucían hasta pulseras y cascos de este material (junto a collares con conchas atados en ese cáñamo).
Como hemos dicho, las fechas de inicio de esta civilización de los megalitos podemos obtenerlas desde la Cueva de los Murciélagos (fechada hacia el 5000 a.C.). Considerando que aquellas gentes vestidas de esparto pertenecieran ya a una nueva Era: El eneolítico. Una época donde la cuerda y el cáñamo sería fundamental; para armarse, para vestirse y para fabricar utensilios. Pudiendo gracias al trenzado de fibras construir y crear con cierta facilidad una gran serie de objetos y hasta barcos o edificaciones. Llegándose así a las primeras fabricaciones en serie gracias a los recursos que las cuerdas y esos tejidos proporcionaban; logrando venderlos o intercambiarlos y generando una verdadera industria. Todo lo que supondría el avance del eneolítico, en el que influiría sobremanera el esparto, como material de utilidad. Un elemento que realizaría una función semejante a la que hoy tiene el plástico; permitiendo construir cuanto hasta entonces era mucho más costoso hacer: Levantar casas y empalizadas a toda prisa, fabricar armas de mayor precisión (como arcos o lanzaderas más perfectas), armar barcos con cuadernas trenzadas y hacer velas de navegación. Ello, unido a la capacidad de vestirse o calzarse sin necesitar abastecerse de pieles de animales y a la posibilidad de construir objetos de forma rápida (como cestas donde se podían trasportar mercancías). Concedió a esta etapa un sentido semejante al momento en que se inventó el plástico (hace apenas unas décadas). No habiendo otra época anterior en la Historia semejante -en lo que supone una revolución industrial y social- desde que se descubrió y difundió la cerámica o la agricultura (entre el 9000 y el 7000 a.C.). Por cuanto la expansión y cultura del esparto (o del cáñamo) debió ser de una enorme prosperidad; tanta como para generar el megalitismo en Europa.
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Por lo que anteriormente decimos, este trenzado de fibra vegetal sería realmente el material que inició el eneolítico (la piedra pulimentada); de lo que su hallazgo o dispersión generaría a mi juicio la gran civilización de los dólmenes, menhires y cromlechs (desde el V milenio a.C.). Ello explicaría en parte por qué esta cultura de las piedras ciclópeas nace en el Sur de España y Portugal, donde el esparto es tan común como fácil de cultivar. Aunque a mi entender, los megalitos se expandieron por la cornisa atlántica, también debido a la necesidad de crear "una red de localizadores" (o de puntos para guiarse durante aquellas navegaciones milenarias; en las que usando canoas viajaban por todo el litoral Atlántico, buscando metales preciosos y del ámbar). De tal manera, se comprende la profusión de menhires y cromlechs que se extienden desde el Sur de Portugal, Extremadura, Galicia y el Cantábrico; hasta llegar a Francia. Siendo innumerables los que posteriormente encontraremos en las Islas Británicas o en el camino hacia el Rin. Todo lo que a mi entender se debe al intento permanente por extender puntos de referencia: Gnomons y observatorios astronómicos a través de los que podían mirar cada verano las sombras y estudiar las estrellas, para conocer así la ruta a seguir (en aquellas vías de los metales y el ámbar).
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Consecuentemente y conforme a esta teoría, parece cierto que el megalitismo nacería y se mantendría gracias a estos exploradores del litoral atlántico. Ayudados seguramente por gentes que iban y venían desde el Oriente Mediterráneo a Iberia; para llegar luego desde nuestras costas al Atlántico, al comercio de Jutlandia o a las Islas Británicas. Pues la evidencia expresa cómo esta cultura fue importada y mantenida por expedicionarios (buscadores de oro, plata y ámbar), que en sus viajes y necesidades encontrarían en el motivo de sus monumentos. Siendo la razón primera de los megalitos la de actuar como guías o puntos de referencia del viajero, mientras transitaban por las costas, cambiando mercancías. Así, tal como hemos dicho, los menhires actuarían como relojes o gonomons solares para conocer la fecha y orientarse a través de su sombra. Los cromlechs, sabemos eran observatorios astronómicos donde estudiarían el Cosmos (para orientarse) y donde formarían a sus guías o sacerdotes -quienes pilotarían o llevarían a las gentes, costeando por el Atlántico-. Finalmente, los dólmenes serían usados como cuevas o sepulcros (quizás con el fin de momificar en su interior los cadáveres, para lo que tan solo haría falta rociar al muerto con sal y ocre; pasando a hacer periódicamente fogatas en la entrada de la tumba de corredor -es decir, manteniendo el cadáver en salazón y ahumado-).
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A todo cuanto hemos dicho, habría que añadir una idea más, tomada desde las aportaciones del profesor Delibes. Investigador que mantiene cómo uno de los usos del dólmen, fue el de demarcación territorial. Señalando aquel monumento el lugar de enterramiento de ancestros, lo cual equivaldría de algún modo a una “escritura” o un documento fehaciente de propiedad sobre las tierras colindantes. Una función de demarcación que creemos se realizaría más bien por medio de menhires, que de dólmenes. Izando piedras gigantes, con las que sí se podría marcar claramente las lindes de un territorio; en una propiedad que posteriormente se coronaría (o completaría) con la existencia del enterramiento megalítico, como tumba de su aristocracia guerrera. Cenotafio y menhires que señalarían ya a un grupo muy organizado; todo lo que en verdad haría respetar al extranjero la zona. Pues tal como podemos pensar, hace miles de años, quien se encontrarse frente a esos enormes menhires, sabiendo que cerca estarían los dólmenes -donde yacían los ancestros de los soldados que protegían al grupo-; pronto pensarían que el territorio era propiedad de una comunidad fuerte, grande y bien organizada. Con capacidad de levantar y mover aquellas enormes moles. Megalitos que amedrentarían o servirían de advertencia a quienes quisieran adentrarse en el territorio demarcado por los ellos (actuando de alguna forma del mismo modo que las catedrales góticas; asustando o abrumando a la población común). Todo lo que asimismo explicaría los alineamientos y los cromlechs; que no solo servirían como observatorios astronómicos, sino también para asustar o admirar al visitante. Quien a ver aquellas moles pensaría que las tierras pertenecían a un grupo tan fuerte, como numeroso y bien estructurado (capaz de mover y construir esos monumentos ciclópeos, en los que enterraban a sus soldados).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Vitrina del Museo Arqueológico Nacional con ídolos de pizarra y una alpargata exvota de hueso (agradecemos al MAN nos permita divulgar la imagen). Al lado derecho hemos ampliado una fotografía de la sandalia votiva, procedente de Almiranzaque. Sobre la que del sabio profesor Almagro Basch nos dice que ya contiene las mismas características que las lúnulas irlandesas y los idolillos megalíticos. Fue hallada en ese enterramiento dolménico de Almería, en la localidad de Cuevas de Almazor, cercana a Los Millares. Sus dibujos son iguales a los del campaniforme y su significado votivo sobre el esparto a mi juicio deja bien clara la sacralización de este material. Un tejido que no solo les permitía vestir y crear instrumentos de manera sencilla; sino también armarse y protegerse (pues los escudos y corazas recubiertos de esparto, serían francamente seguros en una época en que no existían los metales). Ello explicaría por qué en la Cueva de los Murciélagos (fechada hacia el 5000 a.C. tal como antes mencionamos), algunos de los difuntos allí inhumados tenían un "casco" de este tejido. Por lo demás, otros tipos de cáñamo también concedían una aplicación médica y bélica. Proporcionando la adormidera una droga que permitía parir y "operar" sin dolor, aunque también batallar sin sufrir miedos ni angustias. Siendo mi teoría que los ejércitos antiguos proporcionaban este tipo de drogas a sus soldados antes de entrar en confrontación, todo lo que actuaba como "una poción mágica" normalmente realizada con adormideras.
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A nuestra izquierda y en la misma foto, vemos el resto de la vitrina del MAN; donde expone otros ídolos de pizarra de igual época (unos en placa y otros de tipo cruciforme). Estas segundas figuras son muy semejantes al “labrys” y se repiten en todo el campaniforme, proliferando en zonas como Huelva y el Sur hispano, donde es común encontrar ese diseño que claramente recuerda a "un humano simplificado". Por ello, creo personalmente que estos idolillos simbolizarían el guerrero; soldado que en muchas otras civilizaciones se esquematiza con esta forma de doble triángulo. Probablemente por recordar su diseño al del hacha, o quizás por semejar la persona con un escudo en sus manos. Sea como fuere es común en el arte geométrico griego, en el cicládico heleno y en otros muchos periodos anteriores a la Edad del Hierro, la figura del guerrero representada como dos triángulos unidos (semejante al Labrys o bipenna).
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ABAJO: Casa de tipo “Ciempozuelos” reproducida en el Museo Arqueológico Provincial de Madrid (Museo de Alcalá de Henares, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En la fotografía vemos una “choza” similar a aquellas que habitaban los pobladores de la cultura llamada de Ciempozuelos, que coincide con la denominada más comúnmente Campaniforme. Caracterizada por la expansión de ese vaso de tipo campana, que primeramente se da en el Sur hispano y que finalmente de extendería por toda Europa Atlántica. Civilización que comienza hacia el 2700 a.C. y finaliza sobre el 1700 a.C. (+/- 100 años). Inciándose precisamente cuando el calcolítico da sus primeros pasos, desarrollándose durante El Bronce y acabando a la vez que decae El Argar (tras los sucesos del Tera Santorino en el Egeo, en el siglo XVII a.C.).
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Cuanto hemos narrado explicaría por qué en el milenio IV a.C., aún antes de conocerse el bronce, las gentes de Oriente Medio desearon cruzar el Mediterráneo y llegar hasta nuestras tierras. Algo que justifica el modo en que comienzan a aparecer en tierras de Almería, ídolos de ojos hacia el 3500 a.C.. Figuras y esculturas de Los Millares almerienses, casi iguales a las sumerias (hallándose a miles de kilómetros -en Siria- idolillos casi iguales y de misma datación). Unos hechos que dejan en evidencia que desde Asia Menor venían ya visitantes a nuestras tierras al menos en el IV milenio a.C.. Misioneros o expedicionarios, junto a pueblos y gentes huidas, que darían comienzo al eneolítico.
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Pues la vía de comunicación entre ambos puntos parece estar claramente descrita en una ruta de los metales que iría desde las islas de Chipre-Creta y Malta, a nuestra Iberia. Una vía marítima que ya se iniciaría en el V milenio para buscar oro, plata o ámbar viajando en canoas; pero que tras el descubrimiento de el bronce, sería imprescindible para el desarrollo del Mediterráneo. Pues cuando se inventa la aleación que proporcionaba una elasticidad y dureza perfecta al cobre (añadiéndole estaño) no solo cambia la Historia, sino todos los estilos y formas de vida. Tal debió ser la profusión de gentes venidas al occidente buscando metales, que algunos investigadores -como Schulten- creyeron que el bronce se encontró directamente y en estado natural, al hallarlo así compuesto en una mina de Cornualles (donde al parecer hay vetas que contienen ya el mineral cúprico aleado con la casiterita). Sea como fuere, su fecha de inicio o hallazgo podemos suponerla hacia el 2700 a.C. en nuestras tierras. Momento que coincide con el inicio del Campaniforme y la explotación de minas atlánticas, como las de Rio Tinto (en Huelva); a manos de lo que se supone emigrantes llegados de Oriente Medio. Pese a ello, unos dos mil años antes ya se había desarrollado una civilización occidental (la megalítica), originada por canoeros balleneros y expedicionarios que buscaban oro, plata, gemas y ámbar. Una cultura que algunos suponen autóctona, aunque no podemos aseverar esta hipótesis.
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Pero por cuanto vamos exponiendo y al ser evidente que las grandes civilizaciones estan todas comunicadas (tanto como, que se heredan unas a otras). Parece hasta cierto punto pensable que "la madre espiritual" del Egipto dinástico, pudiera haber sido la civilización de los dólmenes. Una cultura ciclópea que elevó monumentos muy semejantes a los faraónicos, aunque de un modo primitivo y tosco; realizando construcciones como los menhires (casi iguales a los obeliscos), o los cromlechs y dólmenes (que cumplirían funciones semejantes a las pirámides y a los templos del Nilo, con observatorios astronómicos). Aún sin considerar esas grandes moles pétreas (como las de Malta, Portugal o Inglaterra) el antecedente directo de las construcciones faraónicas. Son indiscutibles las razones por las cuales las culturas megalíticas y los del Nilo, tuvieron necesidad imperiosa de levantar cipos o círculos pétreos (desde donde observar el cielo y los astros). Puesto que sin aquellos estudios de los ciclos solares y estelares, ni conocerían con exactitud la duración de las estaciones del año (lo que resulta imprescindible para organizar una Sociedad agraria); y además los guías se perderían en el desierto o en el mar. Impidiendo ello, que se desarrollasen una civilizaciones cuya muralla y defensa mayor era la de aislarse -en las arenas o entre las aguas-.
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Todo cuanto hemos planteado, nos lleva a entender las primeras civilizaciones que nacen en la Península, como el megalitismo y el campaniforme; surgidas de modo autóctono o debido a migraciones llegadas por mar desde Oriente Medio; para expanderse por toda Europa (desde el área atlántica hispano lusitana, a Jutlandia). Y a su vez nos lleva a comprender la eclosión de las primeras culturas nuestras, como Los Millares; nacida hacia el 3500 a.C. -en Almería- seguramente por el contacto con esas gentes venidas desde tierras muy lejanas (Sumer, Egipto, Creta o Anatolia). Tanto como el posterior periodo de El Argar, surgido en pleno Minóico y en paralelo con la civilización cretense. Haciendo decaer hacia el 2300 a.C. El Argar, a la anterior cultura de Los Millares. Una civilización calcólítica que debió ser fruto de migraciones sumerias o akadias y que sería expulsada o subyugada por los nuevos visitantes (llegados del Egeo). Del mismo modo, unos quinientos años después; el Campaniforme terminó y el Argar decayó, desde que Creta sufrió la gran hecatombe del Tera Santorino.
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ARRIBA: Dos vasos campaniformes expuestos en el Museo Arqueológico de Córdoba -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. A la derecha, una cerámica calcolítica cercana al 2500 a.C. procedente de la Rambla. A la izquierda una pieza del Bronce Pleno, hallada en Iznájar y fechada hacia el 2000 a.C.. En ambos casos vemos los rasgos decorativos tan cercanos al esparto y a la fibra vegetal. Un tejido y cuerdas que debieron ser por entonces tan imprescindibles como hoy lo es el plástico. Maromas y esteras con las que podían hacer casas y barcos, tanto como cortar piedras a través de ingenios giratorios; a la vez que levantar y mover los bloques ciclópeos con los que construían sus monumentos (por medio de máquinas elevadoras o de arrastre, movidas por poleas y usando arena o agua como contrapesos)-.
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AL LADO: Trozo cerámico hallado, en Villalgamar (Burgos) en el que se observan restos de la impronta de la cesta usada como molde para fabricarlo. La pieza de etapa Bronce Antiguo, se expone en el Museo Arqueológico de Burgos, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen. Con el esparto era posible fabricar capazos (flexibles y resistentes), que además se servir como cestas, podían usarse como moldes para la cerámica. Bastando rellenar los laterales con arcilla mojada y dejarla secar, para obtener ya un recipiente (incluso de gran capacidad). Método con el que era posible hacer objetos cerámicos de enorme capacidad interior; puesto que a mano, no eran fáciles de moldear y aún menos cocerlos en hornos de baja temperatura. Ya que -como es sabido- los objetos de arcilla, cuanto mayores son, más difícil resulta hornearlos; además, cuando se trata de vasijas de gran tamaño suelen rajarse al secar o al contacto con el fuego.
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Por cuanto expresamos y debido a este uso dado a los cestillos de esparto (como moldes para el barro) creemos que nace la cerámica de tipo campaniforme, cuyos dibujos y diseños recuerdan claramente a un capazo o la cuerdas que recubren el cacharro. Pues tal como podremos observar, esos vasos con forma de campana invertida, realmente lo que más parecen es una cesta flexible. Algo que explicaría por qué el campaniforme nace en el Sur hispano (en tierras cercanas a Almería, tan ricas en esparto) y se expande por toda Europa. Habida cuenta que ese tejido sería una de las mercancías mas preciadas que llevarían los expedicionarios que cada verano arribaban a las costas del Norte. Para intercambiar ámbar, gemas y metales; trocándolas principalmente por cestas, trajes, cuerdas y hasta corazas, fabricadas de este material; cuyo cultivo tan solo es posible en zonas como las del Sur peninsular.
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ABAJO: Piezas argáricas procedentes de Almadén de la Plata y propiedad del Museo de Sevilla (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En la fotografía -un tanto borrosa- vemos a la izquierda el típico vaso argárico y a su lado algunos puñales de bronce hallados en el mismo ajuar de Almadén. Un lugar riquísimo en cinabrio y en minas de plata, que buscarían ya las gentes durante este periodo de El Argar -entre el 2250 y el 1700 a.C.; (+/-100 años)-. Como podemos observar, esta nueva civilización argárica tiene un estilo y rasgos muy distintos a los del campaniforme; aunque convivieron durante largo tiempo; pues la del “vaso Ciempozuelos” nació unos quinientos años antes que el Argar y terminó cuando empieza a decaer la argárica.
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Con los párrafos antes resumidos (algunos ya expresados en anteriores artículos), comprendemos mejor por qué se produce el megalitismo en Europa y de qué modo los estilos comunes al Occidente remoto, avanzaron hacia Oriente Medio al Egeo con el descubrimiento del bronce (uno dos mil años después). Pues tras el hallazgo del cobre aleado con estaño, lo más importante para las culturas asentadas en el Mediterráneo sería buscar minas de aquellos metales. Debido a que sin bronce era imposible ya prosperar o defenderse; siquiera dominar a otros, o mantener la seguridad en un territorio. Siendo así, el invento del mineral cúpreo unido a la casiterita se haría primordial desde el 2700 a.C.; momento en que podemos fechar la expansión y conocimiento del bronce (para cuya obtención se hizo imprescindible llegar al Atlántico). Un periodo que precisamente coincide con la eclosión del primer dinástico en el Nilo y con su capital en Saqqara (durante el reino de Djoser y bajo el gran arquitecto Imnhotep). Etapa que a su vez fue el inicio que del primer Minóico (en Creta) y de Elam, o Ur, en Mesopotamia.
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En lo que se refiere a la búsqueda del cobre y estaño en la zona Este mediterránea; debió ser muy pobre y accidentada, pues apenas existieron allí minas de cúpreas y menos de casiterita. Habiendo sido el gran yacimiento del tercer milenio a.C. el piélago que tomó nombre de aquel metal: Chipre = Cobre (del radical indoariano “urre” = “rojizo”). Aunque en el segundo milenio ya estarían prácticamente agotadas las vetas chipriotas. Algo semejante sucedería con las minas aparecidas en Kalkis, isla cercana al Ática y que también fue denominada "cobre" (en griego kalco); pero que pronto vio terminadas sus reservas naturales. Todo ello, unido a la prácticamente inexistencia de casiterita en el Mediterráneo, obligó -a mi entender- que los egeos y anatolios se aventurasen a buscar esos metales en la Cólquide (el Cáucaso). Mientras otros preferirían ir hacia la antigua ruta del ámbar; por la dificultad de cruzar el Bósforo y al ser gentes acostumbradas a viajar hacia Occidente. Tal como harían los cretenses y chipriotas, junto a las civilizaciones de Oriente Medio; hallando en nuestras tierras y en el Atlántico, riquísimos filones de cobre y estaño -imprescindible por entonces para sobrevivir-. Por su parte, los egipcios parece que encontraron algunos de sus yacimientos en el centro de África; aunque la Historia supone que en su mayor parte se abastecieron de cuantos metales compraron a Creta y a Chipre (junto a otros pueblos costeros, próximos a Biblos). Navegantes cretochipriotas y de Oriente Medio, que importarían el cobre y el estaño principalmente desde el remoto Occidente (Cerdeña, atlántico peninsular, Bretaña e Islas Británicas).
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Siendo así, no es de extrañar que desde el segundo milenio a.C. ciertas modas del extremo Occidente (los dólmenes y grandes sepulcros) fueran llegando al Egeo o a Asia Menor. Tanto que mil años después del dolmenismo atlántico, en tierras de Micenas o de Magna Grecia, se levantarían megalitos y tumbas de corredor semejantes a los de nuestra Península o a los de Irlanda. Construcciones nacidas en etapas muy posteriores a las originales. Pues modelos muy semejantes a esas cámaras circulares egeas, itálicas o anatólicas; se habían hecho decenas de siglos antes en el Sur Peninsular, en las Islas Británicas, en Bretaña y hasta en Escandinavia. Ya que los “verdaderos” dólmenes proliferaron en la cornisa atlántica, desde el V al III milenio a.C.; siendo precisamente en esta etapa final cuando comienzan a aparecer en el centro del Mediterráneo y en el de Europa. Tal como podremos comprobar el mapa que recogimos anteriormente (ver imágenes más arriba); donde observamos cómo el inicio del megalitismo se sitúa en el Algarve, pasando luego a Bretaña y a Irlanda. Apareciendo durante el siguiente milenio (IV a.C.) a Malta, Norte de África, Sur Peninsular (Almería) y extendiéndose por todo el Atlántico (hasta Jutlandia). Tan solo llegando a lugares como Córcega, Cerdeña, Sicilia o Tarento, a mediados del segundo milenio; en plena Edad del Bronce. Todo lo que indica que entre el V y el IV milenio a.C., la ruta desde Oriente Medio a Iberia e Irlanda, sería la que se observa en el mapa: Malta, Túnez-Argelia, Magreb, Almería-Granada-Cádiz y cornisa atlántica (hasta Irlanda o Dinamarca). Mientras en el III milenio, los buscadores de bronce habrían abierto una nueva vía para llegar hasta los metales de Occidente, siguiendo el Mediterráneo Norte: Desde Grecia a Tarento y de Córcega a Cerdeña (muy rica en metales), continuando finalmente hacia Ibería y el Atlántico. Siendo estos quienes importarán los nuevos estilos dolménicos, hacia sus lugares de origen.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Puntas, hoces, puñales y palmelas de cobre y bronce campaniformes (abajo brazales de arquero, en piedra o cerámica). La imagen tomada por nosotros pertenece a una vitrina del Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgarla. Se trata de piezas halladas en distintos yacimientos (Acebuchal, El Coronil, Carmona, etc.); aunque podemos ver la calidad y el parecido de muchas de ellas -pese a haberse encontrado en zonas tan alejadas como Asturias y Cantabria, La Meseta o el Sur de Andalucía-.
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AL LADO: Depósito de cobre hallado en Gamoneo (Asturias); tal como lo expone el Museo Arqueológico de Oviedo -al que agradecemos nos permita divulgar neustra imagen-. En este podemos observar algunas hachas planas y varias “tortas” de fundición, preparadas para reconvertirlas en herramientas o en armas. El depósito (quizás escondido por un artesano del metal) se fecha hacia el 2000 a.C..







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BAJO ESTE PÁRRAFO: Tabla cronológica de Valencina de la Concepción, tomada del trabajo “The Copper Age Settlement of Valencina de la Concepción (Seville, Spain): Demography, Metallurgy and Spatial Organization". Obra de los profesores: Costa Caramé, Díaz-Zorita, Ga. Sanjuán y W. Wheatley; a los que agradecemos nos permitan divulgar este gráfico- (46) . En este gráfico observamos la datación por C-14 de los dólmenes de Valencina; cuadro que he recortado y destacado, marcándolas en negro y rojo en una posterior tabla (abajo). Viéndose claramente que las fechas oscilan entre el 2872-2632 a.C. (la mas antigua) y 1880-1520 (la más reciente). Todo lo que indica claramente que estos yacimientos de Valencina de la Concepción pertenecen al Campaniforme; cultura cuya cronología ya hemos dicho que comprende aproximadamente del 2700 al 1700 a.C. (+/-150 años). Como decíamos unos párrafos más arriba; si consideramos las puntas de jabalina del Dolmen de la Pastora datados entre el 1800 al 1600 a.C.; estas armas habrían pertenecido a alguno de los últimos enterramientos de Valencina.
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C) FINAL; IDEAS SOBRE CRONOLOGÍAS EN LA PENÍNSULA (desde el Megalitismo al Hierro -de los dólmenes a la colonización plena-):
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Con la anterior exposición, hemos pretendido resumir miles de años en apenas unas lineas. Algo que creemos puede servirnos para llegar a comprender qué fue el megalitismo, por qué se produjo y por qué aparece "imitado" en el Mediterráneo (durante su etapa final). Pues sin una explicación como la antes expuesta, se nos hace incomprensible los motivos que llevaron a copiar esos estilos del extremo Occidente, a gentes de civilizaciones tan avanzadas como la de Micenas, la minóica, la hitita y neohitita, o la de Ugarit y Biblos. Pese a todo, parece que aquellos exploradores procedentes de esas grandes culturas; quedarían impresionados de estas construcciones atlánticas, cuando viajan hasta el Occidente remoto buscando metales (en especial cobre y estaño). Dólmenes, Cromlechs, Menhires y tumbas de corredor, que sin lugar a dudas eran la prueba de que había existido una gran civilización, en tierras de lo que era para ellos fue el Fin del Mundo (un lugar frío y despoblado, donde el Sol y el Mediterráneo “morían”). Cultura que los expedicionarios denominarían "atlántica" y que rememorizarían al retornar a sus lugares de origen; imitando en el Sur de Italia, en el Egeo o en Anatolia, esas cuevas artificiales o estos ciclópeos cenotafios del Occidente. Naciendo así los megalitos de Córcega y Cerdeña, los Tolhois micénicos o las tumbas de corredor en túmulos neohititas, junto a los sepulcros de Biblos... . Construcciones levantadas con iguales formas que habían realizado miles de años antes nuestros habitantes del remoto Occidente y que veremos profusamente "copiadas" por todo el litoral de Oriente Medio (veinte o treinta siglos después).
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Todo cuanto expresamos, junto al hecho de que los metales se difunden gradualmente desde un punto y fecha inicial. Sabiendo asimismo que este lugar y data desde los que la metalurgia se expande, se calcula entorno al 3800 a.C.; en una zona comprendida entre Anatolia y la desembocadura del Danubio (tal como mostramos en un gráfico de imágenes anteriores). Extendiéndose aquellos más tarde por Oriente Medio, toda Anatolia y la desembocadura plena del Danubio (hacia el 3500 a.C.). Llegado poco después a Egipto, Italia y el Sur peninsular. Para finalmente aparecer el cobre en gran parte de Europa atlántica e Islas Británicas desde el 2700 a.C.. Conociendo asimismo otras muchas etapas arqueológicas; podremos aventurarnos a proponer una cronología personal de las fases peninsulares. Desde el primer megalitismo, hasta la colonización o llegada de los fenicios (pasando por la fase de precolonización y llegando al nacimiento de culturas autóctonas, como la tartessia o la ibera o celtibérica). De tal manera concluiríamos los siguientes periodos:
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- 5500 al 4500 a.C.: INICIO DEL MEGALITISMO
Civilización ballenera y canoera:
Creación de dólmenes, menhires y cromlechs; principalmente en áreas del Sur de Portugal, costas de Galicia, Bretaña y Sur de Irlanda. El ejemplo más destacado de esta fase sería el cromlech de Los Almendros, en Evora (Portugal).
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- 4500 al 3500 a.C.: MEGALITISMO PLENO
Rutas del ámbar y pepitas de oro o plata, viajes de canoa por el Atlántico europeo:
Extensión del fenómeno dolménico por las zonas antes señaladas, cubriendo la totalidad de costas de la Península (especialmente las atlánticas y cantábricas); llegando a todo el litoral francés y subiendo por Este de Francia, hacia parte del Sur de Irlanda y Gran Bretaña. Extendiéndose también por las zonas cercanas al mar en Holanda, Alemania y Jutlandia.
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- 3500 al 2700/2500 a.C.: LOS MILLARES (megalitismo bajo; eneolítico y cobre)
Contactos entre Oriente medio y la Península (cultura de los ojos):
Se iniciara la cultura de Los Millares entorno al 3500 a.C.. A mi juicio de clara influencia oriental y con adoración a un “dios ojo” muy semejante a los venerados en igual época en Oriente Medio y Mesopotamia. El Megalitismo cambia de formas y se inician las grandes tumbas de corredor (tipo Antequera y muy semejantes a las más antiguas de Irlanda). Comienza el eneolítico y el cobre (sobre todo a fines del cuarto milenio a.C.).
* EGIPTO: En el Nilo se da la cultura Naggadiense (en fase II y con centro en el Alto Nilo -Naqqada-) . Entre el 3100 y el 2800 a.C. se produce el Periodo Tinita del que surgirá ya el Egipto Dinástico .
* CRETA: el Antiguo Minoico I Pre-palaciego (anterior a la construcion de los palacios)
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- 2700/2500 al 1800/1600 a.C.: VASO CAMPANIFORME Y ARGAR (Bronce Antiguo y Pleno)
Aculturación llegada de Oriente:
Entorno al 2700/2500 se inicia la cultura del Campaniforme, comenzando en el Sur (cerca de Los Millares) y extendiéndose pronto por gran parte de Europa Atlántica. Nace ya de un calcolítico superado y en los albores del primer Bronce. Hacia el 2250 a.C. aparecería otra cultura del Bronce como es la del Argar (desapareciendo Los Millares); que permanecerá conviviendo con la Campaniforme -De forma generalizada, podemos considerar Bronce Antiguo desde el 2700/2500 al 2250 a.C. y Bonce Pleno desde esta fecha hasta el final del Campaniforme (del 2250 al 1800/1600 a.C.)-.
* EGIPTO: Comienza el periodo dinástico, con la Era de las Pirámides hacia el 2700 a.C. (en Saqqara) y las posteriores de Giza un siglo más tarde (aprox). Reino Medio (2050 a 1750 a.C.): Reunificación de fortalecimiento. El faraón vuelve a ser el centro del poder, trasladando la capital en Tebas.
* CRETA: Desde el 2900 al 2300 a.C. se vive el periodo Minóico prepalacial (fase I y II; anteriores a la construcción de palacios). Hasta el 1900-1800 a.e.v Minoico Medio IB Proto-palaciego (periodo de palacios más antiguos)
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- 1800/1600 al 1200/1100 a.C.: COGOTAS I, ARGAR EN DECADENCIA (Bronce Bajo)
Protocolonizadores:
Sobre el 1800/1600 a.C. finalizaría el Campaniforme, quedando El Argar de modo residual y en plena decadencia. Es en este momento cuando emerge la cultura peninsular llamada Cogotas I que es de recesión, mientras El Argar irá desapareciendo paulatinamente.
* EGIPTO: Segundo Periodo Intermedio (1750 a 1580 a.C.): El Alto Egipto (zona Sur) se mantenía en manos de faraones egipcios, mientras el Bajo (concretamente el Delta) es invadido por extranjeros llamados Hicsos ; llegados hasta allí tras el desastre del Tera a través de Canaan.
Imperio Nuevo (1580 a 1085 a.C): Los Hicsos son expulsados por los príncipes egipcios de Tebas, que reunificaron nuevamente al territorio, promoviendo una época de gran expansión territorial. Los faraones conquistaron perte de Oriente Medio, llegando hasta las inmediaciones de tierras hititas, para evitar nuevas invasiones. A su vez, incorporan a su territorio zonas como Nubia (Sudán). En época de Ramsés III. (hacia 1200 a.C.) Egipto rechazó sucesivos intentos de invasión, de los "pueblos del Norte y del mar"; poblaciones de navegantes empujadas fuera de sus tierras en las costas de Anatolia y Oriente Medio por el empuje de los "Hombres del Hierro". Hemos de destacar la Crisis de Amarna, en época de Akhenatón en que Egipto entra en guerra y la solución final de la crisis hacia el 1300 a.C.
* CRETA: 1800-1700 a.e.v Minoico Medio II /// 1700-1650 a.e.v Minoico Medio IIIA /// 1680 DESTRUCCIÓN DE CRETA POR EL TERA SANTORINO /// 1650-1600 a.e.v Minoico Medio IIIB Neo-palaciego (periodo del palacio nuevo).
RECONSTRUCCIÓN DEL MINÓICO, ERA DEL REY MINOS: 1600-1480 a.e.v Tardo Minoico IA // 1480-1450 a.e.v TardoMinoico IB // 1450-1390 a.e.v Tardominoico MII Tercer palaciego // 1390-1370 a.e.v Tardo Minoico IIIA1 // 1370-1300 a.e.v Tardo Minóico IIIA2 // 1300-1190 a.e.v Tardo Minoico IIIB Post-palaciego (en Cnosos, periodo del palacio final) // 1190-1170 a.e.v Tardo Minoico IIIC // DIFUSIÓN DEL HIERRO, INVASIÓN DE LOS DORIOS DE LA ISLA. HUNDIMIENTO PAULATINO DEL IMPERIO MINOICO // 1100-1000 a.e.v Postminoico Subminoico
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- 1200/1100 al 850 a.C. PRECOLONIZACIÓN EN EL BRONCE FINAL (decacencia de Cogotas I; final del Bronce hasta inicio del Hierro y colonización).
Precolonizadores:
Desde el 1200 a.C. (aproximadamente) desaparece todo vestigio de culturas del bronce como El Argar, y se pasa al Bronce Bajo. Aproximadamente hacia el 1100 a.C. en Cataluña comienza la cultura de los Campos de Urnas y en las Baleares la talayótica. Entorno al 900 a.C. se inicia Tartessos (Ria de Huelva, armas del Bronce Final fechadas hacia el 850 a.C.). Se supone que algunos Pueblos del Mar se dirigen hacia tierras de Iberia; entre otros: Los Mashawa (que serían Mastienos o Bastetanos), los Tursha o Teresh (que podrían ser tartessios y etruscos). Otros, como los Shekeles van hacia Sicilia; a Palestina los Peleset ; a Cerdeña los Sardana, junto a los Danaos (que también se establecen en islas de Oriente Medio). El paréntesis y vacío arqueológico peninsular, desde el 1200 hasta el 950 a.C.; puede entenderse debido a las enormes convulsiones sucedidas en todo el Oriente mediterráneo, debidas a la expansión del Hierro y a la caída de las civilizaciones de El Bronce.
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BAJO ESTAS LINEAS: Diferentes hachas de talón de anillas y puñales del Bronce Final (estaño y cobre al 13% aprox); tal como las muestra el Museo Arqueológico de Oviedo, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen. Podemos observar como ya en esta etapa cercana al 1200 a.C. la forma y técnicas metalúrgicas habían cambiado y perfeccionado.
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Finalmente y al margen de la anterior cronología añadiremos que -a mi juicio- “Los precolonizadores” llegarán a la Península debido a los siguientes sucesos acaecidos en el Oriente (tras la aparición del Hierro):
- Egipto: En época de Ramsés III (hacia 1200 a.C.), se rechazaron sucesivos intentos de invasión, de los Pueblos del Mar; poblaciones de navegantes empujadas fuera de sus tierras en las costas de Anatolia. Finalmente, aquellas hordas se establecen en el Nilo como mercenarios y llegan a tener un faraón de su linaje (Shesonq I). En el 1085 a.C. comienza en el llamado Tercer Período intermedio o Época Baja (1085 a 712 a.C.); Sheshonq I sube al trono hacia el 945 a.C. (el imperio estaba ya muy dividido y los dos reinos del Alto y Bajo Nilo en crisis permanente).
- Creta: Desde el 1200 a.C. se ve “visitada” por aqueos, que importan el Hierro. Poco después será la isla atacada por los Pueblos del Mar, que la destruyen en gran parte (hasta el 1050 a.C.). Posteriormente la invaden los dorios que arrasan todo vestigio de la civilización Minóica. Se sabe que sus habitantes huyeron hacia Chipre, Palestina y otros lugares desde el 1100 a.C.. Esta etapa se denomina Posminoico y tras el año 1000 a.C. pasará a ser ya Subminóico.
- Chipre: (y costas frente a Anatolia): Desde el 1200 comienza el Hierro con la llegada de aqueos a la isla. Desde el 1190 y hasta el 1150 a.C. se inician las razzias y ataques de los Pueblos del Mar. Desde el 1150 a.C. varios terremotos asolan la isla. Así termina todo vestigio de la Edad del bronce y el Chipriota Tardío (III) que había comenzado en Enkomi hacia el 1425 a.C.; por lo que desde el 1050 a.C. da comienzo un nuevo periodo llamado Geométrico.
- Anatolia: Cae Hattusa, la capital de los hititas por efecto de las invasiones del Hierro poco después de 1200 a.C. (algunos la suponen destruida por los Pueblos del Mar; otros, debido a crisis internas). El mundo hitita entra en involución y desaparición plena, hasta la creación de los reinos neohititas, hacia el 950 a.C. (promovida por la llegada de asirios y de invasores procedentes del Cáucaso).
- Palestina: Se producen tremendas crisis con la aparición del Hierro en el 1200 a.C. Hacia el 966 a.C. se funda Israel (que en el 928 a.C. se segrega en dos reinos, Judá e Israel).
- Siria: Comienza el Hierro hacia el 1200 a.C. y en el 1100 a.C. surge Fenicia apoyada por Biblos, desde las ciudades-Estado puertos, de Tiro y Sidón.
- Egeo y Grecia: Hacia el 1200 a.C. se inicia el Hierro y sobre el 1100 comienza el Submicénico. Hacia el 1000 a.C. desaparece Micenas, dando paso al periodo Griego arcáico.
- Sicilia e Italia: 1200 a.C. comienza el Bronce Final.
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AL LADO: Puntas de flecha y espada (procedente de Palma del Rio) del Bronce Bajo, tal como las expone el Museo Arqueológico de Córdoba -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Aquí ya ha variado el diseño de las hojas hacia formas de “lengua de carpa” y las puntas de flecha son de bronce.







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ABAJO: Diferentes hallazgos del Bronce expuestos en el Arqueológico de Burgos -Museo Provincial al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. En primer lugar vemos brazaletes, hachas y otros objetos hallados en Huerta de Arriba; a su lado espadas de Villalmanzo y a la derecha otra hallada en Santa Olalla. La cronología es inversa, siendo la más antigua la última (Santa Olalla), siguiendo las dos de Villalmanzo y finalmente pertenecen al Bronce Bajo las piezas que vemos en primer plano.
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CITAS:
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(1): Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate /// S. Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS // Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma // Madrid 2008 (dedicado a Xavier Dupré i Raventós -Barcelona 1956, Roma 2006-)
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(2): Idem cita (1) pag 289 y ss.
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(3): Idem cita (1) pag 289
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(4): Idem cita (1) pag 289 y 290
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(5): sus excavadores interpretan como «templo funerario» y que vinculan con unas relaciones constantes entre la cuenca oriental del Mediterráneo, en particular anatólicas, y la Península Ibérica (Sánchez Meseguer et al. 1985). La cronología obtenida por C14 para el nivel III (Nieto Gallo y Sánchez Meseguer 1980) permite fecharlo en el siglo XIV ane. (...) o entre los siglos XVIIXVI A.C. por medio de la calibración directa de estas fechas, que proporciona las siguientes, 1625 y 1527 ANE respectivamente.
VER (figura 6) (PAG 291)
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(6): The Journal of Hellenic Studies Volume 21 1901 pags. 99 a 204; figura transformada desde una pintada por Evans para su publicación de 1901.
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(7): LOS ARTÍCULOS A LOS QUE NOS REFERIMOS SON LOS SIGUIENTES:
-LOS BUEYES DE GERIÓN Y EL ALTAR PIEL DE TORO: Manteniendo la tesis de que los pectorales de este ajuar simbolizarían los mencionados bueyes; como culto a deidades de los metales de origen micénico-canaaneo. Dioses del oro y del bronce que se veneraban en altares similares a los encontrados en las zonas de Tartessos. PARA LLEGAR HASTA ESTE CAPÍTULO PULSAR:
-EL ALTAR DEL TORO Y SU POSIBLE ORIGEN NEOHITITA -análisis del estudio de Almagro Gorbea, Lorrio, Mederos y Torres-, En este artículo analizamos un estudio de los profesores Almagro, Mederos y Torres, en donde tratan sobre el altar en forma de piel de toro. Deduciendo que es de origen hitita y que en gran parte su forma se debe al totem allí sacrificado. PARA LLEGAR HASTA ESTE CAPÍTULO PULSAR: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/el-altar-del-toro-y-su-posible-origen.html
-LA MESA DE ASTAS Y EL ALTAR EN PIEL DE TORO -parte primera- ES EL INICIO DE UN LARGO CAPÍTULO DIVIDIDO EN DOS PARTES, DONDE ANALIZAMOS LAS ANALOGÍAS ENTRE LOS ALTARES CANAANEOS DE CUERNOS, LAS MESAS SAGRADAS JUDÍAS Y ESTAS DE TARTESSOS. DESCUBRIENDO GRAN SIMILITUD ENTRE TODAS ELLAS. ADEMÁS PROPONEMOS UNA NUEVA VISIÓN DE LA POSIBLE DESTRUCCIÓN DE TARTESSOS TRAS EL AÑO 536 a.C. CUANDO LOS JUDÍOS Y PARTE DE LOS FENICIOS PUEDEN REGRESAR A SU REINO QUE LOS ASIRIOS LES HABÍAN ASEDIADO Y ARREBATADO DURANTE DÉCADAS. PARA LLEGAR HASTA ESTE CAPÍTULO PULSAR: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/la-mesa-de-astas-y-el-altar-en-piel-de_29.html
-LA MESA DE ASTAS Y EL ALTAR EN PIEL DE TORO -parte segunda- ES LA CONTINUACIÓN DEL ARTÍCULO ANTERIOR Y EN ESTE TRATAMOS SOBRE LOS ALTARES TARTESSIOS CON FORMA DE CUERO, CONSIDERANDO SON UNA REINTERPRETACIÓN DE LAS ARAS CANAANEAS (posiblemente importadas por judíos en su huida de las invasiones asirias). POR LO DEMÁS Y SOBRE LOS CONTACTOS ENTRE ISRAEL Y TARTESSOS; HABLAMOS DE JONÁS E INCLUSO DE UNA NUEVA HIPÓTESIS PARA COMPRENDER LA CAIDA DE TARTESSOS, TRÁS EL RETORNO DE JUDIOS Y FENICIOS A ORIENTE MEDIO CON LA LIBERACIÓN DE CIRO (en el año 537 a.C., rey aqueménide que devuelve su reino a los hebreos). PARA LLEGAR HASTA ESTE CAPÍTULO PULSAR: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/la-mesa-de-astas-y-el-altar-en-piel-de.html
-LA TARSHISH BÍBLICA Y LOS ALTARES APARECIDOS EN TARTESSOS, SEMEJANTES A LOS CANAANEOS. BASÁNDONOS EN LAS CONCLUISONES ANTERIORES Y SIENDO EVIDENTE QUE APARECIERON GENTES DE CANAÁN EN TARTESSOS (fenicios; israelitas; judïos o filisteos). ESTUDIAMOS LAS CITAS BÍBLICAS, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA TARSHISH MENCIONADA POR LA BIBILIA, HA DE SER TARTESSOS. AL MENOS CUANDO SE REFIERE A QUE EMBARCAN DESDE JOPPE (HAIFA), PUES TARSO DISTABA APENAS UNOS TRES DÍAS DE ESTE PUERTO DE ISRAEL Y OFFIR ESTABA EN ETIOPÍA. POR LO DEMÁS, HAY COINCIDENCIAS ENTRE LAS FECHAS Y CRONOÑOGÍAS DE ISRAEL-JUDÁ Y TARTESSOS:
PARA LLEGAR HASTA ESTE CAPÍTULO PULSAR:
-ALTARES TARTESSIOS, CULTOS CTÓNICOS Y CRISOLES: ESTUDIAMOS EL SIGNIFICADO DEL TORO Y SUS ASTAS, SIMBOLIZADO ENTRE LOS MARINEROS DE LA EDAD DEL BRONCE COMO PUNTAS DE TIERRA O CABOS QUE SERVÍAN PARA NAVEGAR. ESTUDIAMOS EL TORO COMO TOTEM CTÓNICO Y PROPONEMOS LA IDEA DE QUE EL PUIG CAMPANA Y EL CABEZÓ DEL ORO PUEDAN SER OBSERVARORIOS ASTRONÓMICOS. PARA LLEGAR HASTA ESTE CAPÍTULO PULSAR:
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(8): Para el estudio del mito de Gerión y sus citas, recomendamos la siguiente obra del profesor Blázquez, en la que se resumen perfectamente cuantas menciones existen en el Mundo Antiguo acerca de este monarca: Gerión y otros mitos griegos de Occidente // José María Blázquez Martínez // [Publicado previamente en: Gerión 1, 1983, 21-38 (también en J.Mª Blázquez, Fenicios, Griegos y Cartagineses en Occidente, Madrid 1992, 323-348).
Entre cuyas citas, me gustaría desatacar para que comprendiéramos el significado de LOS BUEYES DE GERIÓN, las siguientes:
Estesícoro de Himera, es su poema a Gerión llamado Geryoneís dice: "Más o menos enfrente de la famosa Eriteia, junto a los manantiales inagotables, de raíces de platas, del río Tartesos, en la gruta de una peña".
En Teogonía, Hesíodo (287 ss.) escribe: "Crisaor engendró al tricéfalo Gerión unido con Calirroe, hija del ilustre Océano; a éste le mató el fornido Heracles por sus bueyes de marcha basculante en Eriteia rodeada de corrientes. Fue aquel día en que arrastró los bueyes de ancha frente hasta la sagrada Tirinto, atravesando la corriente del Océano (después de matar a Orto y al boyero Euritión en su sombrío establo, al otro lado del ilustre Océano). (Traducción A. Pérez, A. Martínez.) En otros versos (983 ss.) del mismo poema se encuentra otra mención: "Gerión, al que mató el fornido Heracles por sus bueyes de marcha basculante en Eritea rodeada de corrientes". Biblioteca (2.5.10) de Apolodoro, dice: Heracles embarcó el rebaño en la copa, atravesó el mar hacia Tartessos y devolvió la copa al Sol".
El historiador de Heródoto de Halicarnaso, (IV, 8) recoge las siguientes palabras: "Cuando Heracles arreaba las vacas de Geriones llegó a esa tierra que en la actualidad ocupan los escitas y que a la sazón se encontraba desierta. Geriones, empero, residía lejos del Ponto, tenía su morada en una isla que los griegos denominan Eriteia, que se encuentra cerca de Gadeira, ciudad ésta situada más allá de las Columnas de Heracles, a orillas del Océano".
Diodoro Sículo (IV, 17,1-2; 18,2) relata el mito del siguiente modo:
(IV, 17,1):
"habiendo ordenado Euristeo traer de nuevo los bueyes de Gerión, los cuales sucedía que permanecían en las partes de Iberia que estaban inclinadas hacia el Océano. Heracles... reunió una notable flota... pues, se decía de boca en boca en todo el mundo habitado que Chrysaor, el cual recibía tal denominación a causa de su riqueza, reinaba sobre toda Iberia y tenía tres hijos que luchaban con él".
(18,3): "atravesando la región de los iberos y recibiendo honores de uno de los reyes del lugar, varón de religiosidad y justicia sobresalientes, dejó parte de los bueyes como regalo al rey. Y éste, tomando todos los bueyes, los consagró a Heracles y cada año sacrificaba a él el más hermoso de los toros. Y sucede que hasta el día de hoy en iberia se mantienen a los bueyes como sagrados".
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(9): El mito de Telepinu y el altar primordial en forma de piel de toro. CuPAUAM 37-38, 2011-12, pp. 241-262 – Martín ALMAGRO-GORBEA // Alberto J. LORRIO // Alfredo MEDEROS // Mariano TORRES ORTIZ
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(10): Textualmente los referidos autores escriben: "Este mitema de la piel de toro y el sacrificio primordial también pudiera explicar el significado de los llamados ‘morillos rituales’, Mondidolen o Mondhörner del Bronce Final, que ofrecen forma de ´cuernos` más que de ´crecientes lunares`, aunque se discute su significado concreto, tradición que se ha relacionado con los ´Cuernos del Altar` que de forma reiterada cita la Biblia (Loré, 2004: 51) y que, indirectamente, pudiera estar relacionada con el mito de Telepinu y el ‘Toro Celeste’ del mito de Gilgamesh" PAG 257 de "El mito de Telepinu y el altar primordial en forma de piel de toro". CuPAUAM 37-38, 2011-12, pp. 241-262
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(11): EXODO 20, 23-26: (23) “No hagáis junto a mi dioses de plata, ni dioses de oro, os haréis. (24) Altar de tierra harás para mi, y sacrificaras sobre el tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en cualquier lugar donde yo haga que este la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. (25) Y si me haces altar de piedras, no las labres de cantería, porque si alzas herramienta sobre ese, lo profanaras. (26) Y no subirás por unas gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él”.
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(12): AMOS 3, 14 : "Porque el día que Yo castigue las transgresiones de Israel, castigaré también los altares de Betel (Casa de Dios); los cuernos del altar serán cortados y caerán a tierra".
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(13): ZACARIAS 1, 21: "Y yo dije: ¿Qué vienen a hacer éstos? Y me respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para aterrorizarlos, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla
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(14): Idem cita (1) SIC: "Fueron estudiadas por Almagro (Almagro Basch 1962b) que las considera fabricadas en la Península Ibérica, siguiendo prototipos orientales, concretamente de Tell-el-Dweir y Ugarit. Las fecha entre el 1800-1600 ane. (...) Del análisis de sus componentes se destaca la utilización de cobres y cobres arsenicales sin aleación con estaño (...) . Por ello las puntas de jabalina se interpretan como imitación de un modelo foráneo o como aparición de una nueva idea (local) cuya adopción fracasó”.
(PAG 290)
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(15): Almagro Basch, M. 1962: “El ajuar del ‘Dolmen de la Pastora’ de Valentina del Alcor (Sevilla). Sus paralelos y su cronología”. Trabajos de Prehistoria 5: 1-35
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(16): Decíamos en otro de nuestros artículos:
-Se habían sucedido los grandes periodos del Bronce. Con el dolmenismo del Bajo Neolítico e inicio del eneolítico (hacia el 3500) dando por entonces comienzo a Los Millares Temprano.
-Tras ello, se desarrolla la Cultura de Los Millares (con centro en Almería) durante el Calcolítico y hasta la difusión del Bronce (hasta el 2250 a.C.).
-Aparece en estos momentos el vaso Campaniforme (hacia el 2300 a.C.), que se expande gradualmente por toda Europa del Este, con centro en el Sur de Andalucía (cercano a Almería) y cuyo periodo comprende todo el Bronce Antiguo -desde el 2700 al 1800 a.C.-. Asimismo se da la Cultura de El Argar (que hereda en Almería a Los Millares) y que va desde el 2500 hasta el 1600 a.C. -siendo paralelas sus etapas a las del Minoico (anterior a Tera Santorino)-.
-Finalmente y tras suceder el desastre del volcán Tera en Creta, que arrasa todo Oriente Medio hacia el 1680 a.C.; comienza una etapa tardía del Bronce, de recesión y denominada Cogotas I, que se fecha entre el 1700 y el 1000 a.C..
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Desde el 1200 a.C. (aproximadamente) desparece todo vestigio de culturas del bronce como El Argar, y se pasa al Bronce Bajo. Aproximadamente hacia el 1100 a.C. en Cataluña comienza la cultura de los Campos de Urnas y en las Baleares la talayótica. Entorno al 900 a.C. se inicia Tartessos (Ria de Huelva, armas del Bronce Final fechadas hacia el 850 a.C.). Se supone que algunos Pueblos del Mar se dirigen hacia tierras de Iberia; entre otros: Los Mashawa (que serían Mastienos o Bastetanos), los Tursha o Teresh (que podrían ser tartessios y etruscos). Otros, como los Shekeles van hacia Sicilia; a Palestina los Peleset ; a Cerdeña los Sardana, junto a los Danaos (que también se establecen en islas de Oriente Medio). El paréntesis y vacío arqueológico peninsular, desde el 1200 hasta el 950 a.C.; puede entenderse debido a las enormes convulsiones sucedidas en todo el Oriente mediterráneo, debidas a la expansión del Hierro y a la caída de las civilizaciones de El Bronce.
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(17): Procedencia de las puntas de jabalina del “Dolmen de la Pastora” (Valencina de la Concepción, Sevilla) Mark A. Hunt Ortiz; M. Isabel Martínez Navarrete; Víctor Hurtado Pérez; Ignacio Montero-Ruiz
TRABAJOS DE PREHISTORIA 69, N.º 2, julio-diciembre 2012, pp. 357-374
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(18): Hurtado Pérez dio a conocer en su tesis doctoral la aparición de puntas de jabalina en el yacimiento de La Pijotilla:
Hurtado Pérez, V. M. 1984: El Yacimiento de La Pijotilla (Badajoz). Estudio de Relaciones Culturales. Tesis Doctoral.
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(19): OP CIT (17) (sic): La reciente investigación publicada por M. E. Costa Caramé (2011) incluye este tipo de pieza metálica en su revisión bibliográfica. Se consignan como del tipo La Pastora las puntas de proyectil de la Cueva del Bramadero (Hornachuelos, Córdoba) (Martínez Boloix 1983, 2002) y las portuguesas de Outeiro de São Bernardo (Moura) (Ferreira 1970; Cardoso etal. 2002), Caldeirõa (São Sebastião, Lagos) (Viana et al. 1953; Schubart 1971) y Casal do Pardo, necrópolis de Palmella (Quinta do Anjo) (Berdichewsky Scher 1964).
Además, se ha mencionado una posible punta de jabalina (o punta de lanza) procedente de El Carambolo (Sevilla) (Carriazo1973:307) y otra punta hallada en el poblado amurallado del Cerro dos Castelos de São Brás (Serpa) (Cardoso et al. 2002: 78, 93).
Revisados los datos textuales y gráficos de todas esas referencias, solo parece corresponder al tipo La Pastora la punta de proyectil excavada en Outeiro de São Bernardo (Moura, Portugal) (Fig. 4: 3). Las restantes o son variantes del tipo Palmela o las descripciones no permiten una adscripción clara o, caso de El Carambolo, pueden ser desechadas como puntas de jabalina.
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(20): OP CIT (17) (sic): La tipología de las piezas de Outeiro de São Bernardo y su composición otorgan al conjunto un carácter homogéneo desde el punto de vista cronológico-cultural. Ello unido al hallazgo en el poblado de cerámicas campaniformes del grupo inciso, generalmente asociadas a algunos de los tipos allí identificados, llevó a Cardoso y sus colaboradores (2002: 101) a situar o conjunto metálico "no final do Calcolítico/início da Idade do Bronze, correspondente aos últimos séculos do III Milénio a.C". Lo valoran como el conjunto metálico doméstico más importante del occidente de la Península Ibérica correspondiente a una única ocupación campaniforme (Cardoso et al. 2002: 77).
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(21): OP CIT (17) (sic): Las puntas de jabalina son compatibles con las producciones locales (regionales) y con las mineralizaciones del suroeste de la Península Ibérica. Nocete y sus colaboradores (2010) son de la misma opinión en su valoración de las dos puntas de jabalina que estudian y comparan con los datos inéditos de que disponen de materiales de Valencina de la Concepción y otros yacimientos del suroeste (...) El estudio comparado de los resultados de isótopos de plomo y análisis elemental no permite considerar las puntas de jabalina de La Pastora como piezas importadas desde el Mediterráneo oriental. Las mineralizaciones orientales que isotópicamente podrían ser compatibles presentan unas características de impurezas (arsénico o níquel) incompatibles con la composición de las piezas de la Península Ibérica. (...)
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(22): PROCEDENCIA E INTERCAMBIO DE MARFIL EN EL CALCOLÍTICO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA /// Thomas X. Schuhmacher y Arun Banerjee (PAG 292)
Congrés Internacional Xarxes al Neolític – Neolithic Networks Rubricatum. Revista del Museu de Gavà, 5 (2012) - ISSN: 1135-3791
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(23): ELISA GUERRA DOCE: La tumba de un príncipe en Fuente Olmedo: un referente para el estudio del campaniforme en tierras vallisoletanas Pags 13 a 22
Conocer Valladolid 2013 // Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción Primera edición: noviembre de 2014 -contribuciones científicas presentadas en el VII Curso Conocer Valladolid, celebrado en la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, entre los días 4 y 27 de noviembre del año 2013-
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(24): MARTÍN VALLS, R. y DELIBES DE CASTRO, G.: La cultura del Vaso Campaniforme en las campiñas meridionales del Duero: el enterramiento de Fuente Olmedo (Valladolid). Valladolid: Junta de Castilla y León, Monografías del Museo Arqueológico de Valladolid (2ª edición aumentada). 1989.
DELIBES DE CASTRO, G.: El Vaso Campaniforme en la Meseta Norte española. Valladolid: Universidad de Valladolid. 1977.
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(25): La inhumación en fosa del pago de Perro Alto (Fuente Olmedo, Valladolid):
circunstancias del hallazgo”: “Los pormenores del descubrimiento de la tumba campaniforme de Fuente Olmedo aparecen descritos con detalle en la monografía que los profesores Ricardo Martín Valls y Germán Delibes de Castro (1974) (...) Sobre el terreno, y con la ayuda de su descubridor, localizaron una fosa ovalada de 2,90 por 2,40 metros en sus ejes principales y 0,80 de profundidad (...) la docena de armas de cobre (en concreto un puñal de lengüeta y once puntas de jabalina), más el brazal de arquero de arenisca, junto a los brazos y en contacto con las manos; y tres vasijas de barro bellamente decoradas con incisiones”. IDEM cita (23) (sic)
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(26): Hace varios años comuniqué por carta a Joaquín Díaz mi teoría sobre el nombre de Valladolid, considerándolo como un topónimo nacido del bajo latín VALLIS TOLETUM y cuyo significado sería “Valle de la Meseta”. En su contestación, Joaquín Díaz reconocía esta hipótesis etimológica, como una posibilidad plausible. Por su parte, Angel Montenegro Duque en su separata EL ORIGEN CÉLTICO DEL TOPÓNIMO VALLADOLID. UNIVERSIDAD DE VALLADOLID 1946-47 (pags 36 a 46) ; menciona que comúnmente esta palabra se considera nacida desde diversos radicales, entre los que se destacan los árabes. Creyendo que pudo significar “Valle del Olivo” (Vall de Olid; ó Vallis Olivetum) o “Valle del califa Olid”. La teoría de Montenegro Duque es que el sufijo “Tolitum” no sería latino sino celta y se ha de traducir como lugar de aguas, siendo el significado de Vallis Tolitum, “Valle de los manantiales” (Vallis- tol-itum).
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(27): IDEM cita (23) (sic)
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(28): A los interesados en el tema de la escultura celtibérica de verracos y toros, recomendamos leer mi artículo:
PUNTOS GEODÉSICOS Y PIEDRAS MEGALÍTICAS: OMPHALOS Y MARCAS DE ORIENTACIÓN PULSANDO:
Asimismo consultar el de Alicia Cantó:
LA «PIEDRA ESCRITA» DE DIANA, EN CENICIENTOS (MADRID), Y LA FRONTERA
ORIENTAL DE LUSITANIA ALICIA M. CANTO Universidad Autónoma de Madrid// CuPAUAM21,
1994. pp. 271-296
-ADEMÁS, A LOS INTERESADOS EN EL ORIGEN DE LA TAUROMAQUIA Y EL SIGNIFICADO DE LOS TOROS EN LA ANTIGÜEDAD RECOMENDAMOS MIS ARTÍCULOS:
-EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA. Parte cuarta: Sentido del encaste y significado del toro bravo en el Mundo Antiguo (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXXIII). REFLEXIONA SOBRE EL SIGNIFICADO DEL TORO EN LA CULTURA IBÉRICA. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/01/blog-post_20.html
-EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA. Parte quinta: El toro bravo en la Antigüedad; guardián y arma de guerra (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXXIV). NARRA COMO LOS IBEROS USABAN LOS TOROS PARA DEFENDERSE Y EN LA GUERRA, MENCIONANDO TEXTOS HISTÓRICOS QUE RECOGEN ESTE HECHO. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/01/blog-post.html
-EL GUARDIÁN SAGRADO DEL GANADO Y SU TOTEM SALVAJE -capítulo sexto de "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA" (Parte LXXV de "Lo invisible en la mitología": "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. Sobre la permanencia del toro bravo al haberse usado pare la guerra y para evitar los asaltos o robos en el campo y ciudades. EXPONIENDO LA IDEA DE QUE ESTE ES EL ORIGEN DE LAS CORRIDAS, ENCIERROS Y FIESTAS POPULARES http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/blog-post.html
-EL HOMBRE-TORO, BOYERO O MAYORAL, GUARDIÁN DEL REBAÑO -de "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA", capítulo 7º (Parte LXXVI de "Lo invisible en la mitología": "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. CONTINÚA CON LA IDEA ANTERIOR, EXPLICANDO EL ORIGEN DE LA VENERACIÓN DEL MAYORAL Y LA FUNCIÓN DE AQUELLOS PARA DEFENDER REBAÑOS, CIUDADES Y CAMPOS EN LA ANTIGÜEDAD. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/04/blog-post.html
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(29a): SAL Y JEFATURAS, UNA REFLEXIÓN SOBRE EL YACIMIENTO DEL BRONCE ANTIGUO DE SANTIOSTE, EN VILLAFÁFILA (Zamora).
Germán Delibes de Castro // Valladolid 1993 (pags 33 a 46)
(29b): Germán Delibes de Castro LA EXPLOTACIÓN DE LA SAL AL TÉRMINO DE LA EDAD DEL COBRE EN LA MESETA CENTRAL ESPAÑOLA: ¿FUENTE DE RIQUEZA E INSTRUMENTO DE PODER DE LOS JEFES CIEMPOZUELOS?"
VELEIA, 24-25 // pags. 791-811, Año 2007-2008
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(30): IDEM cita (28) citando a:
(Martín Valls y Delibes, 1974)
(García Amilibia y Comelles i Folch, 1987: 285-286; Pozo Villalba, 2005)
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(31): Conocer Valladolid 2014
Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción // Valladolid 2015
El sepulcro megalítico de Los Zumacales, en Simancas (Valladolid) pags. 13 y ss.
MONTSERRAT ALONSO DÍEZ ; GERMÁN DELIBES DE CASTRO y JORGE SANTIAGO PARDO
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(32): IDEM cita (30) ver pag. 28 de esta publicación.
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(33): pag 127 de: “Metalurgia de la edad del bronce en el piedemonte meridional de la cordillera cantábrica (la colección Fontaneda)” Germán Delibes de Castro; J. Fernández Manzano; E. Fontaneda Pérez; S. Rovira LLorens.
JUNTA DE CASTILLA Y LEON; Zamora 1999
COMO ANTES HEMOS MENCIONADO, EL PROFESOR FERNÁNDEZ MANZANO FALLECIÓ TRISTEMENTE EL PASADO DÍA 3 DE AGOSTO, DE 2017.
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(34): Ver: Informe sobre la excavación de urgencia de Valdeprados (Aldea del Rey Niño, Ávila)
Servicio territorial de cultura y turismo de Ávila; 1991
Jorge Gómez y Ma Pilar Sanz
Valdeprados (Aldea del Rey Niño, Avila) un nuevo enterramiento en la submeseta norte // Cuadernos abulenses, ISSN 0213-0475, Nº. 21, 1994, págs. 81-132
Jorge Gómez y Ma Pilar Sanz
-pag 144: La datación del enterramiento por C14, resultó dar una aproximación de 5690 +/- 145; es decir, fechable entre el 3635 a.C. y el 3345 a.C.. Tal es la antigüedad, que supusieron era un error debido a contaminación de los objetos sometidos a C-14. De tal manera y de forma estimada -por comparación con otros objetos y enterramientos semejantes-, finalmente lo fecharon estos autores (Gómez y Sanz) entre el 1900 y el 1700 a.C..
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(35a): IDEM cita (33) pag. 134
Cap. 5 - La evolución de las aleaciones y la metalurgia de taller: (pags 125 y ss)
(35b): IDEM cita (33) pag. 138
(35c): IDEM cita (33) pag. 144
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(36): IDEM cita (1) pag. 291
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(37a): IDEM cita (1) pag. 292
(37b): IDEM cita (1) pag. 294
(37c): IDEM cita (1) pag. 295
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(38): Para todos aquellos interesados en el significado del toro entre los iberos y en el uso de estos en la guerra, recomendamos leer algunos de nuestros artículos dedicados al tema.
PARA LLEGAR HASTA ELLOS, PULSAR EL ENLACE QUE LES ACOMPAÑA (en letra azul):
-EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA. Parte cuarta: Sentido del encaste y significado del toro bravo en el Mundo Antiguo (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXXIII). REFLEXIONA SOBRE EL SIGNIFICADO DEL TORO EN LA CULTURA IBÉRICA. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/01/blog-post_20.html
-EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA. Parte quinta: El toro bravo en la Antigüedad; guardián y arma de guerra (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXXIV). NARRA COMO LOS IBEROS USABAN LOS TOROS PARA DEFENDERSE Y EN LA GUERRA, MENCIONANDO TEXTOS HISTÓRICOS QUE RECOGEN ESTE HECHO. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/01/blog-post.html
-EL GUARDIÁN SAGRADO DEL GANADO Y SU TOTEM SALVAJE -capítulo sexto de "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA" (Parte LXXV de "Lo invisible en la mitología": "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. Sobre la permanencia del toro bravo al haberse usado pare la guerra y para evitar los asaltos o robos en el campo y ciudades. EXPONIENDO LA IDEA DE QUE ESTE ES EL ORIGEN DE LAS CORRIDAS, ENCIERROS Y FIESTAS POPULARES http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/blog-post.html
-EL HOMBRE-TORO, BOYERO O MAYORAL, GUARDIÁN DEL REBAÑO -de "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA", capítulo 7º (Parte LXXVI de "Lo invisible en la mitología": "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. CONTINÚA CON LA IDEA ANTERIOR, EXPLICANDO EL ORIGEN DE LA VENERACIÓN DEL MAYORAL Y LA FUNCIÓN DE AQUELLOS PARA DEFENDER REBAÑOS, CIUDADES Y CAMPOS EN LA ANTIGÜEDAD. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/04/blog-post.html
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(39a): IDEM cita (1) pag. 290
(39b): IDEM cita (1) pag. 291
(39c): IDEM cita (1) pag. 291
(39d): IDEM cita (1) pag. 295
SIC: "Los lugares de aparición son : Cerro de Córdoba (Castro del Río) y Los Castillejos (La Granjuela) en la provincia de Córdoba, y Sierra de San Cristóbal y Pocito Chico (Puerto de Santa María), en la provincia de Cádiz” (...) “La cronología general estimada, sin calibrar, estaría en torno al 1100/1000 a.C. (Martín de la Cruz 2004). Los hallazgos gaditanos revalorizan los antiguos restos de Almuñecar y Vélez Málaga (Rodríguez de Berlanga 1891), en los que la cornalina, el lapislázuli y el ámbar serían productos relacionados con los intercambios de finales del II milenio a. C. y no con la colonización fenicia”.
(39e): IDEM cita (1) pag. 299
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(40): PARA LOS INTERSADOS EN EL TEMA DEL SINIFICADO DEL PECTORAL, RECOMENDAMOS VER:
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XIII: El "collar pectoral" y su significado entre los pueblos: Egipcio-arameos, neohititas y escitas). -SIGNIFICADO RELIGIOSO DEL PECTORAL, EN LAS CULTURAS CONTEMPORÁNEAS AL TESORO DE EL CARAMBOLO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-7-9.html
- INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XIV: El lingote en la Antigüedad; los "piel de buey", el Talento y los orígenes del dinero). -SIGNIFICADO DEL PECTORAL DEL TESORO EN FORMA DE TALENTO LLAMADO KEFTIU-. VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-8-9-9.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XV: El patrón oro y el valor mágico-místico de las joyas en La Antigüedad). -SIGNIFICADO DEL LINGOTE COMO PATRÓN Y MODELO DE VIDA ECONÓMICA, SU RELACIÓN CON EL TESORO Y EL PECTORAL- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-6-7.html
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(40b): SOBRE EL EFOD O PECTORAL DE AARÓN:
Narra el Éxodo (XXVII 30) que ordenó Yahvé a Moisés:
"pondrás en el racional del juicio Urim y Thummim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entrare delante de Jehová: y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová".
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ACERCA DE TODO ELLO DECÍAMOS EN UNO DE NUESTROS CAPÍTULOS:
El broche pectoral de sumo sacerdote judío llamado "placa de las doce gemas" o también "Urim - Tummim" y pectoral del Juicio. En el libro de Éxodo (XVIII, 15 y ss. ) ordena Yahvé los ornamentos y vestimentas del sacerdote, diciendo a Moisés:
"Harás el pectoral del juicio, trabajado artísticamente; como la obra del efod lo harás: De oro, púrpura y violeta (...). Será cuadrado, doble de un palmo de longitud y otro de anchura. Lo rellenarás con una guarnición de pedrería y con cuatro filas de piedras. En la primera fila: Una cornalina un topacio y una esmeralda. En la segunda: Un rubí un zafiro y un jaspe. En la tercera: Un ópalo, un ágata y un amatista. En la última: Un crisólito un "soham" (berilo) y un ónice. Al colocarlas irán engastadas en oro; las piedras corresponderán a los nombres de los hijos de Israel, estarán grabadas como sellos y con su nombre y arreglo a las doce tribus. Fabricarás también sobre el pectoral, cadenetas de oro puro, trenzadas a manera de cordón. También harás sobre el pectoral dos anillos-sellos de oro, poniédolos en los extremos de este. Meterás los dos cordones de oro por los dos anillos, ponìendolos a los extremos del pectoral; ligarás los cabos de los dos cordones a los dos broches y fíjalos así a las hombreras de efod, por su parte delantera. Harás después dos anillos de oro que pondrás en los extremos inferiores del pectoral, sobre el borde interior que mira hacia efod (...). El pectoral se unirá por sus anillos del efod mediante un cordón de púrpura violeta, de suerte que este quede por encima del cíngulo y no pueda desprenderse de él. Así Aarón llevará el nombre del los hijos de Israel grabados en el Pectoral del juicio, sobre su corazón, cuando entre en el santuario y para que sirva en perpetuo recuerdo de Yahve. En el pectoral del Juicio, pondrás el URIM y el TUMMIM, para que estén sobre el corazón de Aarón, al presentarse esta ante Yahvé”

En el texto anterior podemos ver el significado e importancia del pectoral entre los pueblos egipcios y de Oriente Medio a principios del I milenio a.C.. Una relevancia que nace del mismo arte adivinatorio y de la potestad del Sumo Sacerdote de vaticinio, siendo este augurio realizado gracias a la inspiración que esta joya daba. De tal manera narra El Éxodo que dice Yahvé que debe ponerse en este broche del pecho el URIM y el TUMMIM, que en realidad siginifican la dualidad del "si y el no". Ello, porque al parecer en la más remota antigüedad los sacerdotes semitas (y egipcios) llevaban en su pecho unas bolsitas con dos bolitas de piedra, en diferentes colores (comunmente blanca y negra). Al ser preguntados por los fieles sobre algunos temas de los que dudaban, introducían su mano en aquel bolso que colgaba del cuello y sacaban una gema; contestando positiva o negativamente, conforme el color de la bolita que hubiera salido. De ello, el "Tummim-Urim", el "sí y el no", del que ordena Yahvé que solo figure en ese pectoral con el nombre de los hijos de Juda, para ver los designios de Israel a través de las piedras preciosas que repersentaban las doce tribus de su pueblo.
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(41): ACERCA DE TODO ELLO DECÍAMOS EN UNO DE NUESTROS CAPÍTULOS:
En nuestro anterior artículo habíamos analizado los diferentes tipos de embarcaciones mediterráneas, utilizadas durante el II milenio a.C.; centrándonos en un estudio de Marisa Ruiz-Gálvez. Trabajo de enorme interés, donde esta profesora explica minuciosamente los pormenores de las embarcaciones usadas hace unos tres o cuatro mil años. Exponiendo la tipología de las naves del Egeo y de Oriente Medio durante aquel tiempo; pasando posteriormente a comprarlas con las que se han hallado representadas en territorio ibérico. Figuras con naves de las que en nuestras tierras tan solo se conocen algunos petroglifos y bajorrelieves; entre los que destaca el de Auga dos Cebros y los representados en un punto de vigía sobre el Estrecho de Gibraltar, situado en Laja Alta. Grabados sobre paredes o rocas, que hacen concluir a la profesora Ruiz-Gálvez la aparición de gentes venidas desde el Egeo y de zonas de Oriente Medio, en pleno Bronce Final. Unos “visitantes” de las costas atlánticas andaluzas y gallegas, llegados entre los siglos XIII y el XI a.C.. Suponiendo asimismo esta investigadora que en las singladuras desde su tierra de origen, los marineros egeos, levantinos o cretochipriotas; dirigirían aquellas embarcaciones orientándose ya por las estrellas. Con unas técnicas de navegación que les permitiría realizar viajes en alta mar, perdiendo de vista durante días la costa.
Ante la anterior afirmación, donde Ruiz-Gálvez considera que a fines del segundo milenio podían navegar de "altura", guiados a través de los astros; hemos de añadir que para viajar de ese modo tan solo era necesario conocer la altura de las sombras, o bien medir la Estrella Polar. Todo lo que implicaba viajar durante los veranos e ir trazando rutas de Este a Oeste y viceversa; pudiendo llegarse siempre a un destino, si conocíamos a qué altura estaba su sombra máxima o a qué grados se veía desde allí la Polaris. Bastando para encontrarlo poner rumbo hasta ese puerto en el cual la luz solar -o la visión estelar- se situaba en el punto de referencia que nos dijeran (tal como hemos explicado varias veces y repetido en la imagen superior). Siendo así, pondremos el ejemplo de cómo para llegar a Denia, desde Oriente Medio; bastaría saber que la sombra o grados de la Polar en este puerto de Alicante, es de 38,5º en Equinoccios. Consecuentemente, si -por ejemplo- teníamos que arribar a Denia un 10 de junio, calcularíamos las jornadas habidas desde el Equinocccio de primavera, hasta la fecha en que llegábamos a destino (que son 82 días). Posteriormente, multiplicaríamos 82 por 1/4 sumándole un resto de casi del diez por ciento (1/40 diarios -aprox-). El resultado es que la sombra habría avanzado el 10 de junio ya unos 20,5º + 2º (22 grados aproximadamente); por lo que para llegar a Denia habríamos de poner proa a un punto en el que a el Sol en su cenit (o la Estrella Polar, durante la noche) se vieran a unos 50,5º : Los 38,5º iniciales en que se sitúa ese puerto (al comienzo de la primavera o del otoño), más los avanzados durante esos 82 días. Como podemos comprobar, para esta operación no se precisa conocer ni la esfericidad de la Tierra, ni sus grados, ni la medida del arco terrestre. Bastando saber sumar y no necesitándose más que un compás, o bien una cuerda que se extienda desde un mástil, para medir los grados de inclinación en nuestra visión.
Pero, además de este, existía otro modo de viajar con iguales resultados; tanto o más seguro que el de guiarse midiendo la Polar, o el Sol. Es el que en su día denominé "ornitonáutia"; un método de orientarse por medio de la suelta de aves. Diferenciándose -a mi juicio- dos sistemas principales en esa “ornitonáutia”: Primero el realizado con pájaros adiestrados (palomas mensajeras); que una vez lanzadas señalan el punto hacia el que retornan, pudiendo además transportar una pequeña "carta". En segundo término, los pilotos de las naves podrían soltar pichones y otros pájaros que llevasen a bordo, como comida; ya que estos pronto se elevan marcando dónde se halla el horizonte más cercano (o en su lugar, de estar muy lejos la tierra, volverán al barco en espera de huir de este cuando divisen de nuevo un lugar claro hacia el que poder dirigirse). Cuanto expresamos, unido a la facilidad de guiarse siguiendo las sombras, o la Polar; hace evidente que desde los tiempos más remotos pudieron llegar navegando de altura desde Oriente Medio hasta nuestras tierras (con un mínimo conocimiento de los astros o bien sirviéndose de aves y otros animales -como los delfines-). Unos hechos que se demuestran en que desde los tiempos más remotos, egipcios y mesopotamios eran capaces de atravesar el desierto (viajando entre las dunas durante días, cruzando miles de kilómetros con sus caravanas y careciendo por entonces de camellos).
PARA LOS INTERESSADOS EN ESTOS DOS ARTÍCULOS NUESTROS Y EN LA NAVEGACIÓN DURANTE LA ANTIGÜEDAD, VER:
-MARINEROS Y METALURGIOS ENEOLÍTICOS: DE LA RUTA DEL ÁMBAR, A LAS FUENTES DEL ESTAÑO (Capítulo 112 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"):
Comenzamos hablando sobre la metalurgia en la antigüedad y el pecio del Uluburun (barco del 1330 a.C., hallado en las costas a Turquía con toneladas de bronce en lingotes con forma piel de toro). Vemos que había unas rutas comerciales del bronce (durante la Edad de este metal) que fundamentalmente lo distribuían por Egipto, el Egeo, Creta,Chipre y Oriente Medio. Realizamos un estudio sobre las minas de cobre y estaño anteriores a la Edad de Hierro, descubriendo que apenas las hay en el Mediterráneo, ni en Oriente Medio o Egipto. Estando situados en el Occidente de Eupropa (en la cornisa Atlántica) casi todos los yacimientos de casiterita (esencial para fabricar bronce). Asimismo, estas zonas eran también muy ricas en plata y oro, que apenas existía en los lugares donde se desarrollan civilizaciones como la del Nilo, la Eblita o las canaanitas. Pues -aparte aquellas del Atlántico y de Europa central- tan solo había minas importantes en las cercanías de Grecia y en el Danubio; junto a algunas de bronce en el Cáucaso. Siendo así, durante el tercer y segundo milenios a.C. se hacía imprecindible navegar hasta los yacimientos de metal, para tener materias primas del bronce (además de oro y plata). Analizando los barcos de Egipto o de Creta, observamos que pudieron llegar perfectamente hasta el lejano occidente e incluso navegar el Atlántico, pues los faraónicos llegaban a superar los treinta metros de eslora en el 2500 a.C.. Finalmente analizamos las representaciones de naves en la Península Ibérica en la Edad del Bronce; grabados rupestres que contienen naves de tipo egeo. Todo lo que deja manifiesto el antiquísimo contacto entre el oriente y el occidente mediterráneo.
PARA LLEGAR AL ARTÍCULO, PULSAR ENLACE ABAJO:
MARINEROS Y MINEROS: LA PROTOCOLONIZACIÓN (Capítulo 113 de "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"):
Analizamos las formas de navegar en el tercer y segundo milenio a.C., las embarcaciones y las expediciones que ya en el 2500 a.C. Realizaban los egipcios. Los tipos de barcos del Nilo, entre los que destacaba la flota demontables: Naves por piezas que se llevaban hasta el lugar, para ensamblarse y cruzar así ríos o mares, con fines bélicos y comerciales. Finalmente tratamos aceca de los precolonizadores de la Península Ibérica; observando que en el cuarto y quinto milenio a.C. ya se había desarrollado el megalitismo, lo que demuestra que tenían contacto con parte del Mediterráneo (hasta Malta, al menos) y con todo el atlántico europeo, que comparte la civilización de los dólmenes. Una civilización que a mi juicio procedía del mundo ballenero y de las rutas del ámbar, que posteriormente fueron las del oro.
PARA LLEGAR AL ARTÍCULO, PULSAR ENLACE ABAJO:
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(42): PARA LOS INTERESADOS EN EL TEMA DEL ESPARTO Y EL MEGALITISMO, RELACIONADO CON ALBUÑOL, RECOMENDAMOS NUESTROS ARTÍCULOS:
TESORO BALLENERO Y RUTAS DEL ÁMBAR: HIPÓTESIS SOBRE LOS ORÍGENES DEL MEGALITISMO Y SU SECUENCIA EN TARTESSOS (una interpretación de Jonás) -Capítulo 114 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"-:
Continuamos explicando la relación existente entre las rutas del ámbar, las minas más antiguas del oro y plata, con la difusión del megalitismo. Civilización que se expande por el occidente atlántico, partiendo desde el Algarve, Galicia e Irlanda y del quinto al segundo milenioo a.C.. Planteamos que la solución a este enigma de los creadores del dolmenismo y su pervivencia durante casi tresmil quinientos añños, puede estar en ser un peblo ballenero que vivía entre los carámbanos del final de los frios glaciares. Debido a que en el V milenio aún había temperaturas gélidas y el Atlántico estaba pleno de hielos, lo que permitiría navegar o pasar con facilidad el Canal de la Mancha, tanto como cazar sus focas y ballenas, que poblarían por doquier el mar del Occidente europeo. Esta tradición ballenera se mantuvo en el Cantábrico hasta fines del siglo XIX, cuando extinguieron con cazas masivas y sin control, los mamíferos que habitaban en gran número, las aguas del Norte de España, las francesas o las británicas. Tomamos a los fueguinos, como ejemplo del modo de vida que pudieron tener los habitantes del litoral atlántico hace cinco mil años. Debido a que entre los moradores de Tierra de Fuego y el Estrecho de Magallanes, había tribus balleneras nomádas, que vivían en canoas y se dedicaban a la pesca (varando cetáceos, para alimentarse de ellos). Casi no necesitaban cubrirse y lo hacían con pieles (para que la ropa no se helase); no sufrían fríos habida cuenta su dieta a base de grasas de ballena y de foca. Pudiendo llegar a pensar que así vivieron los habitantes de las costas gallegas, las de Portugal, el Cantábrico, Francia, islas británicas y etc. De forma nómada, marchando en invierno al sur y viajando al norte en verano, llevando oro y ámbar en sus cambios de lugar. Mientras los sedentarios del interior pudieron desarrollar los edificios megalíticos por dos motivos: Primero, para guiarse (en mar y tierra) con las sombras de cromlechs y menhires. El segundo con fines de civilización y enterramiento -en dolmenes- en una técnica constructiva lograda gracias a las necesidades de arrastre y captura de las ballenas (que pesan más que aquellas grandes losas de piedra con las que levantaron sus megalitos). Finalmente hablamos de nuevo acerca de Jonás y su marcha a Tartessos (Tarshis bíblica) que se pudo relacionar con la visita a lugares balleneros, donde los peces eran de enorme tamaño (capaces de tragar un hombre).
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- LOS PRIMITIVOS MORADORES DEL "FIN DEL MUNDO" -en Chile- COMO HIPÓTESIS ARQUEOLÓGICA PARA LA COMPRENSIÓN DEL MEGALITISMO EN EUROPA (Capítulo 115 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo". Este artículo es la continuación del anterior. Seguimos sobre la la hipótesis del significado de los megalitos y de la vida durante esta etapa europea, comparándola con las culturas antiguas de Chile (los fueguinos y los rapa-nui). Finalmente comprendemos el modo en que nació la cultura dolménica que precedió a la de El Bronce, germen de la tartessia.
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(43): RECOMENDAMOS VER:
MARINEROS Y MINEROS: LA PROTOCOLONIZACIÓN (Capítulo 113 de "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"):
Analizamos las formas de navegar en el tercer y segundo milenio a.C., las embarcaciones y las expediciones que ya en el 2500 a.C. Realizaban los egipcios. Los tipos de barcos del Nilo, entre los que destacaba la flota demontables: Naves por piezas que se llevaban hasta el lugar, para ensamblarse y cruzar así ríos o mares, con fines bélicos y comerciales. Finalmente tratamos aceca de los precolonizadores de la Península Ibérica; observando que en el cuarto y quinto milenio a.C. ya se había desarrollado el megalitismo, lo que demuestra que tenían contacto con parte del Mediterráneo (hasta Malta, al menos) y con todo el atlántico europeo, que comparte la civilización de los dólmenes. Una civilización que a mi juicio procedía del mundo ballenero y de las rutas del ámbar, que posteriormente fueron las del oro.
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- TESORO BALLENERO Y RUTAS DEL ÁMBAR: HIPÓTESIS SOBRE LOS ORÍGENES DEL MEGALITISMO Y SU SECUENCIA EN TARTESSOS (una interpretación de Jonás) -Capítulo 114 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"-:
Continuamos explicando la relación existente entre las rutas del ámbar, las minas más antiguas del oro y plata, con la difusión del megalitismo. Civilización que se expande por el occidente atlántico, partiendo desde el Algarve, Galicia e Irlanda y del quinto al segundo milenioo a.C.. Planteamos que la solución a este enigma de los creadores del dolmenismo y su pervivencia durante casi tresmil quinientos añños, puede estar en ser un peblo ballenero que vivía entre los carámbanos del final de los frios glaciares. Debido a que en el V milenio aún había temperaturas gélidas y el Atlántico estaba pleno de hielos, lo que permitiría navegar o pasar con facilidad el Canal de la Mancha, tanto como cazar sus focas y ballenas, que poblarían por doquier el mar del Occidente europeo. Esta tradición ballenera se mantuvo en el Cantábrico hasta fines del siglo XIX, cuando extinguieron con cazas masivas y sin control, los mamíferos que habitaban en gran número, las aguas del Norte de España, las francesas o las británicas. Tomamos a los fueguinos, como ejemplo del modo de vida que pudieron tener los habitantes del litoral atlántico hace cinco mil años. Debido a que entre los moradores de Tierra de Fuego y el Estrecho de Magallanes, había tribus balleneras nomádas, que vivían en canoas y se dedicaban a la pesca (varando cetáceos, para alimentarse de ellos). Casi no necesitaban cubrirse y lo hacían con pieles (para que la ropa no se helase); no sufrían fríos habida cuenta su dieta a base de grasas de ballena y de foca. Pudiendo llegar a pensar que así vivieron los habitantes de las costas gallegas, las de Portugal, el Cantábrico, Francia, islas británicas y etc. De forma nómada, marchando en invierno al sur y viajando al norte en verano, llevando oro y ámbar en sus cambios de lugar. Mientras los sedentarios del interior pudieron desarrollar los edificios megalíticos por dos motivos: Primero, para guiarse (en mar y tierra) con las sombras de cromlechs y menhires. El segundo con fines de civilización y enterramiento -en dolmenes- en una técnica constructiva lograda gracias a las necesidades de arrastre y captura de las ballenas (que pesan más que aquellas grandes losas de piedra con las que levantaron sus megalitos). Finalmente hablamos de nuevo acerca de Jonás y su marcha a Tartessos (Tarshis bíblica) que se pudo relacionar con la visita a lugares balleneros, donde los peces eran de enorme tamaño (capaces de tragar un hombre).
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- LOS PRIMITIVOS MORADORES DEL "FIN DEL MUNDO" -en Chile- COMO HIPÓTESIS ARQUEOLÓGICA PARA LA COMPRENSIÓN DEL MEGALITISMO EN EUROPA (Capítulo 115 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo". Este artículo es la continuación del anterior. Seguimos sobre la la hipótesis del significado de los megalitos y de la vida durante esta etapa europea, comparándola con las culturas antiguas de Chile (los fueguinos y los rapa-nui). Finalmente comprendemos el modo en que nació la cultura dolménica que precedió a la de El Bronca, germen de la tartessia.
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(44): The Copper Age Settlement of Valencina de la Concepción (Seville, Spain): Demography, Metallurgy and Spatial Organization // Manuel Eleazar Costa Caramé; Marta Díaz-ZoritaBonilla; Leonardo García Sanjuán; David W. Wheatley
TRABAJOS DE PREHISTORIA 67, N.º 1, enero-junio 2010, pp. 85-117.
Gráfico pag.87


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